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Los casinos del promotor de Eurovegas son un nido de empleados infelices

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Javier Salas

Sheldon Adelson se hizo inmensamente rico gracias a su intuición de que levantar en Macao un complejo de casinos y hoteles atraería a cientos de millones de jugadores provenientes de toda China y del sureste asiático. Adelson multiplicó por 14 su riqueza personal tras su inversión en la excolonia portuguesa, que ahora disfruta de pleno empleo.

Sin embargo, los casi 30.000 trabajadores que tienen puesto fijo en los casinos de Macao son los más infelices de toda la región en cuanto visten el chaleco y la pajarita. “La satisfacción con el trabajo en los casinos de Macao es baja de manera generalizada”, explica el economista David Forrest, investigador especializado en el mundo del juego.

Forrest, que conoce bien el ecosistema de crupieres y ruletas que se ha consolidado junto al delta del Río Perla, acaba de publicar un estudio que concluye que estos empleados están muy insatisfechos “por problemas inherentes a la industria del juego”.

Curiosamente, los empleados de los casinos no están descontentos con la vida en general, sino que el estudio muestra que únicamente están insatisfechos, en comparación con el resto de trabajadores de Macao, con su oficio. more

“Los resultados señalan que el trabajo a horas especialmente incómodas es la principal fuente de satisfacción laboral baja. Pero los empleados están en general insatisfechos con el trabajo en sí, con la escasa estabilidad laboral y se sienten infravalorados en su potencial”, describe Forrest, de la Universidad de Saldford.

Esta infelicidad generalizada es especialmente paradójica ya que el mercado laboral de la región está regulado de tal manera que los empleados de los casinos disfrutan de unas nóminas (alrededor de 2.000 euros) que casi triplican la media salarial de sus convecinos. Las leyes restringen el acceso de trabajadores inmigrantes a estos empleos, hay poca mano de obra preparada y los boyantes casinos se rifan a los buenos jefes de mesa.

A los problemas citados, se suman los riesgos de caer en la ludopatía e incluso los casos de acoso sexual en el puesto de trabajo. Con un resultado previsible, como muestran otros estudios previos: la renuncia al puesto de trabajo, nada excepcional entre estos empleados.

“Hay una gran cantidad de literatura científica que muestra una estrecha correlación entre una baja satisfacción laboral como la de los casinos y altas tasas de abandono”, remata Forrest. Este experto en los procesos económicos que rodean a los casinos advierte que el caso de Eurovegas será peor que el de Macao, si finalmente se levantan en Madrid o Barcelona los establecimientos que Adelson tiene programados.

En España, el casino será una parte mucho menor del empleo total de la región y, por tanto, la mano de obra se pagará con unos salarios a los mismos precios que el resto del sector del ocio.

Es más, para que se genere empleo en torno a un casino se tienen que dar unas ciertas condiciones “o incluso podría hacer desaparecer puestos de trabajo”, advierte Forrest. Si Eurovegas no lograra atraer importantes cantidades de turistas de todo el continente y la mayoría de sus clientes fueran únicamente españoles, lo único que sucedería es que el gasto local en actividades de ocio se redistribuiría de otra manera, sin generar ningún beneficio.

En el peor de los casos, se perderían puestos de trabajo porque, por ejemplo, un casino tiene menos empleados dedicados a servir comidas que un restaurante convencional al que pudiera quitarle la clientela y, circunstancialmente, obligarle a cerrar. Las Vegas Sands, la promotora de Adelson, aspira a crear 260.000 empleos directos e indirectos a largo plazo en torno a su proyecto.

“Los casinos proporcionan beneficios económicos sólo si se atraen muchos turistas, y sospecho que esto podría ser un fenómeno de corto plazo; si tiene éxito, otras regiones europeas modificarán también su legislación para levantar sus propios casinos. El único beneficio a largo plazo será que ampliará la oferta de ocio para los madrileños”, sentencia el profesor de la Universidad de Saldford.

Por otro lado, para que cuaje, obligará al Gobierno autonómico madrileño a alterar un buen número de leyes. Algo que Adelson, generoso benefactor del partido republicano de EEUU, ya hizo en Macao y no siempre de forma legal.

Una importante reforma legal que necesitaría Eurovegas es la de la prohibición de fumar en locales públicos. Según muestran diversos estudios econométricos, cuando se impide fumar se provoca una caída del 20% en la facturación de los casinos: el cliente deja de estar atado a la tragaperras porque tiene una atadura aún mayor, su drogadicción.

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