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Las matemáticas de la izquierda

Isaac Rosa

Nada más conocer los resultados, una fiebre matemática invadió anoche a los votantes de izquierda: nos lanzamos todos a contar, sumar, restar y multiplicar.

Contar

ContarA la vista de las encuestas previas, algunos esperábamos contar escaños con los dedos, y al final nos han faltado manos: 6 de IU, 5 de Podemos, 2 de Esquerra, 1 de BNG/Bildu, 1 de Primavera Europea… Y lo mismo con los votos, no teníamos espacio para tantos ceros: muy por encima del millón tanto IU como Podemos, cientos de miles el resto de formaciones.

Así, en primera lectura, es un gran éxito de todas las candidaturas de izquierda: consiguen representación más grupos que nunca, y lo hacen con impresionantes aumentos de votos. Y por encima de todos, la sorpresa de Podemos, que en pocos meses logra un éxito nunca visto y que toca interpretar.

Sumar

SumarTras echar cuentas, anoche nos pusimos a sumar. Nada más conocer los resultados, todos hacíamos la misma operación: colocar votos y escaños de las fuerzas de izquierda en una columna, trazar una raya debajo, y sumar. IU+Podemos+Esquerra+BNG/Bildu+Primavera=15 escaños. Más que el PSOE, a solo uno del PP. Y si hacíamos la misma suma en votos, nos salían cuatro millones de votos. Los mismos que ha sacado el PP. Aun éramos capaces de sumar otros cuantos votos más de partidos que no han logrado representación, para convertir así a la suma total en primera fuerza, por encima del PP.

Pero es evidente que esta suma parece la cuenta de la vieja, o incluso el cuento de la lechera. Primero, porque parece dudoso que todas estas fuerzas estuviesen de acuerdo en ir juntas en unas elecciones. ¿Se unirían Esquerra, BNG o Bildu con el resto de la izquierda estatal, o ellos están decididos a hacer la guerra por su cuenta en sus territorios? ¿Podríamos siquiera contar con las versiones catalana o vasca de los partidos de ámbito estatal?

Incluso aunque redujésemos los factores de la suma a solo dos, IU y Podemos, tampoco estamos seguros de que nos salgan las cuentas, la aritmética electoral no es tan simple. En caso de haber concurrido juntos, en una sola candidatura, ¿la suma de ambos habría dejado 2,7 millones de votos y 11 escaños, tal como reúnen por separado? No tiene por qué. Quizás hubiesen resultado bastantes más. Pero también podrían haber sido muchos menos. Parece claro que la estrategia de Iglesias y los suyos ha logrado movilizar a votantes de izquierda desencantados, huidos del PSOE, rescatados de la abstención, y quizás también entre los descontentos desideologizados. ¿Habrían votado a una candidatura donde IU hubiese sido la principal referencia (tal como habría ocurrido antes de estas elecciones)? No lo creo.

Restar

RestarLas matemáticas de la izquierda continuaron en la noche electoral: algunos se dedicaron a restar en el cuaderno. ¿Le ha quitado Podemos votos a IU? ¿Ha frenado su ascenso, le ha quitado parte de su crecimiento, ha irrumpido a su costa? Mi respuesta es no. O no del todo. Si tenemos en cuenta que la participación ha sido la misma que en 2009, y que IU ha recibido un millón de nuevos votos, cabe pensar que Podemos no ha encontrado sus votos entre los apoyos habituales de IU, sino sobre todo entre los desencantados del PSOE: el partido de Rubalcaba se deja dos millones y medio de votos respecto a las europeas de 2009 y 2004. Una cifra que casi coincide con la suma de los nuevos votos de IU y Podemos. Si miramos al caso más llamativo y preocupante para IU, el municipio de Rivas, donde Podemos se convierte en primera fuerza, observamos el mismo fenómeno: IU no solo no cae, sino que casi duplica sus apoyos respecto a 2009, y sin embargo Podemos logra un número de votos que casi coincide con los que pierde el PSOE.

Entonces sí, Podemos se ha llevado votos flotantes que no ha sumado IU, pero ¿los habría logrado IU en caso de no existir el joven partido de Pablo Iglesias? No, seguramente tampoco los habría sumado, o solo una parte pequeña de ellos. De ahí el valor de lo logrado por Podemos, y su peso cualitativo de cara a futuros proyectos conjuntos. Y la necesidad de que IU entienda que por si sola no puede, que su techo electoral parece bastante anclado, y que si no acepta esta realidad, se arriesga a verse superada en un futuro próximo, como ya ha ocurrido en nada menos que siete Comunidades, y en ciudades tan importantes como Madrid, Sevilla, Zaragoza o Bilbao. En todas ellas Podemos queda por encima de IU, pese al ascenso de ésta en todos los casos.

Multiplicar

MultiplicarTras contar, sumar y restar, llega la operación decisiva: multiplicar. Lo dijo Pablo Iglesias en sus primeras palabras de la noche electoral: “no hemos conseguido nuestro objetivo”, que no es lograr cinco escaños en Bruselas, sino superar a los grandes partidos, convertirse en opción de gobierno. Para ello no basta con sumar. Ni siquiera con crecer, por mucho que Podemos aun pueda estar lejos de su techo electoral, dado el increíble resultado pese al poco tiempo y a la limitación de recursos.

El bipartidismo puede estar herido, pero no muerto. De aquí en adelante, el PP recuperará apoyos, una vez su electorado piense que con el mal resultado de las europeas ya ha pagado un precio, ya ha sido castigado. En cuanto al PSOE, una operación de renovación interna junto a las primarias, le haría recuperar algo del terreno perdido. En ambos casos, el daño es grande, pero para superar electoralmente al bipartidismo hace falta más, mucho más. Hay que multiplicar.

La suma de IU, Podemos, Equo y quizás otros, no es suficiente. En cambio multiplicar sus fuerzas sí puede convertir a la izquierda política y social en una opción de gobierno a medio plazo. Una multiplicación que ahora podrá ensayarse a pequeña escala, de cara a las próximas autonómicas y sobre todo municipales. La ruidosa entrada de Podemos en ciudades y pueblos abre un nuevo terreno de juego, obliga a IU a una confluencia que hasta ahora no se ha tomado en serio, y activa a otras fuerzas más pequeñas, de ámbito local, así como a las muchas asambleas y grupos sociales de cada lugar.

También Podemos debe ver la oportunidad, y administrar con generosidad su éxito, por raro que suene algo así para un partido tan joven y tan meteórico en su ascenso. También debería atender a algunas de las críticas recibidas en estos meses, y que quizás siguen siendo válidas aunque parezcan invalidadas por el buen resultado. Pero sobre todo, asumir que por separado no lograrán ni unos ni otros ser alternativa de gobierno, pues las cartas parecen muy repartidas, y solo cabe quitarle fichas al de al lado. Es decir, sumar, pero restando.

Será entonces, en esas municipales y autonómicas, donde comprobemos si las matemáticas funcionan. Si se puede multiplicar. Si el resultado de anoche es un espejismo fruto del hartazgo ciudadano y de la ligereza de unas europeas, o si de verdad se ha abierto una esperanza de cambio.

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