Isla de San Andres: En busca del Cocoloco y el tesoro del pirata Morgan

Rocky Cay desde la Playa de Cocoplum Bay.

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Sentados a la orilla del mar, el Coco Loco acentúa esa imagen paradigmática de Caribe que crea la combinación de la arena blanca, el agua de intenso color turquesa y las palmeras mecidas por un vientecillo cálido que, durante todo el año, oscila entre los 25 y los 28 grados. Paraíso. Es la imagen del verdadero paraíso: por lo menos esa imagen que el mundo occidental forjó gracias a los relatos viajeros, a los libros de aventuras y, ya en épocas más recientes, los documentales y programas de viajes. Estamos aquí, en Johnny Cay, o Islote Sucre, según los mapas oficiales. Tomando un ‘Coco Loco’ (un cóctel explosivo que, entre otras bebidas alcohólicas contiene ron, whisky y tequila) frente a un mar cuajado de peces a 1,5 kilómetros de la Isla de San Andrés, desde dónde llegamos en una fueraborda para pasar un día de playa diferente. Un pequeño trozo de Colombia situado frente a las costas de Nicaragua. Pleno Caribe.

Un Caribe distinto y apartado de las grandes aglomeraciones del arco antillano. Un lugar que, según cuentan, fue, por esta lejanía de las principales rutas marítimas, refugio de piratas. Como el famoso Henry Morgan, que según cuenta la tradición local, enterró gran parte de sus tesoros en San Andrés. La Cueva del Pirata Morgan (Dirección: Ruta 1 Avenida Circunvalar, Km 8; Tel: (+57) 8513 2946) es el lugar dónde, según dicen por aquí, el famoso Morgan, que saqueó durante décadas multitud de ciudades españolas en América, enterró gran parte de sus botines. Obvia decir que nunca nadie encontró nada. Pero el lugar, que ha sido habilitado para la visita, sirve para conocer un poco más la biografía de este insigne ladrón, dejarse sorprender por la propia cueva y ver otras curiosidades como el inclasificable Museo del Coco.

En apenas 24 kilómetros cuadrados, la isla de San Andrés da mucho a los viajeros. Playas impresionantes, arrecifes de coral repletos de peces de mil colores, una cultura local marcada por la influencia caribeña (los naturales, para distinguirse de los colombianos continentales se hacen llamar raizales) y la naturaleza exuberante de los trópicos. Eso en una franja de tierra de apenas 14 kilómetros de largo por dos de ancho en la que el turismo, concentrado en el extremo norte, se combina con reductos de cultura local como La Loma, dónde los ‘raizales. Viven en pintorescas (y muchas veces precarias) casitas de colores con techo de chapa. Playas, lugares increíbles para ver la fauna marina (destacan las mantarayas), lagunas con caimanes, bosques, cocoteros a la orilla de un mar que muestra, en apenas unos metros, todos los tonos de azul imaginables. Una isla pequeña pero intensa que supone una magnífica oportunidad de descanso (con cuatro días basta para conocerla a fondo alternando turismo y horas de playa) durante un viaje largo a Colombia.

PLAYAS BRUTALES

Empezábamos este viaje en Johnny Cay, a la orilla del Caribe tomando un ‘Coco Loco’. El punto fuerte de esta isla caribeña es, sin duda alguna, el mar que la rodea y las espectaculares playas. La costa de San Andrés se divide en dos mitades antagónicas. La costa oeste está marcada por un litoral rocoso que da pocas oportunidades al baño en lugares como La Piscinita, un entrante de mar dónde se han habilitado plataformas y escaleras para acceder al agua. La zona este, sin embargo, es una sucesión de playas de arena blanca protegidas por un arrecife que, en su parte más ancha, se encuentra a casi un kilómetro de la línea de costa. Las playas más turísticas son Spratt Bight (Playa Sardina) al norte, junto a las grandes concentraciones de hoteles y Cocoplum Bay, un remanso de aguas claras y tranquilas justo al frente de Rocky Bay y principal punto de acceso a Islote Córdoba y El Acuario. Para nosotros es la mejor playa de la isla grande.

Más al sur se encuentran las playas preferidas por los locales y alejadas del bullicio turístico. La costa que se extiende justo al sur del pequeño pueblo de San Luis es un extenso arenal de varios kilómetros llamada Sound Bay (Bahía sonora) por el ruido que hacen las olas al batir la arena. U poco más a sur se encuentra la playa de Los Charquitos un lugar dónde el arrecife se acercó a pocos metros de la orilla creando una sucesión de charcos mansos ideales para que los más pequeños de la familia naden tranquilos y persigan a los peces de colores. Una verdadera pasada. Desde ahí, la costa busca la Punta Sur (o South Ends) dónde las arenas de la Costa Este se encuentran con la rocosa Costa Oeste en lugares como el Hoyo Soplador, una curiosa cueva submarina que, abierta al cielo a escasos metros del rompiente, lanza chorros de mar al aire a cada embate de las olas.

Otras maravillosas playas se encuentran ya en los cayos que rodean a la isla. El más cercano es Johnny Cay, al que se llega desde el embarcadero de San Andrés en apenas diez minutos (el pasaje cuesta unos 5 euros y la entrada a la isla un poco menos de dos euros). Cuenta con un par de playas más que notables y restaurantes dónde se puede comer buen pescado y mariscos frescos (merece la pena pese al precio). Por su parte, Cayo Bolívar se encuentra a 25 kilómetros al sureste de las costas de San Andrés (el viaje desde la isla principal dura alrededor de una hora y cuesta unos 60 euros). Este atolón está formado por dos islas (Cayo Este y Cayo Oeste) totalmente vírgenes que ofrecen esa imagen paradigmática del paraíso. Palmeras, arenas blancas y unas aguas cálidas y protegidas por arrecifes de coral dónde abundan peces tropicales, tiburones de arrecife (inofensivos) y manta rayas.

BUSCANDO LA CULTURA RAIZAL Y LA NATURALEZA DE LA ISLA

Hay una San Andrés más allá del turismo. Ya te hablamos con anterioridad de la Cueva del Pirata Morgan que más allá de los mitos o la realidad entronca con lo más profundo de una cultura insular que forjó su identidad a través del mar. La mayoría de la población raizal vive en torno al pueblo de La Loma, que es una sucesión de casas de colores separadas por huertos y árboles frutales que se suceden a lo largo de la carretera que se interna por la espina dorsal desde las urbanizaciones turísticas del norte. Una buena manera de acercarse a la cultura local es La Casa Museo Isleña (Dirección: Ruta 1 Avenida Circunvalar, Km 5: Horario: L-S 9.00 – 17.00 D 9.00 – 18.00), una antigua casona de madera dónde se hace un repaso a la historia y a la cultura tradicional de San Andrés y la vecina Providencia. Costumbres y modos que aún se pueden ver en otros pueblos raizales como San Luis y Bahía Cove.

Desde La Loma seguimos por la carretera Loma Barrack hacia el sur y llegamos a las orillas de la Laguna Big Pond (o Laguna de La Loma), un pequeño espejo de agua salada de 400 metros de largo y poco más de 200 de ancho en el que se concentra una gran cantidad de biodiversidad destacando las ‘ babillas’, como se conoce localmente a los caimanes de anteojos, iguanas, tortugas y gran cantidad de aves acuáticas. Otro espacio natural imprescindible es el Parque Regional de Mangle de Old Point (Acceso desde La Loma por Avenida Circunvalatoria –costa Este-), una sucesión increíble de lagos de agua de mar dónde florece un impresionante bosque de manglar formando un ecosistema costero que se puede recorrer en kayak de mar.

FONDOS MARINOS PARA TODOS LOS GUSTOS

Otro de los puntos fuertes de San Andrés es la riqueza de sus fondos marinos que, debido a la existencia de barreras coralinas son accesibles para los no iniciados en el buceo de profundidad. En la isla hay multitud de empresas que ofrecen tours para los expertos a barcos hundidos o lugares apartados, pero también se puede disfrutar de una aventura submarina con unas simples gafas y un tubo. El snorkeling, o buceo de superficie, tiene como hitos principales los pequeños islotes de Córdoba Cay y El Acuario, y Rocky Cay frente a las costas de Cocoplum Bay. Aquí, el arrecife coralino se aleja de la costa creando una enorme laguna interior de agua de mar en la que es posible disfrutar de la impresionante diversidad de fauna marina. Otro lugar ideal para hacer uso de las gafas y el tubo, situado esta vez en la costa oeste, es La Piscina, una pequeña bahía rocosa abierta al mar dónde se concentra gran cantidad de peces. Excursiones clásicas, como las de Johnny Cay y Cayo Bolívar también permiten alternara playa y la práctica del buceo de superficie.

DATOS BÁSICOS

COMO LLEGAR

En Avión : Hay vuelos directos desde las principales ciudades de Colombia y desde la Ciudad de Panamá. Las compañías que operan de manera regular con la isla sonAvianca, Viva Colombia,Satena,LATAM y Copa. El tour operador Decamerón ofrece paquetes turísticos que incluyen vuelos chárter y alojamiento. Las mejores ofertas (en torno a los 180 euros ida y vuelta) parten desde Bogotá.

En Barco: Hemos leído que existe la posibilidad de ir en barcos de carga desde los puertos de Barranquilla y Cartagena hasta San Andrés. El viaje dura algo más de 72 horas y se pueden conseguir buenos precios; no hemos logrado contactar con las empresas que prestan este servicio. La empresa Catamaranes San Andrés conecta la isla con su vecina Providencia en cuatro horas y el precio del pasaje ida y vuelta ronda los 100 euros.

CUANDO IR:

San Andrés cuenta con el típico clima tropical. Las temperaturas medias suelen rondar los 27-28 grados centígrados durante todo el año, siendo más suaves entre los meses de diciembre a mayo. Otro factor a tener en cuenta es la lluvia. Los meses más secos son los comprendidos entre enero y abril (ambos inclusive) con mínimas en marzo y abril. Los más lluviosos son septiembre, octubre y noviembre, aunque la temporada de lluvias se inicia en mayo para remitir en diciembre. La temporada de huracanes inicia el 1 de julio y termina oficialmente el 30 de noviembre, siendo los meses de septiembre y octubre. El Centro Nacional de Huracanes hace un monitoreo en tiempo real de la evolución del clima en el área.

TRANSPORTE EN SAN ANDRÉS

La isla es pequeña (de norte a sur tiene una longitud de unos 14 kilómetros), así que con un par de días basta para conocer a fondo la geografía insular. Moverse en taxi colectivo o autobús público es una buena opción. Basta con mandarlos a parar, pagar el equivalente a un euro y bajarte dónde quieras. Eso sí, nos hay horarios, ni rutas preestablecidas. Indicados para ir hasta El Cove (al sur de San Andrés) pero no para bajar al sur. Alquilar una bicicleta (cuatro euros al día) es otra posibilidad, pero el interior de la isla es una sucesión de colinas (un auténtico rompepiernas). Alquilar un vehículo es la mejor de las opciones para explorar la isla a fondo. Un carrito de golf eléctrico cuesta unos 35 euros al día (son lentos y sólo pueden llevar a 4 personas); una ‘Mula’, especie de carro motorizado, es más rápido y potente y cuesta unos 45 euros. La opción más cara es el coche de alquiler que puede costar unos 70 euros diarios; para los dos primeros no hace falta carnet de conducir. Con dos días basta para ver la isla a fondo y con uno para verlo todo.

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