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La desconexión

Cristina Pardo

Una de las respuestas más habituales de algunos catalanes cuando opinas desde fuera es que no te enteras de lo que pasa allí. Me parece comprensible. Nada como estar sobre el terreno para hablar con conocimiento de causa. Lo que ocurre es que probablemente los que estamos fuera también podemos aportar algún punto de vista para ser tenido en cuenta y enriquecer el debate. No sobre el sentimiento de los catalanes, porque creo que exige un respeto y cierta pulcritud en los planteamientos, pero sí sobre sus líderes políticos. Por ejemplo, tengo muchísimas dudas sobre el enfoque de esta campaña electoral.

Según algunos dirigentes nacionales e internacionales, una Cataluña independiente no seguirá en la UE. Y lo explican recurriendo a tal o cual tratado, a tal o cual regla comunitaria o incluso a la soberanía del Estado español. Sin embargo, en las comparecencias de ‘Junts pel sí’ apelan a lo que ellos consideran el sentido común: “¿Cómo van a querer echar a más de siete millones de personas? ¿Cómo nos vamos a quedar fuera si ya estamos dentro?”. Ya, ya. Pero al margen de la lógica y las buenas intenciones de la UE, ¿en qué se basa Artur Mas? ¿Con cuál de nuestros socios comunitarios ha hablado para asegurarse de que su expulsión no llegará? ¿Cómo sabe que otros países se arriesgarán a enemistarse con el nuestro, solo para reconocer su existencia como ente propio?

Esta semana estuve en una rueda de prensa de Mas en la que declaró: “Si a Cataluña se le reconoce como Estado, ¿cómo se nos va a echar de la UE?”. ¿Tiene garantizada Mas la primera premisa? ¿Sabe de alguien que le vaya a reconocer como Estado, sobre todo si el proceso es unilateral? El portavoz de la Comisión Europea ha dicho que no. ¿Qué otra voz más autorizada hay en este caso? ¿Tiene mayores conocimientos en esta materia la lista de ‘Junts pel sí’ que Bruselas? ¿Es serio el debate que se está haciendo sobre este tema?

Tampoco resulta fácil de entender, en este ambiente tan agrio, qué hay detrás de las críticas del sector bancario al proceso catalán. Ciertamente, el momento elegido parece esconder una intencionalidad más política que económica. Pero de nuevo, cuando intentas entender el fondo del asunto, ‘Junts pel sí’ dice sencillamente que los bancos no se van a ir y que, en todo caso, su hueco lo llenarán otros.

Las mismas dudas me suscitan las versiones contradictorias sobre el futuro de las pensiones. Y, en definitiva, la oportunidad de ciertos pronunciamientos políticos que obtienen el efecto contrario al que pretenden o la falta de pedagogía y de mensajes ilusionantes desde el Gobierno central. En todo caso, aunque el domingo los independentistas no logren la mayoría absoluta, Rajoy debería hacer una reflexión seria. Debería preguntarse por qué a pesar de todas las incertidumbres que sobrevuelan este proceso, los catalanes votan sí. Por qué la distancia con el resto de España es cada vez mayor. Por qué hay tantos catalanes que creen a Artur Mas y ya les da igual lo que diga Rajoy. Por qué.

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