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Erre que erre

Daniel Fuentes Castro

No lo sabemos, pero en España hay una competición a ver quién dice el mayor disparate. Y la verdad es que está muy disputada. El último proviene de la Asociación Española de Banca (AEB) que, en declaraciones difundidas por EFE, aboga por construir más casas para salir de la crisis. Digo “el último” y casi seguro que me equivoco, que tal y como está la cosa alguien habrá twitteado ya la mayor (dejamos al margen lo del pack “pisito más permiso de residencia”, entendiendo que será una broma…).

Que aún haya quien suspire, ingenua o interesadamente, por la construcción de viviendas como estrategia de salida a la crisis puede ser incluso comprensible. Al fin y al cabo hasta hace bien poco vivíamos convencidos de que el precio de los pisos no podía caer y que “estar de alquiler” era tirar el dinero. Hay ciertas creencias que no se modifican de la noche a la mañana, por falsas que sean. Todos sabemos, por ejemplo, que las crisis, como las nubes, vienen y van, sin ser responsabilidad de nadie… Incluso aún son muchos los que hoy siguen convencidos de que la crisis actual tiene su origen en el despilfarro del dinero público. Y no argumente usted otra cosa, que le tacharán de vendido o mal informado o ideológicamente sesgado o, qué sé yo, lo mismo hasta le llaman “funcionario” (que los hay muy osados). Amén.

Pero que la Asociación Española de Banca (AEB) piense que la salida de la crisis pasa por construir más casas es ir un paso más allá: o realmente no hemos comprendido nada, cosa poco probable pero que no deberíamos descartar, o es una huída desesperada al frente.

De acuerdo con las estadísticas oficiales del Ministerio de Fomento, desde que en 2009 el stock de viviendas nuevas sin vender (no hablamos del stock de “viviendas vacías”, que ese es otro cantar) alcanzó su máximo (688.044 unidades), éste se redujo en 2010 en 521 unidades (no, no faltan “los miles”) y en otras 11.485 en 2011. A 31 de diciembre del año pasado todavía existían 676.038 viviendas nuevas sin vender. ¿Son muchas o son pocas? Para hacernos una idea basta decir que la demanda real de vivienda en España no supera en el mejor de los casos las 350.000 unidades al año, incluyendo en esta cifra la vivienda secundaria (en un país de mileuristas y parados), la inmigración (que ni se la espera, ni está para comprar pisos) y los jubilados centroeuropeos (todos suspirando por un pisito en Seseña con vistas a la nada). Llevamos cuatro años de crisis y el stock de viviendas nuevas sin vender equivale, todavía, a casi la demanda íntegra de dos años.

Es cierto que no habrá que agotar este stock para poder construir de nuevo, fundamentalmente porque el exceso de vivienda no está distribuido geográficamente de manera uniforme. La asimetría es especialmente relevante entre el centro y la periferia de las grandes ciudades, y el stock se concentra sobre todo en la costa mediterránea (la Comunidad Valenciana, cuya población representa en torno al 10% del total nacional, acumula el 20% del stock de viviendas nuevas sin vender). Además, también forman parte del sector las obras de mantenimiento, conservación, reparación y rehabilitación de viviendas.

Hay vida para el sector de la construcción, pero eso no significa en modo alguno que debamos retornar al pasado. Al contrario: el sector de la construcción en España sigue representando a día de hoy el 9,4% de nuestro PIB, frente al 6,0% en la UE27, el 4,5% en Alemania, el 6,3% en Francia, el 5,8% en Italia y el 6,3% en el Reino Unido. Lamentablemente, el ajuste del sector aún no ha terminado.

Abogar por la construcción de viviendas como estrategia de salida a la crisis es como servirle una copa más al alcohólico de turno, borracho como está, pensando que mientras tenga un euro en el bolsillo bien nos vale como cliente. Del desahucio ya hablaremos más adelante.

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