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CORONAVIRUS
¿Y tras Pfizer y Moderna, qué? Estas son las vacunas que van a llegar los próximos meses y así debería afinarse la campaña

Viales con la vacuna contra el coronavirus de Pfizer / POOL / Europa Press

Belén Remacha

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El 9 de noviembre de 2020 las compañías Pfizer (estadounidense) y BioNTech (alemana) publicaron que su vacuna tenía un 90% de eficacia contra la COVID-19. Aquel día tomaron la delantera en la carrera farmacéutica contra el virus que ha causado la peor pandemia en un siglo. El 21 de diciembre el suyo se convirtió en el primer suero aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). El 27 se comenzó a administrar en todos los países europeos. El 29 llegó la primera remesa semanal regular a España. Y este 6 de enero, ya de 2021, la EMA ha aprobado la segunda vacuna contra la COVID-19 disponible para el continente: la de Moderna (también estadounidense), que horas después recibía el visto bueno de la Comisión Europea.

Ese ha sido el calendario hasta el momento. ¿Y ahora qué? Ahora arranca la vacunación “en serio”, casi a la vez que el año en el que el mundo entero espera poder controlar la COVID-19. La vacuna de Moderna tiene un funcionamiento muy similar a la de Pfizer, las dos están desarrolladas con ARN: doble dosis (21 días de separación entre ellas la de Pfizer, 28 la de Moderna) y conservadas en ultracongelación (aunque Pfizer aguanta fuera de neveras especiales solo 5 días, Moderna casi un mes). 

España comenzará a recibir vacunas contra la COVID-19 de la farmacéutica estadounidense Moderna en los próximos 7 ó 10 días, y serán en total 600.000 dosis a lo largo de 6 semanas. Así ha informado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en rueda de prensa, después de que ayer la Unión Europea (UE) diera luz verde a este suero y las autoridades europeas les confirmasen la cantidad. Se recibirán en el almacén central del Ministerio de Sanidad y de ahí serán repartidas “proporcionalmente” entre las comunidades autónomas, todavía no han precisado de cuánto será el primer envío. La vacuna de Moderna es, como la de la de Pfizer/BioNTech –con la que desde el 27 de diciembre se está vacunando en España– de doble dosis, es decir, hacen falta dos pinchazos para inmunizar completamente a una persona. En el caso de Moderna, con 28 días de diferencia entre ambas puestas, en el de Pfizer, con 21.

Presumiblemente la siguiente que llegará será la de Oxford/Astrazeneca, que ya tiene el visto bueno en Reino Unido. 300 millones de dosis para toda Europa, 30 para España. Y los siguientes meses, si todo va bien, las que todavía no han superado todos sus ensayos clínicos, otras cuatro: Sanofi-GSK (300 millones para toda Europa), Johnson & Johnson (200), CureVac (225) y Novavax (sin el contrato cerrado, para 200). Todas tienen posibilidad de una adquisición adicional.

Con la suma de todo el Gobierno espera tener para cuando acabe 2021 lo suficiente para vacunar completamente a alrededor de 80 millones de personas, casi el doble que la población de España. Parte de las que sobren se guardarán como reserva estratégica, pero la mayoría se venderán o donarán a terceros países porque así era el planteamiento inicial europeo, explicaban desde la Agencia Española del Medicamento.

Una vacunación que tiene aún que arrancar

La vacunación ha comenzado muy lenta en España. Con datos de las comunidades, durante la primera semana solo se emplearon de media el 27% de las dosis disponibles; Cantabria y Madrid el 5 y el 6%, Asturias el 80%. ¿Cómo puede afectar a la velocidad y eficacia del proceso que cada vez lleguen más y más vacunas? ¿facilitará las cosas o se irán acumulando? José Antonio Forcada, presidente de la Asociación de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), entidad que ha participado en la estrategia nacional de vacunación del Ministerio de Sanidad, explica que a ellos no les preocupa tanto que se queden stocks de dosis temporalmente sin emplear, “España tiene espacio para guardarlas y para la congelación”. El problema, dice, “es que se quede gente sin vacunar. Cada vez que dejamos a alguien sin vacunar teniendo dosis, la estamos exponiendo”.

“Es difícilmente justificable tener herramientas que evitan muertes almacenadas”, expresa en la misma línea el investigador del Instituto de Salud Global (ISGlobal) y médico preventivista en el Hospital Clínic de Barcelona Alberto García Basteiro. “Creo, y espero, que habrá mucha presión para acelerar la vacunación. Es inaceptable que no estemos preparados para poner las vacunas que nos llegan. Israel puede, nosotros deberíamos. Galicia y Asturias están pudiendo”, sigue. Israel ya ha vacunado en menos de un mes a un 14% de su población, según datos que aporta su Gobierno. España al 0,18%, parecido a Italia, un 0,19%. El objetivo del Ministerio, donde creen que pronto se cogerá ritmo, es llegar a 2,5 millones de personas vacunadas en marzo, los usuarios de residencias, sanitarios y grandes dependientes. En ANENVAC piensan que es “algo optimista, se puede conseguir, pero forzando”. En AMYTS (Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid) sí lo ven “razonable” y calculan que distribuyendo bien los esfuerzos para junio podría estar vacunada el 35% de la población.

La oposición del PP ha propuesto que el Ejército se incorpore al operativo, pero los expertos por ahora no lo ven prioritario. Lo que hace falta para que durante este invierno y primavera no se almacenen oportunidades son recursos y planificación, denuncian en ANENVAC: “Con la falta de personal que hay ahora mismo es muy difícil mantener una buena campaña”. “Faltan estímulos por parte de las autonomías”, continúa Forcada, “para que la gente multiplique sus esfuerzos doblando turnos o haciendo fines de semana”. El peor ejemplo para ellos hasta ahora ha sido Madrid, que ya ha privatizado parte del servicio a través de Cruz Roja. Y en las residencias, recuerdan, hace años que faltan enfermeras y la ratio de sanitarios está muy por debajo de la media europea, no es de esta crisis: muchos profesionales “no aguantan” o “se han ido a otros países donde les pagan mucho mejor”.

La primera parte, la teóricamente fácil

Los expertos coinciden en que esta primera parte, que ha arrancado tan lenta, es la “fácil”. De enero a marzo se vacunará primero en residencias, a sanitarios, y por último dentro de los priorizados a grandes dependientes no institucionalizados. Es decir, una población muy acotada y controlada en centros.

Será en marzo, con el resto de grupos –hasta alcanzar la tercera fase, a partir de verano, de población general– cuando el proceso llegue a los centros de salud. “Sobre todo porque se tiene que hacer compatible con la actividad normal. Y durante muchos meses, esto no va a ser cosa de un periodo concreto”, recuerda Julián Ezquerra, secretario general de AMYTS. “En estos momentos se está pudiendo en residencias, porque ahí hacen falta pocos equipos. Conforme lleguen más dosis y haya que echar mano de Atención Primaria, nos encontraremos a gente muy cargada de trabajo”, añade Forcada.

¿Qué hará falta? Coinciden en AMYTS y en ANENVAC: planificación, organización de los turnos para vacunar en festivos, estrategias bien pensadas como el despliegue de espacios alternativos, como carpas anexas a los centros de salud para que los pacientes no se mezclen. España tiene mucha experiencia en vacunaciones exitosas: este año se pusieron, en otoño, unas 10 millones de vacunas contra la gripe, entre población de riesgo y sanitarios. Pero nunca una tan ambiciosa, que buscase alcanzar a medio plazo al 100% de la población adulta. 

Hay, además, diferencias sustanciales que enumera Forcada desde ANENVAC. La primera es que tanto la de Pfizer como la de Moderna no son vacunas monodosis, son de doble dosis y el proceso habrá que repetirlo correctamente en tres semanas, sin mezclar sueros. En los viales caben varias que el enfermero o enfermera tiene que saber administrar, la de Pfizer de hecho hay que diluirla en un suero que va aparte, “y también en esto hay diferencias entre comunidades: algunas les han dado un curso de dos horas, en otras un vídeo”.

“Además hay que tener el consentimiento de las personas a vacunar, rellenar una ficha, el seguimiento de farmacovigilancia. Antes se podía vacunar de la gripe con pacientes en cola en la sala de espera, o en la mili, con una pistolita a todos. Ahora hace falta mucha burocracia y recursos incluso de administración. Esto ya no es tan sencillo”, zanja Forcada, “sin gente que se pueda centrar en su trabajo o con una correcta formación, va a haber errores, porque es lógico. Y nos jugamos mucho, no podemos permitirnos mala prensa en una campaña tan importante”.

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