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Madrid Nuevo Norte, una oportunidad para cambiar la movilidad

Vista general del Distrito Castellana Norte /DCN.

Alberto Oliver

Diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid —

Pontevedra es una ciudad que en menos de 15 años ha conseguido que el 70% de los desplazamientos se hagan a pie o en bicicleta. En 1999 empezaron con una filosofía de la que Madrid tiene aún mucho que aprender: diseñar y actuar en las ciudades para las personas y no para los coches. Al principio, muchas de las medidas fueron contestadas pero, al igual que en Londres, los mismos que se oponían en un principio a la recuperación de espacios para los ciudadanos son ahora sus más firmes defensores.

En los últimos 30 años, la Comunidad de Madrid ha descuidado el modelo de movilidad y apostado de manera inequívoca por el vehículo privado. Los datos en este sentido son incontestables, tanto de evolución de la motorización (pasando de 42% al 70,1% desde el año 81) como del uso del transporte privado (que pasa del 31% a casi el 60% en el mismo periodo). 

El Paseo de la Castellana vertebra la ciudad de norte a sur siendo, quizás, la arteria más importante de la ciudad. A día de hoy, en el entorno de la misma se concentran más de 240.000 empleos a lo largo de todo su eje y se generan aproximadamente unos 575.000 viajes diarios. 

Tras el acuerdo de las diferentes administraciones sobre el proyecto que definirá la extensión norte de Madrid, se estima que en los nuevos desarrollos se podrán albergar unos 125.000 empleos más, incrementando notablemente el número de viajes en la zona de Chamartín ya de por sí muy concurrida. El desarrollo urbanístico de Madrid Nuevo Norte tiene muchos riesgos pero también muchas oportunidades.

El riesgo más evidente es que el diseño de transporte público no sea lo suficientemente atractivo como para que la gente prefiera ir en sus vehículos, ya que ninguna infraestructura que pudiéramos imaginar admitiría un incremento de más del 50% en el número de viajes actuales.

Entre las oportunidades, que iremos viendo según avance el plan, destacaría tres: la primera es que por fin la movilidad es una prioridad fundamental del proyecto en el que, además, una parte de las plusvalías esperadas serán destinadas al pago de las infraestructuras diseñadas ex-ante. La segunda es que el barrio de Fuencarral, que ha tenido un crecimiento exponencial durante la última década, va a poder integrarse adecuadamente en la ciudad y por último puede, con una adecuada planificación y mejora de nuestros transportes públicos mejorar la saturada circulación en el nudo de Manoteras.

Como parece evidente, la percepción que muchos tenemos respecto a la movilidad ha ido variando en estos últimos años con los efectos de la contaminación, los atascos y una nueva generación más concienciada con el medio ambiente, pero estamos aún muy lejos de lo que podríamos considerar el óptimo en movilidad.

La Comunidad de Madrid y el Consorcio Regional de Transportes tienen un papel fundamental en este nuevo desarrollo y es vital que desde el Gobierno se tome con la seriedad correspondiente para asumir los retos que vienen, ya que debemos lograr que nuestro transporte público sea tan eficiente que coger el coche nos parezca de otra época. 

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