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Las mujeres tienen hormonas, no así los hombres

La pareja española de tenis formada por la grancanaria Carla Suarez y la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza en Singapur disputando un partido del Masters. (Twitter oficial de Carla Suarez).

Barbijaputa

El número uno mundial del tenis, Novak Djokovic, ha saltado a las portadas por una polémica sobre la distribución de los premios en metálico entre tenistas europeos y españoles, que a su vez comenzó Raymond Moore, director ejecutivo del torneo de Indian Wells. Este dijo: “En mi próxima vida, cuando regrese, quiero ser tenista español porque los españoles se aprovechan del éxito del resto de tenistas. No toman ninguna decisión y son afortunados. Muy afortunados”, y “Si yo fuera un tenista español, me arrodillaría cada noche y daría gracias a Dios por el nacimiento de otros tenistas como Roger Federer. Ellos son quienes han llevado el peso de este deporte”. Estos comentarios, como era de esperar, enfadó mucho a renombrados tenistas españoles, como Rafa Nadal. Más tarde, Djokovic, tras su victoria frente a Milos Raonic, también opinó aludiendo a que es un tema “delicado” y que los españoles merecen “respeto y admiración” por sus logros. “Aplaudo a los españoles por sus logros. Honestamente lo digo. Lucharon por lo que se merecían y lo consiguieron. Por otro lado, el mundo de la ATP debería luchar por más (dinero) porque las estadísticas muestran que tenemos muchos más espectadores en los partidos donde no hay españoles”. Luego siguió “Esa es una de las razones por las que pienso que los demás deberíamos ganar más y los españoles menos”. Y se encumbró con un: “Mientras que haya datos, estadísticas e información disponible sobre quién genera más atención y atrae más espectadores, creo que el dinero debe ser distribuido justamente”. Cuando un periodista le recordó al jugador que su primera entrenadora fue española, contestó: “Tengo un respeto tremendo por lo que están consiguiendo los españoles en el deporte global”. “Sé por lo que pasan con su dificultad para trabajar duro, y su cultura es muy diferente a los de los de fuera de España (...) Ya sabes, el clima, las ganas de fiesta y esas cosas, no necesitamos entrar en detalles. Los españoles saben de qué hablo. Tengo gran admiración y respeto por ellos al luchar a tan alto nivel”, declaró.

Estarán ustedes boquiabiertos. No pueden creer que Djokovic y Moore hayan dicho semejante barbaridad. No dan crédito a que una noticia así no haya entrado en telediarios ni estén en portada. ¿Cómo es posible que no se hayan enterado de estas declaraciones antes? ¡Es intolerable!

Pues bien, la respuesta es muy sencilla. No hablaban de nacionalidades, sino de géneros. La noticia real es la misma, exactamente, aquí pueden leerla, sólo cambié 'españoles' por 'mujeres', Serena Williams por Rafa Nadal y “dificultad para trabajar duro” por “hormonas”.

Algunos, muchos, millones dirian al leer estas líneas que... bueno, al hablar de mujeres, a ver, la cosa cambia... es que... claro, una cosa es que hagan diferenciaciones por países y otra muy diferente que discriminen por género. Que no es lo mismo. Porque si nos ponemos a discriminar por países, los españoles lo tenemos jodido entonces en muchos aspectos. Además, no tiene sentido la comparación porque los españoles tenemos a Rafa Nadal. Sí, bueno, también hay mujeres como las hermanas Williams, pero no es lo mismo. Las mujeres siempre igual, cómo sois, manipulando para llevar razón. Es que cuando Djokovic dice que los cuerpos son diferentes y que vosotras tenéis eso de las hormonas, no puede llevar más razón, lo de compararlo con la dificultad para trabajar duro es un topicazo y un prejuicio estúpido. Pero lo de las hormonas, no, porque cuando estáis ovulando es impepinable que sufrís alteraciones. Y eso se ve luego en el juego, por eso lo petáis poco o nada nunca, por las hormonas. No porque tengáis el peso social y cultural que habéis sufrido durante toda la Historia, no porque durante siglos se os haya imposibilitado el acceso a casi todos los ámbitos, o porque os hayan enseñado que una chica no puede moverse y actuar libremente, no porque desde pequeña os hayan inculcado ser modositas y vestir de princesas. No porque no se destinen subvenciones a fomentar el deporte femenino como se hace con el masculino. No. Es por las hormonas. Y sí, claro, en cierta forma los premios deberían repartirse por repercusión, si ellos son mejores por lo que sea, porque pueden dedicarse a entrenar horas y horas mientras que a ellas se les tiene destinadas otras labores, o porque desde pequeños a ellos se les enseña a moverse con libertad y desarrollarse en todos los aspectos posibles, pues es lógico que en su cuenta corriente tenga que repercutir eso. Porque eso es currárselo más. Meritocracia, que se llama. Así que sí, cambiar español por mujer es hacer trampas. Porque no es lo mismo. Porque esa discriminación me afectaba a mí, y ahora, como hombre que soy, no me afecta y puedo opinar que no es lo mismo. No se puede diferenciar entre hombres por nacionalidad, porque somos todos iguales, pero sí se puede diferenciar entre hombres y mujeres. Porque las mujeres, en definitiva, tienen hormonas.

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