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El caballero sin espada III

El pebetero olímpico

Ignacio Gómez-Acebo

Llegamos al ecuador de los Juegos Olímpicos y las medallas van llegando. El Gobierno en funciones y sus acólitos de RTVE respiran tranquilos. El trabajo serio y riguroso de nuestros deportistas tapará toda la falta de sensibilidad que han tenido con el deporte español en estos últimos años y la pobre cobertura que están llevando a cabo. Había crisis, sí. Aún la sufrimos. ¿Tenía que ser el deporte y la radio, televisión y web públicas los grandes castigados? El mérito de nuestros deportistas es suyo y solo suyo.

El ministro Méndez Vigo y su segundo, Miguel Cardenal recorren sedes, medios, especialmente RTVE, y se fotografían con los deportistas laureados. ¿Dónde estaban cuando otros se quedaron en el camino por falta de ayudas públicas? Menos mal que algo quedó del programa ADO y nació su hermano menor, Podium.

RTVE ha invertido en estos Juegos Olímpicos y Paralímpicos más de 100 millones de euros. Si sumamos los derechos audiovisuales del ciclo (Sochi + Río), las inversiones en la producción de las coberturas, la inversión a través del programa ADO, aunque haya sido la más baja de la historia, y las prestaciones publicitarias que emanan de ese programa. El resultado no está a la altura del esfuerzo económico.

La función de los medios públicos, siguiendo los principios fundacionales de los decanos de la televisión, la BBC, son: informar, educar y entretener. Esos deberán ser los principios que llevarán a RTVE a ser parte de nuestra sociedad.

La información, la buena información, es uno de estos pilares. Una información plural, veraz y diversa que conecte con la realidad de todos los ciudadanos. Una información en manos de profesionales independientes que se alejen de la mano de los partidos políticos y los gobiernos. Para que un medio público tenga el aprecio, la consideración y el respeto de los ciudadanos, sus informativos tienen que estar gestionados con esos principios. ¿Qué pasa en RTVE para que esto no sea así? Nuestra tradición política poco o nada democráticas lo explican. La escasa democracia interna de los partidos y las instituciones públicas también. La creación de RNE y TVE, durante la dictadura, las hace haber nacido con un pecado original, ser maquinaria de propaganda al servicio de los diferentes regímenes o gobiernos. Dos excepciones, la información durante los primeros años de la Transición y el periodo 2004-2012 con Fran Llorente al frente de los informativos de TVE.

Estos últimos cuatro años han sido los peores de toda esta historia. Los peores, pues pudimos vivir durante los inmediatamente anteriores que otra forma de hacer información era posible; desgubernamentalizada, dando voz a la oposición y sobre todo dando voz a la ciudadanía. Durante aquel tiempo los informativos de RTVE eran referencia para la sociedad por su profesionalidad, rigor y pluralidad. Dar voz a todas las voces era su inspiración. Además fueron líderes de audiencia como consecuencia de aquello.

Educar, que no instruir. Educar en los principios democráticos, en la libertad, la tolerancia, la diferencia, en la diversidad de una sociedad compleja. Educar en la aceptación del otro, del diferente. La aceptación de la discrepancia como forma de ser mejores. Educar en los valores que emanan de nuestra Constitución, a la que tanto se alude y tanto se incumple. A esta o a la que venga. Educar en el principio de legalidad.

Y entretener, no por ir la última tiene una menor importancia. Los medios de comunicación de masas tienen en su razón de ser llegar al máximo número de lectores, oyentes, espectadores o usuarios. Los medios públicos aún más. Y es así porque se financian con fondos públicos y se les debe exigir que respondan a las expectativas que se depositan en ellos. Entretenimiento de calidad, de altura. Buen cine, buenas series de ficción, buenos concursos y programas de actualidad. Buenos programas infantiles y juveniles; atención al salto digital. Buen deporte.

El deporte es uno de los fenómenos sociológicos de nuestro tiempo. Desde el nacimiento de RNE, después TVE y finalmente rtve.es, el deporte ha sido parte del ADN de RTVE. Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, el apoyo al deporte femenino, minoritario y los nuevos deportes siempre han estado en la agenda de RTVE.

¿Qué ocurre en estos Juegos Olímpicos para que la misión de informar, educar y entretener que debe cumplir RTVE no la esté cumpliendo como debería? La respuesta es fácil; cuando una empresa no se dirige con criterios estrictamente profesionales y son las camarillas partidarias las que toman el control, este es el resultado. Dice un directivo de RTVE que los medios critican a la empresa y no destacan sus éxitos. ¿Que éxitos? La labor de los medios es ejercer la crítica para construir algo mejor. ¿No será que lo que observan y les traslada la sociedad no les gusta? Es cierto, con RTVE hay barra libre a la hora de ejercer la crítica y así debe ser. Cada ciudadano tiene el derecho y deber de criticarla, porque pertenece a todos ellos y se paga con sus impuestos. RTVE no es de su presidente, no es de su Consejo de Administración, no lo es tampoco de sus trabajadores. Escuchen y aprendan de la crítica, es su deber.

RTVE es de todos nosotros. Más transparencia y menos hipocresía, señores. Estamos asistiendo a la peor cobertura de unos Juegos Olímpicos de la historia, una triste forma de terminar esta historia.

Una última reflexión. En una reciente encuesta una gran mayoría de los británicos reconocen confiar más en la BBC que en sus propias familias. Son británicos. Es la BBC. Corramos un tupido velo...

No, levantemos las alfombras, abramos las ventanas. Una nueva RTVE es posible. Con tu ayuda, con la ayuda de todos.

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