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Opinión - Pedir perdón y que resulte sincero. Por Esther Palomera

Otra nota de suicidio en Grecia

Iñigo Sáenz de Ugarte / Iñigo Sáenz de Ugarte

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Alexandros, de 61 años, es el último griego que se ha suicidado por problemas relacionados con la crisis económica. Se ahorcó hoy de un árbol en una plaza de Nikaia, un suburbio de la zona norte de El Pireo. La policía encontró una nota en el bolsillo de su pantalón:

"La policía no sabe nada de mí. Nunca he bebido en mi vida. Sobre mujeres y drogas, sólo las he visto en sueños. Nunca he estado en un kafenio (café), ¡sólo he trabajado todos los días! Pero cometí un grave crimen: me convertí en profesional autónomo con 40 años y me hundí en las deudas. Ahora soy un idiota de 61 años y tengo que pagar. Espero que mis nietos no nazcan en Grecia, ya que aquí ya no habrá más griegos. Es mejor que aprendan otro idioma ¡porque Grecia será borrada del mapa! A menos que salga un político con las pelotas de Thatcher para poner al Estado en su sitio". 

Según sus vecinos, Alexandros, casado y con dos hijos, estaba ya jubilado pero continuaba haciendo trabajos de electricista. En los últimos tiempos, las cosas le habían ido mal y no conseguía ingresos suficientes para pagar sus deudas.

En los últimos días se han producido varios incidentes similares. Ayer, un hombre de 42 años se tiró desde la quinta planta de un hospital en Creta dos días después de perder el empleo.

En muchos casos de suicidio se confunden circunstancias personales dramáticas y otras que tienen que ver con carencias económicas. El 24 de mayo, un hombre de 60 años y su madre se lanzaron desde una quinta planta de un edificio de Atenas. La mujer, de 90 años, sufría de Alzheimer y su hijo era la única persona que podía cuidarla.

En el suicidio de más trascendencia de los últimos meses, Dimitris Christoulas se pegó un tiro el 4 de abril en la plaza Syntagma de Atenas. Christoulas dejó una dura nota de despedida en la que cargaba contra los políticos y les deseaba que corrieran el mismo destino de Mussolini: “Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún días las armas y colgarán a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussolini en 1945”.

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