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Esa ideología subida a los tanques

Suso de Toro

El mismo día en que esos dos millones trescientos mil ciudadanos catalanes cometían un delito, la desobediencia civil a un Gobierno que ya no consideran legítimo, otras personas en distintas ciudades españolas recitaban en público la Constitución para “leerles la cartilla”. Una organización nacida para esta ocasión llamada “Libres e Iguales” organizó esa demostración.

En Galicia, la prensa coruñesa destacó la participación de Francisco Vázquez. Vázquez es todo un personaje, guerrista convencido, fiel al Opus Dei, implicado en irregularidades inmobiliarias y de un españolismo que para sí quisieran los falangistas mantuvo una entente, muy provechosa para sus intereses, con Fraga durante años. Que fuese alcalde de A Coruña por el PSOE y secretario de los socialistas gallegos ayuda a comprender algo de por qué Galicia está como está y en que manos. Vázquez es querido por los medios, especialmente de la derecha más extrema, y no los defrauda: pidió que sacasen los tanques contra esos dos millones y pico de catalanes sediciosos. Nada que comentar.

En mi ciudad, ochenta kilómetros al sur, leyeron el texto tres personas. Una de ellas fue el alcalde de la ciudad por el PP, el tercero desde las elecciones pues los otros dos anteriores tuvieron que dimitir por motivos varios; éste está denunciado por sus actuaciones anteriores como Conselleiro de obras públicas. A las otras dos personas las conocí hace años, uno era entonces de “Organización Comunista de España (Bandera Roja)” y el otro del “Movimiento Comunista de España”, (MCE), que posteriormente pasó a denominarse MCG. Éste último fue durante un año o dos mi jefe de célula y siguió siendo luego compañero en un partido de la izquierda galleguista. Ambos leyeron, junto al alcalde del PP, el texto como una acta de acusación contra aquella ciudadanía descarriada que quiso votar por su cuenta y sin permiso del gobierno de Rajoy.

El artículo más invocado fue ese artículo segundo tan característico de esa Constitución, trasladado de la “Ley de Principios del Movimiento Nacional” a la constitución vigente por la Junta de Jefes de Estado Mayor en 1977 y aceptada por los constituyentes la unidad indivisible de la nación española.

La Constitución hace mucho tiempo que dio de si lo que contuviese de democracia. Cada vez más gente cree que lo que hubiese en ella de pactos democráticos fueron traicionados y ya están acabados y olvidados, cualquier acuerdo de convivencia pasa por un nuevo periodo constituyente. Creo que esa constitución enarbolada como un fetiche solo sirve para encarcelarnos a todos, para intentar encerrar una realidad que hace tiempo que no cabe en ese texto. La prueba de que no garantiza libertad y democracia y si, en cambio, sometimiento es que sus partidarios recurren siempre a la fuerza para defender su vigencia, echan mano de fiscales o de tanques. O bien la Constitución o bien cárcel o muerte.

Ya se puede redactar la historia de estas décadas porque queda atrás y hay perspectiva. En esa crónica habrá que redactar momentos de alegría, episodios chuscos y tantas historias personales lamentables. Durante ese tiempo presencié viajes vitales extremos e inverosímiles: conocí a terroristas vascos que se pasaron al españolismo más encendido y que pedían la ocupación militar del País Vasco, supuestos anarquistas que se mostraron españolistas redomados y pedían al estado lo mismo, marxistas leninistas que acabaron pensando de igual modo y pidiendo más de lo mismo. Quienes criticaban hace unas décadas al Ejército y su régimen ahora piden cárcel y tanques contra la población y lo hacen en nombre de la razón. Ésa que produce monstruos.

Ya casi nada me sorprende y cuando me muera podré decir que he visto de casi todo, aunque no dejo de ver cosas nuevas que me sorprenden. Por ejemplo, no imaginaba ver imputados y reclamados por la Interpol a viejos asesinos franquistas que siguieron impartiéndonos lecciones durante años y años.

Pero ¿y si tienen razón esos viajantes entre ideologías que custodian su constitución? ¿Y si es un error seguir pensando de otro modo? Al cabo, ellos tienen el estado y los demás no tenemos nada excepto a nosotros mismos. Quién sabe.

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