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El Puerto de Santander instala concertinas para frenar a los polizones albaneses con destino a Reino Unido

El Puerto de Santander viene incrementando las medidas de seguridad, incluidas el uso de concertinas.

Javier Fernández Rubio

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El Puerto de Santander ha iniciado la instalación de concertinas en el vallado de su perímetro y está en proceso de compra de otros diez kilómetros lineales de este tipo de alambrada de acero galvanizado cuyas cuchillas tienen por fin atrapar a quien intente franquearlas y causar graves cortes o lesiones. Su efecto “disuasorio” ya ha sido comprobado con “cierta eficacia” en la capital cántabra, como recoge la propia Autoridad Portuaria de Santander (APS) en el pliego de condiciones técnicas para la compra de más material.

El Puerto de Santander guarece también una frontera internacional, máxime con la restauración de las barreras aduaneras con Reino Unido tras el Brexit. La llegada a tierras británicas de polizones (en su mayoría albaneses) que conseguían introducirse en ferries en el puerto santanderino condujo a fuertes multas a las compañías navieras y a que estas amenazaran con irse si no se frenaba este flujo de personas. Esto ya ha ocurrido cuando Brittany Ferries suspendió la ruta entre Santander e Irlanda (Cork) a principios de 2020 y la trasladó al puerto de Bilbao, entre otros motivos por el problema de los polizones.

A lo largo de los últimos meses, la Autoridad Portuaria de Santander ha puesto en marcha distintas alternativas para evitarlo: ha elevado la jaula que rodea su perímetro por encima de los cuatro metros de altura, ha instalado sensores de movimiento o ha contratado a seguridad privada que complementa a la Policía del Puerto, pero no lo considera “suficiente” en “la lucha contra los intrusos” y ha recurrido a las concertinas.

La instalación de concertinas en el Puerto de Santander en ningún momento ha sido hecha pública por la APS, que empezó a instalarlas el mes de agosto en determinadas zonas en donde acumula material para su transporte, como la ZAL (Zona de Actividades Logísticas) o el Triángulo Sur. El resultado ha sido que quienes intentan saltar la valla ahora lo hacen por otros puntos: “En ambos casos se ha apreciado un desplazamiento del número de accesos hacia otros puntos del puerto, con lo que se manifiesta una cierta eficacia”, subraya la APS.

La “cierta eficacia” demostrada ha llevado ahora al Puerto de Santander a comprar más material para coronar todo el perímetro del vallado e instalar también a los pies de la verja.

10 km de concertina

Actualmente, la APS tiene en proceso de licitación por 188.000 euros tres lotes de concertinas, en un proceso abierto a las empresas suministradoras que estará en plazo abierto hasta el día 22 de octubre. La oferta para el “suministro de elementos anti-acceso perimetrales” incluye plazos de entrega y de instalación en dos fases por lo que se pretende que como máximo en cuatro meses desde la firma del contrato esté todo en su sitio.

Entre otros detalles, se demanda 5,7 kilómetros lineales de concertina estándar (con un metro de diámetro) para su instalación en el suelo, a pie de verja. Otro lote es el suministro de 900 metros lineales de concertina estándar con la mitad de diámetro para ser instalada sobre cierres tipo hércules con bayoneta (cerramiento de poste). Además, otros 3,3 kilómetros de concertina, de medio metro de diámetro, serán instalados sobre vallas con distintos tipo de cierres (hércules, hércules sin bayoneta y securifor), según se refleja en el pliego.

“Importantes costes a los clientes”

Sin entrar en los detalles de las medidas para evitar el asalto a la valla, el blindaje del puerto obtuvo el apoyo unánime del Parlamento de Cantabria hace tiempo. La iniciativa fue aprobada a iniciativa de Vox el pasado 7 de junio, aunque realmente es la segunda de este tipo que se validaba en la Cámara.

Según ha comunicado recientemente la APS, entre 20 y 25 personas, algunas varias veces en una noche, intentan penetrar en el recinto portuario e introducirse en algún vehículo o contenedor que vaya a embarcar.

El trasfondo del blindaje portuario es económico, como lo reconoce la propia APS en su oferta de suministro: “Esta práctica está generando importantes costes a los clientes de las líneas de ferries, cemento y ro-ro, y por lo tanto a los clientes del puerto. De persistir esta situación se está poniendo en riesgo la continuidad de estos servicios”, explica.

Tras indicar que las medidas adoptadas hasta ahora “no están resultando suficientes”, la APS considera necesario complementarlas con concertinas. “La experiencia acumulada en la lucha contra los intrusos indica que la vigilancia y la entrada en servicio de las nuevas infraestructuras consistentes en vallados de protección son solo una más de las medidas de control requeridas, debiendo ser complementadas con otros sistemas”, ha indicado la Autoridad Portuaria.

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