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Embarázate

Una imagen de la campaña del ministerio de Sanidad

Raquel Ejerique

El Ministerio de Salud de Italia ha emprendido una campaña nacional por la fertilidad para que los úteros del país se pongan a trabajar antes y más. La efeméride se ha fijado para el próximo jueves 22, nada raro hasta aquí teniendo en cuenta que hay un Día Mundial de Star Wars y otro de Llevar el Perro al Trabajo.

La idea del Gobierno de Renzi era meter miedo sobre las consecuencias de esperar demasiado para ser madre –el padre no aparece en la foto–. La campaña ha durado menos que el coito que pretende promover y la han tenido que retirar por desafortunada y machista. 

Un reloj de arena corriendo desbocado hacia abajo con una mujer tocándose la tripita: “La belleza no tiene edad, la fertilidad sí”. Un hijo solo y con gafas enormes porque su madre tardona no pudo tener dos: “Retrasar la maternidad lleva al hijo único... Si llega”. Un grifo goteando –poco– “la fertilidad es un bien común”.

Al final no ha levantado el miedo sino la ira en un país con un 39% de paro entre los menores de 25 años –es del 46% en España– y con unas condiciones de precariedad disuasorias para la crianza. Las fotos oficiales de la campaña han sido pronto trucadas en redes por otras más realistas. La mujer con el reloj de arena: “Un hijo es a tiempo indefinido, mi contrato no” o “dura más mi embarazo que mi empleo”. Y mientras en España una embarazada de 62 años de Vigo le ha hecho a la idea un corte de mangas.

Los gobiernos con menos ayudas a la maternidad y paternidad de la UE –también el español que se jacta de apoyar a las familias pero solo en lo ideológico– echan mano del argumento falaz de presentar como un capricho la maternidad tardía y escasa que les descuadra pensiones y presupuestos. La culpa no es del sistema sino del egoísmo, la inconsciencia, la ambición laboral, son los tiempos, es la juventud en coda o la culpa es de Peter Pan.

Antes de valorar cómo y cuándo tienen y cuidan los padres a sus hijos, los gobiernos han de hacerse una pregunta: cómo tratan ellos a los padres.

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