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¿Podemos hablar de empleo, por favor?

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Begoña Huertas

El señor Durao Barroso trabajó diez años como presidente de la comisión europea ganando unos 26.000 euros al mes. Ahora mantendrá una pensión mensual de 18.000 euros mientras trabaja para Goldman Sachs. Empezar de este modo una columna sobre empleo es algo así como comenzar con una canción de cuna una película de terror, ¿no?

Seguimos sin gobierno, con un PSOE desaparecido, hablando de abstracciones, de intrigas de poder, de nada, mientras cada vez sigue sumándose más gente que pide una ayuda o un dinero en el camino que hay de mi casa al metro. Quedan ya pocos huecos, cada vez menos metros libres entre uno y otro. Cada vez más cerca la imagen de una serie de personas en fila mendigando a los pocos transeúntes que aún tengan algún lugar de trabajo hacia el que dirigirse.

Desempleo y precariedad son las mayores preocupaciones de la mayoría hoy. Leo a Vicente Navarro afirmar que esa lacra tiene poquísima relación con la introducción de nuevas tecnologías, como afirman algunos, y mucha con el enorme poder que ostenta el mundo del capital frente al mundo del trabajo. En las “altas esferas” sólo se habla de prima de riesgo o valores bursátiles mientras lo que se oye aquí en tierra es “dame una ayuda” o “busco trabajo”. En Barcelona, la petición de la CUP de reubicar a los manteros en sus actividades de origen como pescadores o sastres no sé si será acertada o no, pero al menos es lo más concreto que se ha oído hasta ahora.

El otro día leí un artículo que decía algo muy básico pero muy importante, hablaba de electrónica digital pero la idea es aplicable al mundo de la economía, al mundo entero, de hecho: y es que hay que conocer aunque sea con un conocimiento básico cómo funcionan las cosas para poder arreglarlas. O para cambiarlas.

Existe un curso internacional que se desarrolla en China, de Schwarzman Scholars, cuyo anuncio interpela a los jóvenes con un: “¿Quieres ser líder mundial?” Se trata de un programa de un año de duración donde se imparten conocimientos básicamente alrededor del mundo de los negocios. La idea resulta terrorífica sabiendo que la mayoría de los profesores provienen del mundo financiero, pero más aún sabiendo que también hay muchos políticos y entre ellos se encuentra por ejemplo el “maestro” Tony Blair

Se anuncia como la cantera de la próxima generación de líderes, sin complejos. Líderes especializados en el mundo financiero y en sacar partido al capital.

Mientras tanto, en el mundo real, la desigualdad creciente roza lo obsceno: ¿26.000 euros al mes? Pero además está el asunto crucial de si concebimos ya el trabajo como un bien escaso. Porque entonces, como tal, sería un lujo, y por tanto al alcance de los que ya cuenten con algo de dinero para procurárselo.

Al parecer ahora en el CV de los jóvenes –además de los estudios- se valora el tiempo “viajado”, “experimentado”. Se valoran los llamados “voluntariados”, voluntariados donde el estudiante paga. ¿Quién puede costearse una estancia larga en otro país? “La gente tiene que entender que hay que pagar a cambio de aprender”, dicen algunos en el colmo del cinismo.

La verdad es que sólo una mínima parte de las ofertas de trabajo se hacen públicas, la mayoría se realizan a través de contactos.

Ahí tenemos a la hija mayor del presidente de EEUU haciendo prácticas este verano en la embajada de su país en Madrid. Nadie habló de ese “pequeño” motivo para la visita de Obama. A mí me parece muy bien que Obama como un padre protector se asegure del futuro de su hija (incluso que haya querido intercambiar unas palabras con su “familia de acogida”, Felipe y Letizia), pero ¿hablamos de la gente que no tiene contactos, de la que no puede hacer el master para ser líder, de la que se mueve buscando trabajo y no invirtiendo en bolsa? ¿Hablamos del 99%? ¿Qué hacer con los empleados a tiempo parcial, con los autónomos? ¿Qué pasó con la renta básica? ¿Qué pasa con la repartición del trabajo? ¿Qué con la posibilidad de retribuir los cuidados o las tareas de la casa? ¿Es posible el pleno empleo? Y si no lo es ¿qué hacemos?

Para los físicos, que el 27% del universo sea materia oscura y que se desconozca exactamente qué cosa es eso resulta un reto. Bueno, pues quizás haya también un 27%, un 30, un 40% de algún componente vital para nuestra organización social que aún desconozcamos, ¿por qué no explorarlo? En cualquier caso, ¿podríamos empezar a hablar de ello de una vez por favor?

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