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Silenciar a Trump no silencia el trumpismo

En la imagen, el logo de Twitter. EFE/Andrew Gombert/Archivo

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Tanto Twitter como Facebook, entre otros, han silenciado a Trump en sus plataformas. ¿Es lo correcto? Posiblemente a corto plazo es una medida de las grandes plataformas para lavarse la cara. Pero no deja de ser un gesto unilateral de estas para legitimarse a sí mismas y evitar una regulación pública que temen y que cada vez es más necesaria. Las dudas más claras las ha expresado Angela Merkel a través de su portavoz, al considerar “problemática” la supresión de cuentas de redes sociales pues debe predominar el “derecho fundamental a la libertad de expresión”. Lo que no implica el derecho a desinformar, o a organizar o conducir actos ilícitos, a través de las redes. 

Desde la Comisión Europea, un alto funcionario relacionado con estos temas considera que “ya no es aceptable que las plataformas tomen algunas decisiones clave por sí solas sin ninguna supervisión, sin ninguna responsabilidad, y sin ningún tipo de diálogo o transparencia para el tipo de decisiones que están tomando”, y por ello, el órgano de la UE se propone regularlas en el Reglamento de Servicios Digitales que ha puesto sobre la mesa.

Hay que tener cuidado de que en nombre de la defensa de la democracia no nos carguemos la libertad de expresión, como ya hacen diversos sistemas tecnoautoritarios. Alexei Navalni, el bloguero ruso envenenado considera que tal censura como la impuesta a Trump podría ser “explotada por los enemigos de la libertad de expresión en todo el mundo”. Quizás, como pertinentemente han expresado varios medios, era conveniente silenciar a Trump en las redes hasta que deje de ser presidente el próximo día 20. Aunque sigue tomando decisiones para intentar ponerle palos en las ruedas de la siguiente Administración. Quedan días peligrosos.

Con ser importantes para difundir mensajes, las redes sociales no lo son todo. Un estudio (publicado en octubre) de la Universidad de Harvard y de su Centro Berkman Klein para Internet y la Sociedad, al analizar las campañas de desprestigio y acusaciones de fraude contra el voto por correo en las elecciones en EE UU, llega a la conclusión de que “contrariamente al enfoque de la mayor parte del trabajo contemporáneo sobre la desinformación, nuestros hallazgos sugieren que esta campaña de desinformación altamente eficaz, con efectos potencialmente profundos tanto para la participación como para la legitimidad de las elecciones de 2020, fue un proceso impulsado por la élite y dirigido por los medios de comunicación. Las redes sociales sólo desempeñaron un papel secundario y de apoyo.” Fox News (controlado por Rupert Murdoch), en este caso, y las proclamas del propio Trump fueron más influyentes. Hay que mirar a todo el ecosistema mediático, no solo a una parte.

Además, al silenciar las cuentas de Trump -temporal o definitivamente- no se le calla pues puede transmitir sus mensajes a través de terceros, y directamente a través de la televisión, la radio y los medios escritos. Es importante que un presidente que apoyó un acto de insurrección como el que se vivió en el Capitolio -aunque posteriormente rectificara en cierto modo- quede invalidado para la política y no pueda volver a presentarse a la reelección dentro de cuatro años. Pero no nos engañemos, aunque Trump quede desactivado, el trumpismo seguirá muy activo, y se reinventará su ecosistema mediático si lo necesita. Ocho senadores y 139 representantes republicanos votaron, después de los sucesos del Capitolio, en contra de la confirmación de la victoria de Joe Biden. La democracia americana (y por extensión, muchas otras) necesitan hacer frente no solo a Trump sino a las causas del trumpismo. Después de todo, Trump sucedió a Obama, demócrata y uno de los presidentes más populares. Algo hizo mal este último. 

No le echemos toda la culpa a las redes sociales, pero tampoco las dejemos campar a sus anchas. Hay que regularlas más. No es aceptable que los medios se tengan que responsabilizar de lo que publican, y las redes sociales carezcan de toda responsabilidad.

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