Aventura de altura en Bolivia: todo lo que tienes que ver

Pastor de la comunidad de Challa, en la Isla del Sol.

Viajar Ahora

No es un destino demasiado popular para el público profano. Pero para los mochileros es una especie de paraíso en mayúsculas. Bolivia ocupa un lugar privilegiado entre los viajeros y viajeras independientes que cruzan el charco en busca de la América Latina más auténtica. Y viajar por tierras bolivianas es todo un acierto. Y por varias razones. La primera es que se trata de un destino prístino y libre de los dolores de cabeza del turismo de masas; la segunda es todo lo que ofrece y la enorme variedad de paisajes, destinos y ambientes (de lo andino a lo amazónico pasando por un legado prehispánico y colonial impresionante) y la tercera es que es un país auténtico. Un país intenso que tiene mucho más que Potosí, la Isla del Sol y el enigmático Uyuni.

Te ofrecemos las claves para preparar un viaje por la geografía alucinante de este país único. Si aún te lo estás pensando, pues no lo dudes. Bolivia es un país sorprendente y muy seguro para viajar. Un país que hay que recorrer por carretera para poder apreciar sus paisajes surrealistas y únicos. Un país que puedes esbozar en apenas 15 días pero que da para un viaje más largo. Un país que atrae. Un país que, para nosotros, es lo más auténtico e intenso del gigante latinoamericano.

Un par de días en La Paz.- La capital boliviana no sólo es la principal puerta de entrada y salida del país, sino que también es un lugar ideal desde el que preparar las escapadas hacia el norte y base de operaciones para la visita a lugares tan importantes como la Ciudad Preincaica de Tihuanaco, considerada como uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Sudamérica, o darse una vuelta por la Carretera de la Muerte. Con dos o tres días basta y hasta sobra si eres de los que van con prisas. La capital del país cuenta con un casco histórico interesante con restos coloniales y lugares encantadores como la Calle Jaén, el Mercado de Las Brujas o las inmediaciones de la Plaza Murillo, antiguo centro colonial de la ciudad. A nosotros La Paz nos sorprendió muchísimo y nos pareció una ciudad atractiva y, a diferencia de muchas capitales del continente, bastante segura. En los últimos meses se ha añadido un nuevo atractivo a la ciudad: las líneas de teleférico que conectan en centro con la vecina ciudad de El Alto. Nosotros no las vimos inauguradas, pero tiene que ser brutal la experiencia de subir hasta El Alto colgados del cielo. También hay una extensa red de miradores que permiten ver la ciudad desde las alturas; porque lo más espectacular de la capital boliviana es dónde la construyeron.

El Titicaca, Copacabana y la Isla del Sol.- Uno de los imperdibles bolivianos. Copacabana se encuentra a pocas horas de La Paz por carretera; un camino alucinante, por cierto, que recorre un buen tramo de altiplano entre El Alto y las orillas del mítico Lago Titicaca. Copacabana es una pequeña ciudad tomada literalmente al asalto por el turismo, que pernocta al menos una noche aquí para hacer la excursión hasta la Isla del Sol, uno de los ombligos simbólicos de las culturas andinas. Las Isla del Sol y de la Luna son, sencillamente, otro mundo. Un lugar increíble rodeado por las aguas azules del Titicaca y, al fondo, por las cumbres nevadas de Los Andes. Nosotros pasamos dos noches en Copacabana e hicimos una excursión de un día a las islas. Y nos equivocamos, ya que deberíamos haber pasado una noche en la isla. La Isla del Sol fue, para la civilización incaica, el lugar de nacimiento de Manco Capac y Mama Ocllo, los fundadores míticos de la dinastía imperial inca. La isla apenas tiene unos kilómetros de longitud, pero atesora viejos templos, comunidades indígenas ancladas en el tiempo y unos paisajes alucinantes. Uno de los lugares más bonitos que hemos visto.

Coroico y el inicio del Amazonas.- Lo primero que hay que decir de Coroico es que para llegar desde La Paz tienes la posibilidad de tomar la famosa Carretera de La Muerte o la Vía de Los Yungas, aunque desde hace algunos años, una nueva carretera (la Ruta 3) permite llegar hasta Coroico sin necesidad de pasar por la que es considerada como una de las carreteras más peligrosas del mundo y ha despejado el tránsito pesado. Pero el Camino o Vía de los Yungas es uno de los atractivos turísticos del país y hay varias posibilidades de descender sus 80 kilómetros en bicicleta. Si no haces locuras no es peligroso. Uno de los atractivos de llegar hasta Coroico es poder ver como la naturaleza cambia por completo desde las alturas cordilleranas del Altiplano a las frondas de Los Yungas, selvas subtropicales que pertenecen a la Cuenca del Amazonas. El plan aquí es dejarse atrapar por los paisajes selváticos, visitar ríos, cascadas y bosques impresionantes para descubrir que las tres cuartas partes de Bolivia son como este pedazo de paraíso.

Sucre, capital histórica del país.- Para los amantes de la historia y de las ciudades coloniales Sucre es un destino ideal. Y si te gustan los dinosaurios, también. Aunque La Paz es la capital económica, social y cultural de Bolivia, Sucre sigue manteniendo su papel como capital constitucional e histórica del país. Y se nota. La ciudad cuenta con el casco histórico mejor conservado del país y un buen puñado de museos y grandes monumentos artísticos lo que la ha convertido en Patrimonio de La Humanidad. Otro de los atractivos de la ciudad es el Parque Cretácico, situado junto al yacimiento de huellas de dinosaurios más grande del mundo (hay más de 5.000 rastros que pertenecen a al menos ocho especies distintas). Pero el gran atractivo de la ciudad es su historia y los retazos de cultura española que aún siguen vivos en su arquitectura, en sus modos y en su gastronomía. Dicen que aquí es dónde mejor se come de todo el país. Si incluyes Sucre en tu visita no dejes de probar el Charkekanm, un delicioso plato a base de carne y maíz blanco.

Cochabamba, la ciudad más divertida de Bolivia.- Cochabamba tiene un poco de todo. Un centro colonial pequeño pero bonito; una animada vida cultural; la sensación de estar en una ciudad vibrante y también el ambiente nocturno más animado del país, según cuentan los propios cochabambinos. Nosotros estuvimos de marcha por la Calle España compartiendo la noche con anfitriones locales y la verdad es que nos encantó. También hay museos y centros culturales (nos gustó mucho el Museo Arqueológico y el Centro Simón Patiño) pero lo que más nos impresionó fue el Mercado de la Cancha, un gigantesco centro comercial mitad al aire libre mitad cerrado dónde se puede comprar casi cualquier cosa y que es ideal para llevarte algo de artesanía local a muy buen precio. Desde Cochabamba se puede viajar a otras zonas del país como Villa Tunari, que repite los esquemas de Coroico, o acceder a la ciudad de Santa Cruz –nosotros no fuimos-.

Villa Rica de Potosí.- Una de las experiencias más intensas de nuestra vida la tuvimos en Potosí, la famosa villa colonial a los pies del Cerro Rico, una de las mayores reservas de plata del mundo y, durante siglos, soporte económico del Imperio español. La ciudad es preciosa. Llena de casas coloniales, iglesias sorprendentes y museos imprescindibles como la Casa de la Moneda Casa de la Moneda , una de las cecas más importantes de la España imperial en la que aún puede verse como se acuñaban las monedas de plata durante la época. Pero lo mejor de Potosí es subir al Cerro Rico y penetrar en su interior a través de las más de 300 minas que aún siguen activas las más de 300 minas que aún siguen activas y que, con unas condiciones laborales y de seguridad ínfimas, siguen rastreando los escasos restos de plata que quedan en las entrañas de la tierra. Es una experiencia única y muy auténtica. Y también una clase magistral de explotación laboral.

El Salar de Uyuni.- Mito viajero boliviano por excelencia. Si uno hiciera una lista de los 100 lugares del mundo que hay que ver al menos una vez en la vida, el Salar de Uyuni es uno de ellos. Esta extensión de sal de más de 10.000 kilómetros cuadrados es la más grande y espectacular del mundo: y también la excusa perfecta para hacer un viaje de tres o cuatro días por una colección de paisajes surrealistas única en el mundo . La pequeña ciudad de Uyuni tiene un pequeño museo arqueológico, un cementerio de trenes (en plan post apocalíptico) y poco más. Pero es la puerta de entrada a un universo casi irreal que va mucho más allá del propio salar: lagunas plagadas de flamencos, cerros nevados, formaciones pétreas fantásticas, geiseres y la posibilidad de acceder a la mítica San Pedro de Atacama, en la vecina Chile.

Etiquetas
stats