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El PSOE necesita primarias de urgencia

Jesús Cuadrado

Para hacer frente a esta devastadora crisis en España, una de las mayores dificultades está en la ausencia de una alternativa socialdemócrata visible para la gente. Pero para construir una alternativa política es imprescindible contar con legitimidad, como la que ejerció el presidente Roosevelt en su famoso discurso en la radio un domingo de marzo de 1933. Explicó en qué consistía la crisis bancaria que estaban padeciendo EEUU, qué iba a hacer el gobierno y qué les pedía a los ciudadanos que habían retirado en masa sus ahorros de los bancos. “Ustedes deben tener fe”, les dijo, y le creyeron, y la gente hizo colas en las ventanillas de los bancos para reingresar su dinero. Franklin Delano Roosvelt salvó a su país porque se ganó la legitimidad sin la que ningún liderazgo funciona.

¿Tiene la actual dirección del PSOE el nivel de legitimidad necesario para articular la alternativa que necesita el país? No lo creo. La legitimidad es lo que permite que los ciudadanos acepten la autoridad de una organización, de un liderazgo, y es más necesaria que nunca cuando una sociedad, un país, pasa por una crisis como la que vivimos. La legitimidad no es inmutable; dependiendo de lo que se haga, se puede ganar o perder, y en poco tiempo. Habría que estar ciego para no darse cuenta de la crisis de legitimidad que sufre el PSOE con la actual dirección, y habría que ser muy irresponsable para aquietarse, cruzarse de brazos, ante la envergadura de la pérdida de confianza que le desangra. Una muestra: en la última encuesta de Metroscopia, Rubalcaba, en la oposición, bate record de desconfianza con un 92% de rechazo. Ni en el peor momento del gobierno de Zapatero, después de las medidas de mayo de 2010, se produjo tal nivel de desafección. El partido socialista no puede liderar un proyecto de cambio en estas condiciones.

¿Cómo se resuelve la crisis de legitimidad que afecta a todos los partidos y especialmente al partido socialista? Con más democracia. En un clima de desconfianza generalizada hacia la política, de debilidad de los liderazgos, cuando la gente no se fía de los partidos, parece urgente ampliar la base social de las decisiones. Ese es el sentido de las primarias. No son ningún bálsamo milagroso, sólo un instrumento más fiable de legitimación a la hora de elegir los liderazgos políticos. ¿Por qué es urgente realizar este proceso en el PSOE? Porque está perdiendo la confianza de los electores “a borbotones”, porque en su situación parece un suicidio esperar tres años para resolver un problema de credibilidad tan grave.

Al ser elegido Rubalcaba candidato por la dirección del PSOE, las encuestas marcaban, en el verano de 2011, una tendencia de voto del 36%, seis meses después, el resultado en las elecciones fue del 28% y ahora, pasado un año, la tendencia de voto se acerca al 20%, con un escenario electoral a la baja. ¿Cuál sería el límite en la caída para que sea urgente reaccionar? Para nadie es más urgente una cura de credibilidad que para la actual dirección del partido socialista.

Cuando en las pasadas elecciones generales se impidieron en el PSOE las primarias a la hora de elegir cartel electoral para la presidencia del gobierno, las encuestas señalaban que un 78% de los electores socialistas las exigían. Evidentemente, no fue un acierto ignorarlo. Unas primarias, pero, no de cualquier manera. Los tres millones de votos en las celebradas en Francia e Italia son la clave del éxito de legitimación para ambos casos. No tenían, ni de lejos, el problema de desplome que tiene aquí el PSOE, pero, las primarias han sido reconocidas como decisivas para la victoria de Hollande en Francia y para las expectativas favorables de Bersani en Italia. Además, las direcciones de los partidos han sido promotoras del proceso; las impulsaron, se expusieron, y los partidos que las protagonizaron ganaron legitimidad, y mucha.

Ahora no se trata de predicar la desesperación, sino la urgencia; son urgentes porque a la crisis de legitimidad que vive todo el sistema político español no se puede responder con el manual de toda la vida, porque la actual dirección socialista actúa atrapada en una insuperable disonancia cognitiva que le impide reconocer la realidad política, como cuando se proclama desde la dirección que se cuenta con “el mejor líder posible” y se ignora que es rechazado por el 92% de los electores. Sí, las primarias son una respuesta de emergencia, una apelación a la sanción de quienes hoy han dado la espalda al partido socialista, pero, lo necesitan en píe, fuerte en el momento más difícil.

Para serle útil al país, el partido socialista debe responder hoy a desafíos que son inabordables con un 20% de apoyo electoral. Para levantar un proyecto socialdemócrata frente a la crisis en España y, más aún, contribuir a construirlo en Europa, para liderar el giro social y político que exigen los españoles, para impulsar el cambio en el “sentir nacional” que se necesita con urgencia, para democratizar nuestro sistema financiero y depurar todas las responsabilidades de quienes se “comieron” las Cajas o para acometer las reformas inevitables que, con una orientación socialdemócrata, no pueden esperar más. En fin, desde la irrelevancia electoral y el rechazo casi universal de los ciudadanos, no es posible levantar un proyecto político transformador que lleve al centro social hacia la izquierda. Hoy, el PSOE ni cuenta con el liderazgo movilizador que se necesita ni puede esperar tres años “a ver qué pasa”. Bueno, sí puede, si a lo que se aspira es a controlar el poder en el partido, aunque se pierda en la sociedad. Pueden, pero, no deben.

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