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The Guardian en español

Si reaccionamos exageradamente al ataque en París, el terrorismo “no acabará nunca”

Un policía muere en un tiroteo en los Campos Elíseos de París

Simon Jenkins

Esto no acaba nunca”, dijo Donald Trump, refiriéndose al tiroteo en París. Y tiene razón, pero no en el sentido que él cree. Lo que no acaba nunca es la prisa que se dan algunos políticos para publicitar, magnificar y promocionar incidentes terroristas. Una vez más, los idiotas funcionales al Estado Islámico convierten un crimen violento en una calle de París en un evento global. Los ministros franceses ya se están escondiendo en sus búnkers. Los candidatos presidenciales cancelan sus campañas. La única respuesta sensata fue la de una mujer que salió a correr temprano por los Campos Elíseos, como siempre. Cuando le preguntaron cómo podía estar allí, contestó: “¿Por qué no? Hay que seguir adelante con normalidad”.

¡Pues ojalá fuera así! Podemos pensar que la intención del atacante ahora muerto era desviar la agenda política justo antes de la primera vuelta de las elecciones generales. Si era listo, debía esperar aumentar las posibilidades de la candidata de derecha Marine Le Pen, y así generar por reacción más activismo en la comunidad musulmana. Le habrá entusiasmado el nivel de difusión mundial que tuvo el ataque a un policía en Londres el mes pasado. Según cómo reaccionemos y qué difusión demos a este episodio, crecerá o no el riesgo de que sucedan actos similares que busquen alterar las próximas elecciones del Reino Unido.

Debemos tener cuidado en cómo describimos el estado mental de los terroristas suicidas, pero está claro que no sirve la disuasión ni la respuesta armada. La única forma constructiva de contenerlos es con trabajo de inteligencia previa en las comunidades y células en las que operan, aunque a veces su naturaleza solitaria hace difícil esta tarea. Respecto del muro horrible, y desde luego inútil, que están levantando en el West End de Londres, lo único que hace es proyectar la idea de una ciudad que tiembla mientras se rinde. Hace que las declaraciones de Theresa May de que “no tenemos miedo” parezcan una broma.

Una vez más debemos comprender que el terrorismo no es una ideología, no es una guerra, y desde luego no es una nación. Es un arma que se utiliza en un conflicto, un método de expresar un argumento político. De esta forma, se compone en un 10% del crimen, otro 10% son las noticias sobre ese crimen y un 80% son las exageraciones que hacen los medios de comunicación y los políticos sobre las “causas” del crimen. El premio que reciben los fanáticos es una fama mundial que hoy trasciende todo sentido y toda razón. No existe ninguna acción defensiva real contra el terrorista, excepto negarle ese 80% de fama.

Si reaccionamos exageradamente al tiroteo en París, lo que lograremos es que las próximas elecciones británicas se conviertan en un infierno colapsado de seguridad. Y así sí podemos estar seguros de que el terrorismo “no acabará nunca”.

Traducido por Lucía Balducci

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