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Un nuevo Mariano

Mariano Rajoy, a su salida del Congreso de los Diputados junto a Rafael Hernando, este miércoles 26 de octubre

Jesús Cintora

Un nuevo Rajoy ha surgido entre las aguas. Como Moisés guiando al pueblo. El del discurso de investidura es un Mariano suave. Como aquellos “hilitos de plastilina”. Es dialogante, pactista, anticorrupción y da pellizcos de monja. Vamos, como que hasta se permitió decirle a la cara al PSOE que “nadie debe renunciar a sus principios”… Esto antes de que un Partido Socialista desangrado se abstenga para que gobierne. Menuda imagen. A Rajoy solo le faltó decirle a un cariacontecido Sánchez: “Pedro, sé fuerte”. Aunque lo mismo se lo envió por SMS. O igual han abierto un grupo de amigos en Whatsapp. Es tan colega este nuevo Mariano…

Si hasta nos dijo en su discurso que “el PP no es un fin, sino un medio para la sociedad española, una herramienta”. Como ese martillo que rompía los ordenadores de Bárcenas. Asunto por el que, por cierto, la “herramienta” está imputada. Pero da igual, porque, según el Rajoy de la nueva era, “España ha demostrado que aquí no hay impunidad con la corrupción y la política es cada vez más transparente y ejemplar”. Aunque, según él, “hay casos de 'algunas' personas de su partido”. Pío, pío, que yo pasaba por ahí.

Eso sí, otra frase de la investidura para enmarcar: “Contra la corrupción nadie puede presumir de infalibilidad”. Que es una forma de decir, en plan fino, como el nuevo Mariano, eso de “todos son iguales”, que tanto y tan bien ha calado en la sociedad, para mejor absolución de las corrupciones del nuevo santo.

Antes de que el alumbramiento sea completo y hasta pueda ser ministra Cospedal, el “Rajoy de 2016” dijo que está “orgulloso porque España ha demostrado ser una democracia madura para formar un gobierno como en otros países de Europa”. Tengan ustedes fe hasta para creer que en otras potencias europeas seguiría como presidente un político rodeado de casos de corrupción. Pero ya dijo el nuevo líder naciente que no sigue “por beneficio personal o partidario”, sino “por el bien de España”… (“y mucho españoles”).

Dicho esto, queda claro que este otoño-invierno se llevará hablar de “pactos, diálogos y consensos…”. Vistos los precedentes, por lo que dijo y lo que hizo antes el bueno de don Mariano, yo esperaría para ver los resultados. Porque ha prometido una reforma pactada de las pensiones, después de dejar la hucha hecha añicos, con reservas para apenas un año. Toda una legislatura tuvo para ese consenso y pasó de largo. Lo mismo con el pacto de la enseñanza, que promete ahora después de ponerse a toda la comunidad educativa en contra, con los estudiantes en la calle y con Wert, el ministro de los recortes, con retiro VIP en París y los gastos pagados.

Para los díscolos, los que preparan movilizaciones junto al Congreso o piensan que había alternativa, sabed que el “nuevo presidente” dijo que “no había otro camino” y que “hay que borrar toda brizna de incertidumbre que, como mala hierba, haya brotado estos meses”. Ahí lo lleváis. Con un PSOE criticando en las redes lo que luego permitirá al caer en la red de Mariano, Sánchez mantuvo la incertidumbre, antes de ser arrastrado al foso. Susana se dispone a ganar tiempo y el nuevo líder pide un mandato “duradero”. No llega otro año Mariano. Entre unas cosas y otras, quiere una década prodigiosa.

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