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Toda la magia de la vieja Atenas a los pies de la Acrópolis

Calles cuajadas de flores en el barrio ateniense de Plaka. TURISMO DE GRECIA

A los pies de la Acrópolis, las casitas se pegan a las laderas formando un pequeño homenaje a las islas. Casitas blancas de uno o dos pisos que se agrupan en pequeñas manzanas en las que todo está o muy arriba o muy abajo. Las iglesias de Georgios y Nikolaos también siguen el mismo esquema de pequeñez y sencillez. Dicen que el lugar fue creado por los albañiles de la isla de Anafis que llegaron a Atenas en el siglo XIX para trabajar en la construcción del palacio que el Rey Otón de Grecia se hizo construir al llegar al trono en 1832. El primer rey de la Grecia moderna quiso dar un toque auténtico a su casa y se trajo a un par de cientos de isleños que, muy pronto, empezaron a echar de menos los pueblecitos de su isla paradisiaca.

Y por eso ocuparon lo que, en un principio, era un erial empinado junto a los primeros muros de la Acrópolis. Y crearon una pequeña Anafis en plena capital. El barrio de Anafiotika es sólo el remate surrealista a las cuestas que, desde la Plaza de Syntagma, suben hasta la antigua ciudad sagrada de los griegos. Una zona popular y populosa que quedó a salvo de la transformación que sufrió la capital griega durante la segunda mitad del XIX y el XX. Antaño lugar marginal, hoy meca para los viajeros que buscan la esencia primigenia de esta ciudad milenaria (descargar guía oficial) y las mejores tabernas atenienses.

Plaka es mucho más que un barrio. Sólo para comenzar hay que decir que esta red de callejuelas, placitas y escaleras es uno de los pocos lugares de la metrópolis ateniense en la que uno puede escapar del caos de tráfico reinante en las zonas más modernas de la ciudad. Remanso de paz situado junto a algunos de los restos más señeros de la ciudad clásica y punto de referencia para las compras y la gastronomía local. Un laberinto que conviene visitar despacio y dejándose llevar por la intuición. Entre Syntagma y los muros de la Acrópolis apenas median setecientos metros a pie; la otra medida a tener en cuenta es la longitud de la Calle Ermou hasta Monastirakis: otros 600. Estamos, pues, ante un cuadrado casi perfecto en el que se concentran un buen número de lugares interesantes que bien merecen una jornada de exploración detenida y pausada.

Y nada mejor que empezar por Ermou, una de las vías comerciales más importantes de la ciudad. Las primeras fotos del paseo tendrán como protagonista a la preciosa Iglesia ortodoxa de Panaghia Kapnikarea (Dirección: Ermou esquina Kapnikareas; Tel: (+30) 21 0322 4462). Construida en el siglo XI, es una de las joyas del arte bizantino de la ciudad que, aparte de su coqueto exterior, guarda preciosos mosaicos y pinturas murales en su interior.

Es la primera de las grandes sorpresas del barrio. Al contrario que otras zonas de Atenas, Plaka se libró de los edificios horrorosos que, en las últimas décadas, han proliferado allá y acullá; aquí pervive la Atenas histórica y otomana; la Atenas romana y la clásica; la Atenas bizantina y la del siglo XIX. Por eso no es extraño encontrarse con restos de la antigüedad clásica compartiendo espacio con hermosos palacetes decimonónicos. O sorpresas como la propia Panaghia Kapnikarea que, pese a ser un edificio pequeño y sencillo, eclipsa totalmente a la mismísima Catedral de Metropolis (Dirección: Plaza de Metrópolis), distante apenas un par de calles. Porque lo realmente bello en Plaka es lo pequeño con salvedades dignísimas como el Ágora Romano (Dirección: Plaza del Ágora Romano; Horario: LD 8.00 – 15.00). A los pies de la Acrópolis, los romanos montaron su propio foro para recordarle a los atenienses que eso de la gloria es algo pasajero y que las ciudades son proclives a cambiar de dueños cuando median las muchas fuerzas del enemigo o las pocas propias.

El viajero inquieto caminará por las ruinas y encontrará la mejor muestra de esto que decimos, ya que junto al Templo de las vestales, la Biblioteca de Adriano o el magnífico Horologio de Cireste, un reloj de sol construido en el siglo I, se levanta la Mezquita de Fethiye, que fue construida por los otomanos (siglo XV) sobre las piedras de una antigua iglesia paleocristiana; a dos pasos se encuentran los antiguos Baños del Viento (Dirección: C/Kyristou, 8), hamman turco del siglo XVIII y sólo un par de calles más allá una antigua Madrassa Islámica (Dirección: Aiolou esquina Pelopida). El Museo de la Universidad de Atenas (Dirección: C/Tholou, 5; Tel: (+30) 210 324 086) es una forma más que interesante para acercarse a la historia del lugar y de la propia academia griega desde los tiempos de Sócrates a la par que una inmejorable atalaya desde la que ver el barrio. Y, para colmo, el edificio es impresionante.

Pero volvamos atrás en el tiempo. Los restos de la Atenas clásica se desparraman. Quizás el más importante, y que data de los tiempos de gloria de la capital griega, es la Linterna de Lisícrates (Dirección: Plaza Lysikratous), un monumento erigido por el músico Lisícrates para conmemorarse a sí mismo tras ganar un premio teatral en el 335 AC. Desde esta plaza recoleta, uno de los espacios más bellos de la antigua ciudad, se puede ver, calle abajo, la Puerta de Adriano (Dirección: Avda. Leoforos Vasilissis Amalias), otra muestra de vanidad humana que, esta vez, conmemora la visita a la ciudad del inmortal emperador romano en el año 134 de nuestra era. Y más allá el impresionante Templo de Zeus Olímpico u Olimpeion (Dirección: Avda. Leoforos Vassilissis Olgas, sn; Tel: (+30) 210 922 6330; Horario: LD 8.00 – 20.00).

Pero volvamos a Plaka. Después de la división del Imperio Romano en dos, allá por el 395, Atenas quedó ligada al Imperio de Oriente, con capital en la vecina Constantinopla (Ver guía completa de Estambul). Durante más de 1.000 años, la capital griega fue parte del imperio bizantino que también dejó sus rastros en Plaka. Ya hemos hablado, con anterioridad de esa joya que es Panaghia Kapnikarea. Y en la parte alta del barrio, a tiro de piedra de los muros de la Acrópolis se apelotonan pequeñas iglesias de época bizantina como Ayios Nikolaos (Dirección: C/Ravanga); Ayios Ioannis Theologos (Dirección: Erotokritou); Metochi Panyiou Tafou (Dirección: C/ Erechtheos) o la Panaia Chryssokastriotissa (en el corazón de Anafiotika). Y después están las callejuelas; las casas pintadas de colores, las escaleras que desembocan en placitas encantadoras y los paseos.

Museos en Plaka

Museos en PlakaMuseo Kanellopoulos (Dirección: C/ Theorias, 12; Horario: MD 8.30 – 15.00) Este palacete alberga una de las mayores colecciones arqueológicas de la ciudad. Más de 6.000 piezas que recorren un periodo que se inicia en la Prehistoria y culmina en época otomana.

Museo Griego de Arte Popular (Dirección: C/ Panos, 22; Horario: XL 8.00 – 15.00) El centro hace un recorrido por la artesanía griega desde época otomana al presente. Hay un área dedicada a la antropología. Impresionante la colección de cerámica tradicional. La entrada sirve para visitar la mezquita otomana de Tzisdarakis (Dirección: C/ Areos, 1) y el Baño del Viento (ver texto).

Museo Judío (Dirección: C/ Nikis, 39; Tel: (+30) 210 322 5582; Horario: LV 9.00 – 14.30 D 10.00 – 14.00; E-mail: info@jewishmuseum.gr) Aparte de la exposición, el musro cuenta con un restaurante Kosher.

Teatro de Danzas Griegas ‘Dora Stratou’ (Dirección: C/ Scholiou, 8; Tel: (+30) 210 324 4395) Ofrece funciones las noches de miércoles a domingo. Consultar horarios en el enlace adjunto.

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