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Necesidad o lujo

Toilet Brass Necklace, de Monserat de Lucca

Begoña Huertas

Hace unos días llegué en el AVE a la estación de Atocha de Madrid. Siguiendo las indicaciones del letrero habitual me dirigí hacia el baño. Mi sorpresa cuando llegué fue encontrarme un artefacto para controlar el acceso, tipo torniquete, como los del metro. ¿Qué era aquello? ¿Me había equivocado? Volví sobre mis pasos y miré bien. No me había equivocado, ahí estaba la señal con las dos figuras hombre/mujer. Eran los servicios, no había duda. Al lado del torniquete, una máquina daba instrucciones: el precio era de 60 céntimos –sólo admitía monedas–, el ticket que tenías que recoger daba derecho a un bono-descuento en la tienda. ¿Qué tienda? ¿Pero cómo un ticket descuento? La verdad, no entendía de qué me estaban hablando. Con las maletas y sin demasiado tiempo, leer todas aquellas instrucciones de prisa, rebuscar las monedas en el bolso y pasar la maleta por el torniquete no parecía una buena idea.

2theloo es una empresa holandesa que ofrece zonas de aseos limpias y de diseño donde tener, dice su publicidad, “una experiencia única”. Me parece muy bien. Cuesta 60 céntimos. Dispone de tocador, “espacio familiar” y un “rincón para un café”. También de una pequeña tienda de artículos higiénicos y otros detalles. Vale. En gasolineras, en supermercados y hoteles europeos la cadena ha abierto ya un buen número de estos aseos. En el centro comercial MareMagnum de Barcelona hace un par de años que se instalaron. Perfecto. 

La empresa vende limpieza y seguridad. Está en su derecho. Sin embargo… cabría preguntarse si en una estación de transporte público los ciudadanos no pueden exigir a sus instituciones unos lavabos gratuitos y decentes. El problema va más allá de la incomodidad. Pensar que ese mantenimiento solo puede darse si alguien cobra un extra es rendirse ya por completo a la privatización de todo. El mismo razonamiento nos llevaría a pensar que una escuela limpia y de calidad no es posible si no se paga un plus.

Es necesario entonces distinguir las necesidades del lujo. Lujo es que te pongan una copa de cava mientras te sientas frente a un espejo a retocarte el maquillaje. Necesidad es que puedas disponer de un váter limpio y un lavabo con agua y jabón en una zona pública. Casi todo el mundo entiende que tiene derecho a ser tratado en un hospital. También entiende todo el mundo que eso no incluya la estancia en una suite y el cuidado de un asistente personal. Con el espíritu mercantil como patrón de conducta, se convierte la necesidad en lujo para sacar el mayor rédito posible. La consecuencia es que la necesidad de todos se transforma en beneficio de unos pocos. Ya no es difícil imaginar que en los hospitales lleguen a alquilarnos las vendas, o que nos den a elegir diferentes tipos de anestesia según presupuesto. 

Hace meses que en Madrid estamos ya algo nerviosos por el tema de la limpieza. Es una urgencia razonable, debido al calor que hace y a la suciedad acumulada durante años. Un despropósito sería pedir que perfumaran las calles y alfombraran las aceras con pétalos de rosa. Pero lo que se pide es un servicio de limpieza eficaz, básico, por parte del ayuntamiento.

Pensar qué es lo que necesitamos y qué supone un lujo resulta un ejercicio interesante en todos los ámbitos. La respuesta a esa pregunta podría constituir el programa electoral de un partido sensato. Los europeos que se enfrentan a la troika y a las políticas de austeridad están hablando de servicios básicos que no pueden recortarse, no de lujos. La crítica situación de Grecia obligaba a elegir, al parecer, entre el desmantelamiento del sector público o la salida del euro. Ahí estamos. Veremos en qué acaba.

En la antigua Atenas las aceras eran de mármol. Ahora sería un despilfarro utilizar ese material, sin embargo las ciudades griegas continúan necesitando infraestructuras. A ver si del mismo modo, algo que antes era normal: lavabos públicos, escobones para frotar las calles con agua, va a pasar ahora a ser un lujo excepcional. Habremos entonces retrocedido unos pasos en la historia de la civilización, ¿no os parece?

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