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5 razones por las que a Rajoy le preocupan muy poco las encuestas

Antón Losada

“La Liga es muy larga” y “el fútbol es así” son dos grandes principios universales aportados por el balompié. Ambos tienen también su sitio en la filosofía política de Mariano Rajoy. “La legislatura es muy larga y la política es así”, dice el #códigomariano y yo estoy muy de acuerdo; más aún cuando quedan cuatro convocatorias electorales, andaluzas, autonómicas y municipales y catalanas hasta llegar a las generales. El presidente tiene unas cuantas razones para recibir los augurios demoscópicos con esa calma que tanto desconcierta a tertulianos y medios hipervitaminados y supermineralizados.

1. Según el CIS y la mayoría de las encuestas, el Partido Popular sería hoy el más votado. Ganaría con varios cuerpos de ventaja tras tres años de recortes y sufrimiento masivo. Si recupera cinco o seis puntos más, podría gobernar. Todas las encuestas indican cómo, a poco que el PP ha comenzado a desperezar su maquinaria electoral, su curva de voto ha empezado a ascender. Por primera vez en meses, la fidelidad de su voto vuelve a situarse por encima del 50%, aunque lejos todavía de su habitual altísima fidelidad.

2. El dilema del votante popular se mantiene invariable: o quedarse en casa o votar. Y el PP ha acreditado en estos años saber cómo resolverlo a su favor. Los cambios se están produciendo en el dilema tradicionalmente afrontado por el voto de izquierda. La izquierda ya no duda entre voto útil o no. Está decidiendo quién va primero y quién queda segundo. Las posibilidades que puedan ofrecer los hipotéticos Gobiernos de coalición tras las andaluzas y las municipales, para complicar la cuestión, se antojan infinitas.

3. La valoración de Rajoy resulta, efectivamente, muy mala, pero siempre lo fue. Ni es noticia ni supone novedad. Rajoy no quiere que le quieran, se conforma con que le voten. Cuando ganó por mayoría absoluta en 2011, ocho de cada diez españoles confiaban poco o nada en él, como ahora. La buena noticia para él es que la valoración de todos los demás no sale mejor. La principal consecuencia electoral de la corrupción parece resumirse en que todos son igual de malos. En ese escenario, la derecha suele preferir que gobiernen sus malos.

4. El mensaje de optimismo económico está calando y la agenda económica decidirá la mayor parte de los votos. La gente vota mirando hacia delante, no hacia atrás. Los españoles que piensan que las cosas van a ir mejor dentro de un año, vuelven a sumar más que quienes creen lo contrario y han crecido en más de diez puntos en unos pocos meses.

5. Todas las encuestas apuntan a una participación baja o muy baja. Las derrotas populares siempre se han producido en escenarios de elevada participación y movilización. Ahora mismo, todo parece depender de que los votantes populares opten por algo que nunca han hecho: abstenerse.

Casi todo parecen buenas noticias para los populares. Pero, como diría el propio Rajoy, la liga es muy larga y el fútbol es así.

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