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Ya tenemos un corredor

Patxi López en la presentación de su candidatura a las primarias del PSOE.

Antón Losada

Los autos locos del PSOE ya tienen su primer corredor en carrera. Hasta ahora para entretenernos sólo teníamos corredores virtuales. Pero ahora ya ha saltado a la competición uno de carne y hueso a quien despellejar a conciencia sin que pueda esconderse detrás de evasivas, silencios o cantos de amor a la tierra, su gastronomía y sus gentes. La lenta y silenciosa conversión al Susanismo, que parecía ir imponiéndose en las filas socialistas como solución para muchos, ha sufrido su primer tropiezo serio. Desde hoy ganar por aclamación se le ha puesto mucho más difícil a la presidenta andaluza.

Patxi López encarna la primera respuesta a una de las pocas leyes de la economía que aún se mantiene en pie: donde existe demanda siempre se acaba generando oferta. Seguramente no sea la única. En el PSOE, entre sus votantes pero también entre sus militantes y cuadros, crece el cansancio tras este año largo de guerra de trincheras para no se sabe muy bien qué. Un sentimiento que se ha popularizado a través del eslogan “ni Su ni Sa”, perfecto resumen del convencimiento que no pocos tienen respecto a que el desgaste para liderar una nueva etapa es lo único que une a las dos cabezas visibles de los bandos. Pedro Sánchez y Susana Díaz aún pagan hoy el desgaste por llevar su enfrentamiento a aquel comité federal y convertirlo en un remake del Señor de las Moscas.

Más allá de la audacia de ser el primero en dar el paso, su trayectoria como hombre de partido o su discutible tirón electoral, resulta difícil calcular qué tiene exactamente detrás Patxi López. Seguramente menos de lo que parece pero más de cuanto algunos le atribuyen. Jugará sus cartas con la expectativa que pueda generar su perfil conciliador en medio de tanto enfrentamiento y el respeto que pueda atesorar entre no pocos militantes y votantes socialistas. De entrada, su candidatura ya ha ocupado buena parte del espacio que podría aspirar a ganar un Pedro Sánchez cada vez más encadenado a sus errores.

De momento Susana Díaz vuelve a amagar. De hecho, sus recurrentes amagos parecen haberse convertido en una razón no precisamente pequeña para explicar los problemas del PSOE. Parece seguir empeñada en presentarse sólo cuando tenga segura la victoria, sin percatarse de que ese tren ya hace tiempo que salió de las estación del puño y la rosa. O también puede que sus muchos años de experiencia en la vida orgánica le digan que hay algo que no va bien y puede perder porque haya demasiada gente dentro del partido que la percibe como el mal menor, no como la solución.

Quedan cuatro meses de carrera en el PSOE. La victoria no se va a decidir al sprint y conviene administrar las fuerzas. Pero el tiempo para empezar a correr con garantías de llegar a tiempo de ganar se va agotando.

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