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Tras los pasos del flautista de Hamelin

Rosa María Artal / Rosa María Artal

Les están invitando a marcharse de España. En todos los tonos. El 52,7% de los jóvenes se encuentra en paro en un país con más de 5,6 millones de desempleados de distintas edades. Cifras récord del mundo industrializado, con porcentajes similares poblaciones de otros continentes han encendido hogueras de lucha. Aquí les dicen que hagan la maleta y se vayan, que será muy positivo para su formación. Argumento verdadero --abre mentes y horizontes vivir otras culturas-- pero que, en modo alguno, puede constituirse en una obligación.

Emigrar empieza a ser un ultimátum, en realidad.  Por si faltara poco, les restringen el acceso a la sanidad pública. Si a los 26 años no han cotizado (por estudios o por el endémico paro), les retiran la tarjeta sanitaria como ya ha pasado en varios casos dados a conocer. Ante la alarma y la indignación creada, el Ministerio de Sanidad ha anunciado una rectificación del Decreto Ley que así lo estipula. Una tregua forzada. La socialización de las pérdidas se ceba precisamente en salud y educación. more

Lo cierto es que hay empleos en Europa esperando al español que los quiera, o eso vinieron a decir en unas jornadas desarrolladas en Madrid en la sede de la Comisión Europea. El problema es que son exclusivamente para titulados y con dominio de idiomas. Y no cualesquiera: investigadores, médicos, ingenieros o expertos en tecnología. Las carreras humanistas no interesan.

Todo ello sin que plantee el menor interrogante a los representantes de la UE que –desde distintas ideologías-- aceptan guiarse por el dominio del dinero en el proyecto europeo. La Unión no es para parias. Para ellos, está el modelo que abandera en el gremio el dueño de Mercadona, Juan Roig (más o menos el chino): trabajar mucho y cobrar poco. Y a ser posible sin derechos laborales.

Muchos jóvenes han asumido que no tendrán un trabajo estable jamás y que habrán de embarcarse en el tren de la “movilidad”. No sin dolor, porque no es una opción sino un imperativo si esperan contar con un futuro digno. Un Eurobarómetro de 2011 situaba a los jóvenes españoles como los sextos dispuestos a iniciar una nueva etapa en otro país. El 68% quiere irse al extranjero y de ellos casi la mitad no lleva idea alguna de regresar.

En las jornadas de la UE, Sylvia Sazatornil (Confederal de la Juventud de UGT) pidió que al menos se establezca asesoramiento y apoyo financiero para el traslado. Y criticó que los Servicios Públicos de Empleo no aprovechen el portal EURES, que alguna orientación y oportunidades da. Con un dato significativo: solo el 12% de los europeos conoce la existencia de esta web y únicamente un 2% la ha usado. Un nuevo “éxito” de comunicación de la UE.

La Comisión informa, además, que tiene ahí 10.700 millones de euros hasta 2013 para impulsar el empleo juvenil y la creación de pymes en España aún sin asignar, pero acceder a ellos parece labor de expertos en buceo burocrático. Igual vale la pena intentarlo.

El empleo, todo, desde el juvenil al senior, debería figurar como prioridad para los poderes públicos, pero nunca lo es para un neoliberal –de pata negra o asimilado--. Dado el lacerante drama del paro en España, se auspicia la emigración. Con la incertidumbre del balance entre las flores de color de rosa y las espinas que conlleva. Titulado y con ganas –aunque apenas solo así--, lo lógico es que vaya bien. El científico Sergio Pérez Acebrón, coautor del libro Actúa, habla del Heildelberg donde trabaja como “una ciudad volcada en la investigación”, de un proyecto común que proporciona beneficios de todo tipo. Cabría preguntarse qué proyecto de país han previsto nuestros gobernantes para España ¿Un geriátrico?

Expulsamos a los jóvenes. A los preparados. Fuera de la irritante búsqueda de la rentabilidad que solo se fija en “el dinero que nos ha costado formarlos”, lo peor es que nos quedamos sin los mejores profesionales para sustentar y levantar España. La “educación” que propicia el PP aún mermará más el acceso a un trabajo digno en Europa. Cameron cerrando las fronteras de Gran Bretaña a los desplazados de la crisis –nosotros por ejemplo--, la UE al completo y en derrumbe suspendiendo hasta Schengen que fue su seña de identidad, y Merkel instaurando los “minijobs” de 400 euros que condenan a la miseria a quien se acerque a Alemania sin un master bajo el brazo. No, la Europa neoliberal no es lugar para parias.

Como en El flautista de Hamelin, problemas mal resueltos arrastran a la juventud española fuera del país. A todos cuantos –hartos-- nos planteamos cargar con las maletas, el pasado, el presente y hasta el fantasma de la soledad del nuevo comienzo y huir.

Si no se toman medidas serias –y nada apunta a que se vaya a hacer sino todo lo contrario--, España se convertirá en el geriátrico de Europa. Para los nacionales que queden y, en agravio comparativo, para los jubilados ricos del Norte que, con sustanciosas pensiones, aquí viven como Reyes. Una suerte de balneario con sol, playa, ladrillo y toros. Y juegos de azar y putas. Y procesiones y mucha “seguridad” cautiva de la que propicia el autoritarismo. ¿Es eso lo que queremos? Pues ese futuro ya se ha puesto a caminar.

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