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'Nous sommes tous Charlie'

Una multitud protesta en silencio en París contra la masacre del Charlie Hebdo. / Efe

Andrés Ortega

Han asesinado a humoristas y policías. Puede que hayan acabado con Charlie Hebdo al diezmar su redacción y matar a sus principales dibujantes. Pero no podrán con esa libertad de expresión y de prensa de la que ellos también se alimentan para difundir sus videos de decapitaciones y otras atrocidades para infundir miedo, horror y terror. Es parte de la grandeza de la libertad que de ella se aprovechen también sus enemigos.

La operación fue, a todas luces, llevada a cabo por un comando entrenado en las artes militares, incluyendo las técnicas de guerrilla urbana, aunque no parece que en el arte de la huida. Los dos principales sospechosos, los hermanos Kouachi han estado implicados en redes de captación en Europa de combatientes en Irak en la pasada década. Siempre Irak. Entonces, y ahora con el Estado Islámico, siendo esta última organización, al decir de Jean Pierre Filiu, uno de los mayores expertos en la materia, mucho más peligrosa que Al Qaeda, aunque están por determinar las filiaciones de los sospechosos detenidos. Aunque las potencias occidentales y árabes no se enteraron del peligro que representaba el Estado Islámico, hasta que ya fue demasiado tarde.

Una buena parte de los cuadros iraquíes del Estado Islámico, que también actúan en Siria, son militares suníes y baasistas de Sadam Hussein que pasaron por las cárceles que la coalición internacional mantuvieron en Irak tras la invasión, o simplemente que perdieron sus empleos en las fuerzas armadas tras la disolución del Estado. Al Baghadi, líder del Estado Islámico, pasó cinco años en el campo de detención de Bucca, en el sur de Irak, donde profundizó en su radicalismo al que convirtió a muchos otros presos. Como señalaba un artículo al respecto en The New York Times, escrito por un veterano americano en Irak y un académico, “las prisiones de la coalición se convirtieron en centros de reclutamiento para terroristas contra los que ahora lucha Estados Unidos”, y, cabe añadir, Europa. Son ellos los que ahora forman a los que acogen en Siria e Irak desde el Viejo Continente o el Norte de África. Aunque también las cárceles en Europa han sido escuela de terrorismo, yihadista u otro.

Luego está la guerra civil en Siria –ahí con filo-chíies en el poder–, frente a la que Occidente se ha mostrado impotente. No todos los problemas tienen solución. Y algunas “soluciones” generan nuevos problemas. La guerra para expulsar a los soviéticos de Afganistán llevó a Occidente a apoyar a los Osama Bin Laden, y eventualmente a Al Qaeda. La organización Estado Islámico es hija de la desdichada y mal planteada invasión de Irak. Ahora el frente para estos jóvenes radicalizados es Irak, de nuevo, y Siria.

Los asesinos de Charlie Hebdo sabían perfectamente lo que hacían, a quienes  buscaban, a quienes querían matar en un semanario que había osado publicar caricaturas de Mahoma, y sobre todo una en la que el profeta señalaba: “Es duro ser amado por gilipollas”. Y eso son, además de sumamente peligrosos, esos asesinos que dicen actuar en nombre del Islam, haciendo un daño infinito a las poblaciones musulmanas en Europa, víctimas también de este tipo de atentados. Muchos de sus ellos, como los hermanos Kouachi, no se pueden considerar inmigrantes pues son de segunda o tercera generación, es decir, plenamente franceses, británicos, españoles u otros.

Francia y Europa han reaccionado bien ante esta matanza, saliendo en masa a la calle, incluida la población musulmana, y defendiendo sin vacilar la libertad de expresión. Y, como ocurrió tras los atentados de Madrid en 2004, evitando que la lucha antiterrorista suponga una merma de la democracia. Pero en el Levante, entre Irak y Siria, con ramificaciones que llegan a Libia o Túnez, el Estado Islámico y otros movimientos plantean un reto sin resolver el cual no viviremos tranquilos. Hay que vigilar aún más a los que parten a aprender y luchar en ese frente, y a desactivarlos antes de que se vayan y regresen, aprendiendo a integrarlos mejor y darles otras perspectivas vitales. Esa es la actitud que están adoptando los británicos. Aunque claro, este atentado alimentará aún más la creciente islamofobia que todo lo confunde en esta Europa. Por cierto, a la hora de escribir esto, desde Nueva York la Alianza de Civilizaciones de la ONU (UNAOC) no se había pronunciado. Otra ocasión fallida. Hay que hacer frente a ese radicalismo violento islamista sin criminalizar el Islam en su conjunto. Charlie Hebdo nunca lo hizo. Al contrario. Nous sommes tous Charlie.

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