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The Guardian en español

Médicos japoneses proponen subir la “desfasada” edad de jubilación a los 75

El emperador Akihito de Japón desencadenó un debate nacional sobre la edad el año pasado al anunciar su deseo de abdicar.

Daniel Hurst

Tokio —

Los médicos tienen una idea nueva para ayudar a Japón a seguir el ritmo al rápido envejecimiento de su población: aumentar la definición de personas de la tercera edad a aquellos a partir de 75 años.

Uno de los máximos defensores de esta propuesta afirma que la barrera comúnmente aceptada de los 65 años está “terriblemente desfasada” y hay que aumentarla teniendo en cuenta la mayor esperanza de vida y las actitudes sociales cambiantes respecto al envejecimiento.

El doctor Yasuyoshi Ouchi, exdirector de la Sociedad Geriátrica de Japón, afirma que la propuesta no pretende servir de tapadera política para aumentar la edad de jubilación. En este sentido, la gente cercana a los 70 años debería tener mayor flexibilidad para continuar trabajando o, en su lugar, hacer labores voluntarias para grupos de la comunidad, si así lo desean.

“A aquellos que sienten que todavía están en condiciones de trabajar cuando cumplen 60 o 65 años se les obliga a jubilarse y eso significa que personas que solían ayudar a otras se convierten, en su lugar, en aquellos que necesitan ayuda de otros”, ha explicado este martes Ouchi en un acto en el Centro de Prensa Extranjera de Japón. “Creemos que este tipo de trato está muy desfasado”, ha añadido.

Bajo las propuestas avanzadas este martes por un comité conjunto de la Sociedad Gerontológica de Japón y la Sociedad Geriátrica de Japón, la gente entre 65 y 74 años se incluiría en un grupo denominado edad 'prevejez' y aquellos mayores de 75 años se considerarían personas en la vejez. Por último, los mayores de 90 entrarían dentro del grupo “supermayores”.

Japón se ha enfrentado durante mucho tiempo a los retos demográficos, dado que la gente mayor cada vez representa una proporción más importante de una población en declive. Se prevé que la proporción de personas mayores de 65 años pase de un 27% a un 38% en 2065.

Esto presenta retos presupuestarios, ya que un número menguante de contribuyentes en edad laboral tendrá que sostener mayores exigencias en sanidad y servicios de atención. En 2015, un jubilado estaba respaldado por una media de 2,3 trabajadores, pero este ratio pasará a 1,3 trabajadores en 2065, de acuerdo con datos oficiales.

Ancianos cada vez más jóvenes

Ouchi, director del hospital Toranomon de Tokio, afirma que el envejecimiento de la población a menudo se describe como algo negativo, pero él ve un futuro vibrante en el que la gente mayor se vea animada a contribuir a la sociedad si todavía tiene el deseo y la capacidad de hacerlo.

El director del hospital hace referencia a un sondeo oficial en el que solo el 5% de los encuestados considera mayor a una persona de 65 años. También menciona indicios de un “rejuvenecimiento” en la salud de las personas mayores en Japón en las últimas décadas.

Por ejemplo, aunque el riesgo de infarto aumenta a medida que la gente se hace mayor, se ha producido una reducción generalizada de este tipo de casos en las personas de entre 65 y 79 años entre 1995 y 2010. Otro estudio revela un aumento de la velocidad a la que caminan las personas mayores y un aumento en la fuerza de agarre entre los años 1992 y 2002, con este fenómeno más pronunciado entre las mujeres.

“Creemos que la marca de los 75 años es bastante apropiada porque desde la experiencia clínica podemos ver que a los 75 años normalmente se produce un punto de inflexión”, explica Ouchi, añadiendo que se tienen que respetar las diferencias individuales y la diversidad.

Uno de los principales defensores del envejecimiento positivo, Shigeaki Hinohara, murió este martes con 105 años. El presidente honorífico del Hospital Internacional de San Lucas, en Tokio, continuó practicando la medicina después de cumplir los 100.

Hinohara fue un orador prolífico que a menudo pedía a la gente mayor mantener una vida social activa y tomar el control de su destino. Estaba entre las 65.692 personas centenarias viviendo en Japón el año pasado, un número récord.

Se prevé que la población de Japón caiga de 127 millones en 2015 a 88 millones para 2065, pero probablemente la porción de gente mayor de 65 años aumente de los 34 millones actuales a un pico de 39 millones para 2040, antes de volver a caer a los 34 millones en 2065.

Las proyecciones del Instituto Nacional de Investigación de Población y Seguridad Social asumen índices “medios” de fertilidad y mortalidad, con la esperanza de vida de los hombres en 84,95 años y la de las mujeres en 91,35 años.

Problemas de envejecimiento

Aunque la mayor esperanza de vida es algo positivo, los servicios sanitarios han notado un incremento en el número de gente con demencia. El ministro de Sanidad de Japón pronostica que alrededor de siete millones —o el 20% de los mayores de 65— sufrirán esta enfermedad en 2025, según ha informado Kyodo News.

También ha habido preocupaciones sobre el aumento en el número de accidentes de tráfico de personas mayores, lo que ha desencadenado una serie de ideas creativas para encontrar soluciones. Bajo un programa puesto en marcha el año pasado en la prefectura de Aichi, en el centro de Japón, a los conductores de tercera edad que renuncian a sus licencias se les conceden descuentos en ramen noodles en 176 restaurantes.

El emperador Akihito, de 83 años, provocó un debate el año pasado sobre la tercera edad al anunciar su deseo de abdicar, pensando que le sería difícil continuar con sus obligaciones oficiales. El mes pasado, el Parlamento aprobó una legislación excepcional que le permitiría convertirse en el primer emperador en dimitir en más de 200 años.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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