Una moción de censura que obliga a retratarse
En este mundo del revés Rajoy considera que es “poco serio” que alguien plantee hablar de la corrupción que afecta al PP. El presidente del Gobierno, líder de un partido investigado judicialmente por, entre otras cosas, usar dinero público para financiación privada, considera que quien le cuestiona está “alejado de un planteamiento político responsable”. El responsable es él, que a menudo se esconde para no dar la cara. El serio es él, que no quería estar frente al juez para explicar la corrupción de su partido.
Rajoy considera que los escándalos de corrupción son “chismes” y como “chismes” que son, no merecen su atención.
Veamos algunos de los chismes en las portadas de los medios de comunicación de un solo día. Repito: de un solo día.
La UDEF vincula al marido de Cospedal con la red de los Pujol en África dentro de una trama que desvió 92 millones.
El Tribunal Superior de Murcia ha procesado al expresidente de la región Pedro Antonio Sánchez por el caso Púnica.
El PP maniobra para torpedear la comisión de investigación en el Congreso.
Un hospital público de Madrid contrató a una consultora que había fichado a un exalto cargo de Sanidad.
Gallardón y las empresas de mantenimiento de M-30 boicotean el inicio de la comisión de investigación.
La sanidad madrileña pagó 10 millones extras en sueldo de personal al servicio de una concesionaria privada.
Ofensiva contra funcionarios anticorrupción que investigan al PP.
El PP impide investigar los contratos de Villar Mir con la Xunta para no “destruir la democracia”.
Aguirre y González favorecieron a “La Razón” a través de publicidad institucional.
Los investigadores sospechan que imputados en “Lezo” están moviendo dinero en el extranjero e intentando ocultar papeles.
Veamos ahora la otra corrupción, la que se ejerce con políticas que enriquecen a unos pocos a costa de la mayoría.
La precariedad y la falta de empleo abocan a 8 de cada 10 jóvenes a vivir en el hogar paterno (datos del Consejo de la Juventud de España).
El Banco de España alerta del crecimiento de la precariedad laboral.
Desde finales de 2013 la creación de puestos de trabajo temporales ha representado el 54% del total.
España, en el pódium del subempleo en la Unión Europea. Hasta 1.413.000 trabajaban en 2016 a tiempo parcial de forma involuntaria y desearían estar ocupados más horas, según Eurostat.
El 73% de los trabajadores menores de 25 años es temporal.
Uno de cada ocho contratos firmados en 2016 tuvo una duración inferior a 7 días.
La protección social ha caído el 52%, con la mayoría de los beneficiarios recibiendo solo ayuda de “carácter asistencial”.
España es el país de Europa en el que más se ha reducido la clase media. Se considera que una familia de 3 miembros es de clase media si tiene unos ingresos superiores a 19.502 euros al año.
Uno de cada ocho trabajadores españoles está en riesgo de pobreza.
El 28% de los ciudadanos está en riesgo de exclusión social.
La desigualdad entre el 20% más rico y el 20% más pobre es una de las más altas de la Unión.
Bruselas destaca el riesgo de que en España se instalen tasas de pobreza notables incluso entre quienes tienen trabajo.
Siguen ejecutándose desahucios sin alternativa habitacional. Es decir, se echa de sus casas a familias con niños sin que las autoridades las recoloquen bajo un techo.
Muchos, y no solo en el PP, quieren reducir la moción de censura de este martes a una simple anécdota: Pero lo cierto es que lo que en ella se plantea hay un contenido transversal compartido no solo por los votantes de Unidos Podemos: la necesidad de poner un cortafuegos a la corrupción y de aplicar políticas al servicio de la mayoría. Eso tendría que ser más urgente que los esfuerzos por desprestigiar la única iniciativa por vía institucional que hasta ahora ha intentado frenar, con hechos, la indecencia.
Este martes, ante la moción de censura, el voto de los grupos políticos, por muchos matices que quieran añadirle, solo tendrá dos direcciones: facilitar que Rajoy siga gobernando o impedirlo.
