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Hacer caja con los negritos del África tropical

Anuncio de Cola Cao Shake.

Moha Gerehou

“Yo soy aquel negrito del África tropical que cultivando cantaba la canción del Cola Cao. Y como verán ustedes, les voy a relatar, las múltiples cualidades de este producto sin par”.

Quien no haya canturreado las líneas anteriores al leerlas probablemente sea porque ha sido borrado de España en las últimas décadas para volver a aparecer en este instante. No es una exageración. La Canción del Cola Cao, de 1946, es un himno difícilmente replicable en la publicidad española porque pasan los años y las generaciones, pero se sigue conociendo su melodía. Un ejemplo de marketing empañado por un pequeño detalle que parece no tener importancia a ojos de la sociedad: el racismo sobre el que está construido.

No he rescatado la canción del Cola Cao porque me haya jodido el desayuno, y sí por cómo la marca del cacao en polvo ha influido en la vida de las personas negras en España (sí, los había también en 1946) hasta este 2017.

Empezando por el final, el anuncio de su último producto, el Cola Cao Shake, y que la marca sigue anunciando en las redes sociales. En el spot, del ‘Shake’ sale un chico negro sonriente con el pelo afro largo (porque todos los negros tenemos el pelo afro, la diferencia la marca el estilo de peinado, pero ese es otro debate).

Efectivamente, a quienes diseñaron la campaña no se les ocurrió mejor manera de utilizar el paralelismo de lo que era su bebida que un joven negro, vestido al estilo de los ochenta y el pelo largo simulando la espuma que se crea tras agitar el invento. La magia de la publicidad.

Para algunos es una broma. “Hombre, pero si es muy gracioso el anuncio, le sacas punta a todo”. Ojalá lo fuera, pero no es así. La cosificación de las personas en base a determinadas características ha sido un recurso utilizado especialmente por la publicidad. Recuerdo cuando durante la carrera un profesor nos dijo que las botellas de cristal de bebidas refrescantes se hicieron pensando en la forma de las curvas de una mujer para vender más. Luego ellos decían que era para hacer la ingesta más cómoda y a correr.

En este caso, el batido de chocolate y el color de piel son lo mismo. El pelo afro largo y la espuma del ‘Shake’ también. Algo a priori tan inocente tiene sus consecuencias en el día a día. No conozco a ninguna persona negra educada en España a la que en los últimos años (espero que los más pequeños no hayan pasado por ello) no le hayan cantado la canción del Cola Cao. La periodista española y negra Lucía Mbomio, bajo la etiqueta #colacaonosinsulta, resume perfectamente el malestar: “A mí, que me la tarareaban en el colegio de manera machacona, no me hacía gracia. Creánme, ninguna gracia”. A esta generación, si no lo soporta ya, tendrá que oír un constante: “Eh, mira, tienes el pelo como el del Cola Cao Shake”.

A los que lo consideran una broma contesta el rapero El Chojin en un post publicado en su Facebook: “No hay ataque al derecho de libre expresión cuando se pide sensibilidad hacia un determinado grupo”. Pese a que durante años se ha pedido a Cola Cao que deje de utilizar a las personas negras para ridiculizarlas y asemejarlas a su producto, la empresa ha hecho caso omiso. De 1946 a 2017 ha llovido, pero se mantienen impermeables en sus despachos, donde se empeñan en continuar con sus campañas racistas.

Dada la controversia que ha generado, tal vez el anuncio del Shake sea retirado en un futuro, aunque me atrevo a aventurar que no sabremos la causa de la espantada. Imagino un motivo que me haría muy feliz: que el paso atrás fuera consecuencia directa de una sociedad que no está dispuesta a tolerar más que se utilicen estereotipos racistas para hacer caja.

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