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ENTREVISTA Experto en ciencias atmosféricas del CSIC

Sergio Rodríguez: “Lo más importante en La Palma es que la gente evite las brumas volcánicas”

Sergio Rodríguez, investigador del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA) del CSIC

Cristina Armunia Berges

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Lo más importante es evitar las nieblas blancas que procedan directas del volcán. Esta es la principal recomendación que destaca el investigador del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA) del CSIC, Sergio Rodríguez, durante una entrevista con elDiario.es. Además de esto, cuando la calidad del aire se vea afectada, hay que usar mascarillas FFP2 o FFP3 y permanecer en casa siempre que sea posible. Lo ideal para alguien con patologías respiratorias previas podría ser pasar una temporada al norte de la isla, aunque no todo el mundo podrá tener “esa opción”.

Tras tres semanas de mediciones, el experto en ciencias atmosféricas destaca un resultado novedoso: “La emisión del dióxido de azufre en la colada que se empieza a enfriar tiene más impacto en el aire que respiramos que el que se emite en el cráter”. Esto podrá ayudar “si en un futuro hubiera que gestionar la calidad del aire en otra crisis como esta”.

Este lunes se ha ordenado el confinamiento de nuevas poblaciones tras arder un polígono industrial al contacto con la lava ¿Qué dicen sus últimas mediciones?

Nosotros tenemos equipos en Los Llanos de Aridane, que es donde está el núcleo grande de población. Esta mañana hubo concentraciones altas de dióxido de azufre de emisión volcánica. No podemos ver aún cuáles son los efectos de la llegada de la lava a estas naves industriales. De todas formas, el viento viene del norte, por lo tanto, lo que se pueda emitir de ahí va en dirección hacia el sur. O sea que, ahora mismo, no lo podemos estar viendo porque al sur no tenemos equipo.

Hace más de diez días, cuando la colada pasó de Todoque hacia el mar y empezó a quemar plataneras e invernaderos, sí que vimos que las concentraciones de partículas respirables, sobre todo PM10, aumentaron muchísimo por la quema de la biomasa de las plataneras y de los invernaderos. Y ahí sí que la calidad del aire fue mala porque se estaban emitiendo cantidades de humo muy elevada. Y después hemos visto en varias ocasiones que cuando hay derrumbes y avances de coladas nuevas, el dióxido de azufre aumenta mucho las concentraciones en las partes bajas del valle.

¿Hay peligro para la población aun siendo zonas acotadas?

El dióxido de azufre es un contaminante que afecta a la calidad del aire y de la salud. Todo depende del tiempo en el que el dióxido de azufre esté en concentraciones elevadas. Ha habido periodos en los que las concentraciones han sido elevadas y se han dado avisos a la población y recomendaciones para que eviten la bruma volcánica, que usen mascarilla y que quien pueda permanecer en casa, se quede en casa. Lamentablemente, una emisión volcánica y los incendios derivados de ella no son una industria a la que podamos parar sus emisiones o reducirlas. En el foco de emisión no podemos hacer nada. Se trata de reducir la exposición de la población a todos estos contaminantes a base de avisos y confinamientos. No hay otra.

¿Cuánto tiempo puede estar uno expuesto a estos gases sin que la salud se resienta?

Puede haber recomendaciones generales y después están los grupos de riesgo. En general, la mala calidad del aire afecta sobre todo a niños y personas de más de 65 o 70 años, y especialmente aquellos que tengan patologías respiratorias o cardiovasculares. Esas personas son más sensibles a tener efectos a concentraciones más bajas.

Los efectos de la salud no responden a una fórmula matemática, pero la OMS recomienda que la población en general no esté expuesta a más de 40 microgramos por metro cúbico de dióxido de azufre en un día

¿Estas personas deberían aumentar su protección?

Los efectos de la salud no responden a una fórmula matemática. Es decir, no podemos decir que si estás X horas expuesto a tal concentración te va a pasar esto. Depende de la persona, de la edad, de las patologías previas. La Organización Mundial de la Salud recomienda que la población en general no esté expuesta a más de 40 microgramos por metro cúbico de dióxido de azufre como promedio en un día. Si la población está expuesta por encima de esta concentración, habrá personas que sufrirán efectos y otras que no. Depende de la susceptibilidad de la persona. Los niños y los ancianos tendrán efectos antes que las personas jóvenes y sanas.

De ahí la recomendación de mascarilla y preferentemente la FFP2 para partículas. Porque este tipo de mascarilla sirve para partículas, pero no para gases. Hay que usar este tipo de mascarilla y que el pueda permanecer en casa, que se quede en casa.

¿Y las máscaras antigás?

Efectivamente las FFP2 y 3 son para partículas. Las máscaras antigás son más sofisticadas, es lo que usa el personal que se está se está aproximando a los focos de emisión, el personal científico, la UME o las personas que se acercan ya a trabajar a primera línea del frente.

¿Se podrían recomendar para la población en general?

Te da más protección que otra, pero si lo recomiendas en general, lo que va a ocurrir es que va a haber un consumo masivo de mascarilla de gases cuando realmente no es necesario para todo el mundo. Lo más importante es que la gente evite la bruma volcánica, o sea, cuando vean una bruma, una niebla blanca que es volcánica, que se ve de dónde viene, intentar evitarla, no estar ahí metido.

Y después el uso del resto de mascarillas FFP2 y 3 para evitar las partículas. Para estar expuesto a concentraciones muy elevadas de gases, hay que estar muy cerca de la lava o del cono, lugares en los que la población no está porque hay un área de exclusión. Tal y como ha evolucionado, no veo necesario utilizar máscara de gas para la población en general. Ni yo mismo cuando trabajo en Los Llanos llevo una máscara de gas, llevo una FFP3.

Por los alisios, ¿sería posible que parte de estas cenizas o de estos gases llegasen hasta el continente americano?

Sí, puede ser. Si hay una circulación importante de alisios, sí que podrían llegar.

Sabemos que el dióxido de azufre ha llegado a la Península Ibérica en una o dos ocasiones al menos y sobre todo en niveles altos. Pero con lo diluido que está, no debe ser motivo de preocupación para la población

¿Podría afectar de manera negativa?

En general, con un transporte atmosférico tan largo y teniendo en cuenta que el grueso de las cenizas en general va en niveles alto, yo creo que no es motivo de preocupación en el Caribe. Si estamos nosotros en la Palma, al lado de las cenizas tomando medidas y estamos llevándolo bien, no creo que en el Caribe se deban a preocupar.

¿Hasta dónde han llegado aerosoles y pequeñas partículas de ceniza?

Según los medios —porque yo no tengo esos datos— el otro día vi una conexión de la Televisión Canaria con la Televisión de Puerto Rico, y decían que se notaba el ambiente más brumoso y que por las corrientes de aire parecía que venía de La Palma.

Sabemos que el dióxido de azufre ha llegado a la Península Ibérica en una o dos ocasiones al menos y sobre todo en niveles altos. Y es de esperar que cuando el dióxido de azufre esté sobre la Península, el niveles altos, si hay procesos de convección, parte de ese dióxido de azufre pueda llegar a niveles bajos del suelo. Pero con lo diluido que está y con lo lejos que está, no debe ser motivo de preocupación para la población.

¿Habría que poner en marcha algún plan especial para poder monitorear a la gente que vaya a tener problemas relacionados por la calidad del aire?

Lo importante es avisar a la población para que evite la exposición. Que la gente pueda desarrollar patologías porque no tome las medidas que se le están recomendando… Pues bueno, a esa gente podría ser que fuera necesario hacerle un seguimiento, claro. Lo más importante es tener informada a la población en tiempo real sobre qué medidas hay que tomar en base a los niveles de contaminación. Además, hacer énfasis en los grupos de riesgo: niños, personas mayores y personas con patologías respiratorias y cardiovasculares previas. Esa es la clave.

Y por supuesto, si hay alguien de ese grupo de riesgo que tiene la posibilidad de desplazarse a vivir una temporada al norte de La Palma, pues que lo hagan. Pero claro, entiendo que eso no todo el mundo lo va a tener, va a ser poca gente la que tenga esa opción.

Como decía antes, si hay bruma volcánica, no vaya. De hecho, ya nos ha pasado a algunos investigadores que hemos estado trabajando en la parte caldera de Taburiente, al tomar mediciones dentro de la bruma, con mascarilla FFP3 y no la de gases, que al rato notamos el picor en la nariz, por dentro. Eso es un efecto del dióxido de azufre y el ácido sulfúrico.

Lo mínimo es el picor en la nariz. ¿Qué enfermedades se pueden llegar a desarrollar por una exposición continuada?

El efecto del dióxido de azufre es irritación en las vías respiratorias. Si se tiene patologías previas, sí que se puede tener complicaciones, como la exacerbación del asma o del EPOC. Esto ocurre también en los episodios de contaminación.

¿Cuáles son los gases más tóxicos para la población?

Un volcán lo que más emite es vapor de agua. Más del 90% es agua, o sea riesgo nulo. El siguiente gas que más emite es dióxido de carbono, que después tendrá una influencia en el clima. El tercer gas que más emite es dióxido de azufre. Este es en el que hay que estar vigilante ahora mismo.

Después, el dióxido de azufre hace que se formen pequeñas partículas ultra finas de sulfato y ácido sulfúrico. Eso contribuiría a los niveles de las partículas ultra finas y PM2,5. Eso ya no son gases, son partículas que se forman como consecuencia de la emisión de dióxido de azufre.

Después está la deposición de cenizas. Las cenizas cuando se depositan son más bien gruesas, gorditas. No llegamos a respirarla. El problema es que se depositan en la carretera, en las aceras. Según pasan los días, las vamos pisando y las van machacando los coches, las cenizas se van haciendo cada vez más pequeñas.

¿Qué ocurre? Que al principio es muy grande, no lo podemos respirar, pero al cabo de los días se va machacando en el suelo y vas notando como las partes en las que se ha depositado ceniza, cada vez se ven como pequeñas nubes de polvo muy fino que ya sí que lo podemos respirar, sobre todo en las zonas por las que están pasando los coches, porque lo van resuspendiendo. Ese es otro aspecto que está perjudicando la calidad del aire.

Los ayuntamientos están haciendo un esfuerzo enorme en limpiar la vía pública y se nota mucho. El problema es que limpian y al día siguiente vuelve a caer ceniza y volvemos a estar en la misma. El propio proceso de limpieza también hace que se emita polvo. Es importante que el personal que está trabajando la operación de limpieza utilice mascarilla y gafas, porque la ceniza es muy irritante para la piel y sobre todo para los ojos.

¿Según vuestras mediciones, se ha estado todo el tiempo dentro de los niveles de seguridad?

Depende de lo que entendamos por niveles de seguridad. A veces se hace referencia en los medios a la legislación vigente, que está hecha para que el gestor de la red de calidad del aire controle a los focos industriales de emisión, a los barcos o a los coches. Los valores límites de dióxido de azufre y partículas en suspensión están pensados para eso.

En paralelo tenemos las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, las directrices de calidad del aire, que fueron actualizadas el 22 de septiembre de 2021. Los niveles máximos que recomienda la OMS se han superado en varias ocasiones durante el período de erupción. Los niveles de dióxido de azufre en el aire en varias ocasiones han estado por encima de los 40 microgramos por metro cúbico de media diaria que recomienda la OMS.

Hay incluso quien compara los niveles con la legislación vigente, pero es que no tiene sentido comparar con la legislación vigente. La legislación vigente está hecha para que si los niveles de un determinado contaminante, por ejemplo el dióxido de azufre, se superan más de tantas veces en un año tenga como consecuencia una sanción administrativa. Pero es que aquí no tiene cabida la sanción a nadie, obviamente.

Si la contaminación por dióxido de azufre y partículas está por encima de la recomendación de la OMS y las personas que son más susceptibles como niños y ancianos no tomaran medidas, pues serían los primeros en tener efecto. De ahí la importancia de avisar de forma actualizada qué medidas hay que tomar en función de los niveles de calidad del aire.

¿Cómo han ido variando las cantidades de gases tóxicos a lo largo de estas tres semanas de erupción?

Ha habido picos de partículas ultra finas y de dióxido de azufre el día 7 de octubre, el día 8, el 10 y el 11. Estos periodos están asociados con los avances de la colada en las partes bajas, en zonas nuevas por las que anteriormente no había colada.

Por ejemplo, anteayer se derrumbó la parte norte del cono y la colada empezó a avanzar por territorio nuevo. Es decir, no es colada nueva que avanza, que fluyera sobre colada vieja, sino que empezó a ocupar territorio nuevo. ¿Qué ocurre ahí? Que la colada va produciendo pequeños incendios y va provocando humos por las zonas que ocupa al quemar plásticos y edificios. Todo eso emite partículas en suspensión al aire respirable y humo. Además, cuando la colada reciente se va enfriando, va permitiendo que haya pequeñas fumarolas de dióxido de azufre que en el aire forman partículas ultra finas de ácido sulfúrico. Este es un proceso que hemos identificado hasta ahora, que no habíamos identificado previamente.

¿Esos gases son más peligrosos cuando la lava va avanzando que cuando emana directamente del cráter?

No, porque el cráter emite muchísimo dióxido de azufre, de hecho, la mayor parte de la emisión de dióxido de azufre es en el cráter. Lo que ocurre es que lo que se emite en el cráter se va directamente a partes altas de la atmósfera, con lo cual esto repercute más bien poco en la calidad del aire o influye menos que la colada, porque la colada cuando se va enfriando va creando pequeñas fumarolas en las que se emiten mucho menos dióxido de azufre que en el cráter, pero se emite a niveles que es donde respiramos nosotros. Esa es la diferencia.

Esa emisión de dióxido de azufre en la colada que se empieza a enfriar, tiene más impacto en el aire que respiramos que el dióxido de azufre que se emiten en el cráter hacia arriba. Para mí, como investigador, eso sí que es un resultado novedoso. Y creo que es importante por si en un futuro hubiera que gestionar la calidad del aire en otra crisis como esta.

¿Un volcán puede cambiar la composición de la atmósfera o influir en el clima?

Un volcán influye en la composición de la atmósfera por las emisiones de ceniza, por un lado, y por las emisiones de gases de efecto invernadero como el vapor de agua y el dióxido de carbono. Esos son gases de efecto invernadero que lo que hacen es retener en la atmósfera parte de la energía asociada a la emisión de radiación infrarroja de la Tierra. Estos gases refuerzan el efecto invernadero mediante procesos naturales, es decir, que esto no tiene nada que ver con el cambio climático. La emisión de un volcán es completamente natural.

Influye en el clima por la emisión de gases de efecto invernadero, como el vapor de agua y el dióxido de carbono. Además, el dióxido de azufre hace que se formen partículas de sulfato. Esos aerosoles de sulfato tienen un tiempo de vida medio en la atmósfera relativamente largo en función de la altura a la que entran y esas partículas actúan como pequeños espejos que devuelven hacia el espacio la luz que llega del Sol. Es decir, contribuye a enfriar un poco el planeta. Por supuesto que no llega a compensar el calentamiento global, pero sí que contribuye un poco. Si entran en la troposfera, van a estar dentro a unas dos semanas aproximadamente, no van a hacer mucho más. En el caso en el que entraran en la estratosfera, que aquí en esta erupción parece que no ha pasado, ahí podrían durar años.

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