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¿Podemos? ¡No! ¡Debemos!

Ramón Luque

Miembro de la Comisión Nacional de EUiA —

Me dirijo de nuevo a la gente de IU, pero hoy no sólo a ella. Para hablar de lo que ya es noticia: de repetirse las elecciones, ¿es posible lograr una confluencia entre Podemos/IU/Confluencias? Respondo directamente: no es que nos debamos interrogar sobre si podemos, se trata más bien de responder si debemos.

Afortunadamente el debate ha comenzado y ya no va a parar. Así, algunos hemos quedado liberados del estigma podemita, por tan sólo plantear debates. Ya todo el mundo habla de lo muy necesario desde hace tiempo. Aún veréis conversos en fase delirante…Bien está, pues soy de los que cree que, en política, lo importante es que pase el balón. Y hay que decir que se ha empezado bien: se acepta que hay que hay que hablar sí o sí .Y se constata que los parámetros de acuerdo van a ser otros que en ocasión del 20-D. Se trata pues de no repetir frustraciones y que siga primando el sentido común.

¿Por qué debemos, confluir entonces? Sería suficiente con afirmar con más énfasis y con mucha más rabia también, porque los sufrimientos de nuestra gente no han cesado: la angustia de cada día de los sin trabajo continúa; las necesidades perentorias de los desahuciados siguen siendo las mismas, la corrupción es ya el sistema, las leyes mordaza siguen vigentes, la 'troika' nos espera con más austericidio…En definitiva la crisis económica, social, democrática e institucional sigue ahí. El nuevo país está por alumbrar y urge ponerse a la tarea.

Pero creo que también debemos porque las cosas desde el 20-D han cambiado y no poco. Veamos:

El 20-D habló claro, ya es una realidad que estamos en un nuevo sistema político, fin del bipartidismo, un PSOE en horas bajas, fuerzas alternativas con 5 millones de votos. IU con un millón de votos, pero sólo 2 diputados…Un PP que ya no superará los 7 millones de sufragios.

En estos 4 meses, los poderes fácticos han logrado frenar el acuerdo político, programático y de gobierno del cambio. En esa tarea ha resultado decisivo Ciudadanos que ha secuestrado literalmente al PSOE. Y Pedro Sánchez, ha sido secuestrado doblemente: fuera, pero también dentro. Elaboró una estrategia de desgaste sobre una base errónea y se equivocó de plano: ni Podemos sería como una IU dócil, ni ésta  IU es ya la que soñaron siempre los socialistas. Muy fundamental ha resultado que no han entendido que no iba a ser posible domesticar a Podemos, con cualquier operación de presión mediático-social o de miedo escénico a aparecer como culpables de la repetición de elecciones. Olvidaron que Podemos tiene recursos y que vino a patear el tablero. No han entendido nada. Ni han sabido respetar a 6 millones de votantes. Nunca creyeron ni exploraron el acuerdo progresista a 4, ni el gobierno del cambio. Quisieron utilizar a Alberto Garzón y menospreciaron a Pablo Iglesias. Una y otra cosa se pagan.

Nos hemos quedado sin gobierno de cambio, cierto, pero tampoco han logrado imponer el llamado 'gobierno transversal' y nos encaminamos a nuevas elecciones. Porque las necesidades son las mismas. Pero además porque no es sólo el contexto político el que ha cambiado en estos 4 meses. Han pasado cosas en IU, en Podemos y en las confluencias, que nos remiten a una nueva y, quizás, última oportunidad.

Alberto Garzón es hoy más fuerte en IU que en aquellos aciagos días de septiembre de 2015. IU misma, con sus actuales perspectivas electorales, puede abordar el debate de manera más laica y serena. No es poco en nuestra casa. Pablo iglesias que siempre ha sido 'el jefe', como gusta llamarle Pablo Echenique, también puede abordar el debate con más capacidad de consensos en Podemos. Las confluencias van a dejar de ser actores pasivos y creo que esta vez van a empujar en positivo. Harán bien. Se añaden nuevos actores en Baleares, se desbloquean vetos en otras CCAA.

Así que, las condiciones, también subjetivas, están creadas: podemos abordar la conformación de una plataforma electoral que sea mucho más (siendo esto muy trascendente) que un acuerdo Podemos/IU.

Y aún, en mi opinión, ni siquiera aquí creo que reside lo fundamental. Lo decisivo es que debemos, porque esa plataforma se situaría en el vértice mismo de la quiebra de una gran operación que nos preparan: la gran coalición a la española (que quiere decir con especificidades) después del 26 J. Sólo acumulando fuerzas vamos a derrotar al régimen del 78 que aún anda vivo. La ciudadanía, siempre más inteligente e intuitiva de lo que creemos los políticos, lo apunta en los estudios demoscópicos recientes: ha cambiado y mucho el interés ciudadano por la cuestión, la percepción de la militancia y la de los de los propios votantes.

Sólo hay que oír el pálpito de la calle. Pero para quien dude, puede consultar el estudio de Metroscopia sobre la cuestión, dirigido a los votantes de IU y Podemos, están por la labor de manera clara. Lo mismo sucede con las potencialidades de una plataforma así concebida, en traducción en votos y, sobre todo en escaños. No conozco a ningún especialista que en estos días, no me haya admitido de plano esta cuestión. Sólo una plataforma así frenará en nuestro sistema electoral provincial, particularmente en circunscripciones provinciales medias y grandes el crecimiento de CS y consecuentemente, la mayoría final PP/CS. En dos meses mandaríamos al PP a la refundación desde la oposición y a Rajoy y sus corruptos al trastero de la historia.

Para los que quieren ponerle lastre desde la derecha a esa ventana de oportunidad, fijan alguna esperanza en la supuesta mala valoración del liderazgo de Pablo Iglesias. Recomiendo al respecto, el estudio riguroso del profesor Lluis Orriols en el diario.es. Deberían ser prudentes al respecto. Por no decir del potencial que añade, de otra parte, la excelente valoración hoy de Alberto Garzón en una verdadera penetración transversal en electorado muy diverso, incluido (para mi muy significativamente) el de Podemos. Lo que es natural, dado que le ven ya como uno de los suyos. Y qué decir de Ada Colau…

¡Así que debemos! Porque la alternativa a esa esperanza, sería un profundo desencanto social. En efecto, si a una cierta decepción por la no concreción del gobierno de cambio, sumamos una segunda frustración de un acuerdo Podemos/Confluencias/IU en una eventual contienda el 26 J, con todo lo que la gente sabe que está en juego, no será nada fácil generar ilusión alguna. Atención: tampoco IU recogerá sino las migajas de esa  tremenda desilusión.

Nos debemos un acuerdo porque nos debemos a la gente. Hay que levantar un proyecto de ilusión y tenemos apenas unas semanas. Hay que culminar la épica que inició el 15M. Y hemos de salir a ganar el 26J. Sí, a ganar a Rajoy. Pedro Sánchez ya no es adversario. Yo sé, pero Iñigo Errejón, Pablo o Alberto mucho más que yo, que para salir a ganar no puedes sino con la fuerza que da un profundo anhelo de cambio, una potencia de ilusión, una suma de energías, un crisol de personas y de proyectos. Estos días se están creando las condiciones, de nuevo, para la remontada, ahora ya hacia la victoria. Aprovechémoslas.

No nos despistemos, los poderosos no temían al 26J: apostaban por el desaliento y, con ello, por liquidar la alternativa o cuando menos ponerla en crisis. En sus planes no contaban con la posibilidad de que las confluencias pudieran seguir creciendo. Como cuando intentaron cargarse la IU alternativa, hoy para mí existe un plan: van a cargarse a Podemos y las confluencias y lo que representan.  Y lo van a hacer en una triple operación de desmontar a Podemos muy visible en estas últimas semanas: azuzando su división interna, inventando falsas corrupciones para recrear un imaginario de que no escapan  a la misma y , fundamental, laminando el liderazgo y la valoración de Pablo Iglesias que, saben, opera en lo  electoral, a medio y largo plazo. Y no van a escatimar esfuerzos ni recursos…

Hay quien puede pensar que eso no le incumbe. Que es un asunto de Podemos. Se equivoca. Cuando la IU de la transformación entró en crisis, pasaron decenios hasta que algo de ese orden levantó cabeza en este país. Mientras tanto, nos ahogó el bipartidismo. Hacer frente a esa batalla va con todos los que tengan un interés en la transformación de la política y de la sociedad. Responder sí, pero hay que hacerlo desde la inteligencia política. Donde más les duele Por eso también debemos: es nuestra respuesta contundente a una operación de envergadura contra la mayoría social y las esperanzas decasmbio de las mismas

He indicado anteriormente que la gente lo quiere, que la militancia no pone obstáculos insalvables, que la ley electoral nos primará en vez de castigarnos, que podemos ser, como indican los micro datos del CIS, primera fuerza electoral en sectores muy transversales y muy fundamentales en la movilización electoral. Todo eso es cierto sí, pero a condición de que esa posibilidad, esa esperanza, se concrete, se haga realidad. Al fin y al cabo se trata de levantar una Plataforma por el cambio de país, que ya hemos defendido en estas semanas, como una parte esencial del gobierno que no ha sido posible. Y ahí no puede sobrar ahora nadie. Al contrario: aprovechemos la ocasión para abrir de par en par el proceso a la participación de la ciudadanía más allá de las fronteras partidarias: confluyamos con el pueblo.

No soy ingenuo. Se de las dificultades. Debemos precisar bien el diagnóstico del país y el horizonte de los próximos años, porque después del 26J tendremos que asumir responsabilidades y no menores. Creo que es posible acordar un programa serio, honesto y coherente (y eso esta vez tiene mucha importancia). Hagamos de las listas no una dificultad más, sino una oportunidad para situar a lo mejor de esa amplia confluencia en las mismas. Y si es necesario démosle la voz, finalmente, a afiliados y simpatizantes. Que sean ellos quienes nos catapulten.

Y finalmente. Debemos porque nuestros combates sabemos que van más allá de nuestras fronteras, que ya son europeos. Que allí se libra la verdadera batalla. Hay que mandar una señal a Europa desde España, sí. Como en su día hicimos desde las plazas del 15M, desde las marchas de la dignidad y las mareas. Grecia no podía y no puede liderar cambios continentales de calado. La energía puede venir del sur. Se lo debemos al movimiento Nuit Debout que lo espera y pregona desde las plazas de Francia. Y a la izquierda francesa, que se enfrenta, esta vez codo con codo con los jóvenes,  a la reforma laboral de los socialistas caducos. Se lo debemos a la izquierda portuguesa que precisa de aliados. Necesitamos insuflar fuerzas a Jeremy Corbin… Vamos a aceptar ese reto: vamos a hacer del 26J un nuevo

paradigma político, a dar una perspectiva política europea a la lucha contra la 'troika' y el austericidio y a poner freno a la liquidación de la Europa de las libertades, de los pueblos, abierta y solidaria.

Así que si debemos, hemos de poder.

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