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INVESTIGACIÓN Las oposiciones en el Banco de España

“Pagué más de 10.000 euros en mano durante 18 meses y no vi nunca facturas ni recibís”

“Pagué más de 10.000 euros, no tengo facturas ni recibís y ni se sabe cuándo se convocará la oposición”

Pedro Águeda / Alberto Pozas / Elena Herrera

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Opera como una academia en la sombra creada 'ad hoc' para preparar las oposiciones al Banco de España, donde trabajan como inspectores o altos cargos tres preparadores: el director del departamento de Resolución, Alberto Casillas Cuevas, su hermano Juan, inspector de la entidad, y una tercera inspectora, Patricia Navarro-Rubio Poole, como desvela en exclusiva este miércoles elDiario.es.   

Los tres profesores cobran la misma tarifa a los alumnos, 160 por asignatura y mes, y es habitual que se recomienden unos a otros cuando aparece un aspirante que pretende obtener una plaza en el supervisor bancario. Así lleva siendo durante el último lustro gracias al boca a boca entre los alumnos. elDiario.es ha hablado con decenas de ellos durante los últimos meses. La mayoría tiene estudios económicos y no llega a la treintena.

El primer testimonio es el de alguien a quien llamaremos O. (de opositor u opositora). Es uno (o una) de los centenares de alumnos que han pasado por ese centro de formación sin nombre que no se anuncia en ningún sitio. O. sostiene que hay otros inspectores del Banco de España involucrados además de los tres que se mencionan en el artículo (esta redacción no ha podido constatarlo). En el año y medio largo que estuvo con los preparadores, a los que hace tiempo que perdió la pista, O. pagó 10.000 euros a cambio de clases en las materias de Contabilidad, Sistema Financiero, Estadística y Matemáticas.

Esas cuatro asignaturas, que imparten los tres profesores, son, según los alumnos consultados, esenciales para sacar adelante los casos prácticos y ejercicios para superar el examen que da derecho a ser inspector de entidades de crédito en el Banco de España, un puesto con un salario inicial de 55.000 euros brutos anuales y la posibilidad de hacer carrera en organismos internacionales. Cuando sea que se celebren las pruebas, porque aún no se ha convocado la oposición.

O. se presentó a las de 2019 junto a otros 500 aspirantes para pelear por una de las once plazas. Entraron solo ocho y ni siquiera se cubrió el cupo. Y eso que para entonces, los tres preparadores ya tenían su centro de formación a pleno rendimiento: con decenas de alumnos repartidos en diferentes grupos, por niveles y asignaturas. 

O. afrontó casi dos años de pagos a razón de más de 600 euros mensuales. Todo sin becas ni ayudas públicas y sin posibilidad de pedir un préstamo porque tampoco hay documentos que acrediten sus gastos. O. recuerda lo que fueron aquellos 18 meses: “No tengo ni una factura, ni siquiera un recibí. Siempre pagamos en sobres o fajos de billetes y en las casas de los profesores o en bares”. A abonar esos 10.000 euros largos le ayudaron sus padres. No tiene queja de la dedicación de los preparadores, que define como “amables y cercanos”, pero sospecha del sistema: cree que en algunos casos las clases se estiran en el tiempo para seguir cobrando y le parece sospechoso que inspectores del Banco de España se empeñen en que los pagos siempre sean en metálico. En su caso, no hubo ni transferencias ni Bizum. 

“Si eres de Madrid, pagas en mano. No sé si algunos de fuera harán transferencia, si es que hay gente de fuera en estas clases”, asegura. También cuenta que los preparadores se preocupan por los alumnos aunque duda de si ese interés tiene que ver con evitar que se den de baja de las clases o se cansen de pagar mes a mes sin ver sin ver nunca un horizonte, especialmente en épocas como esta, en la que no hay fecha prevista para el examen. O. asegura que recurrió a esos preparadores por el boca a boca, que se enteró por opositores de otros años. La rueda lleva girando más de un lustro. Y en los meses buenos, según sus cuentas, un solo profesor, Juan Casillas Cuevas, ha llegado a recibir 8.000 euros mensuales, la gran mayoría en metálico. El método para pagar a este inspector siempre era el mismo: entregas en mano de billetes. La cuenta sale de multiplicar dos grupos correspondientes a Matemáticas y Estadística con más de 25 alumnos cada uno por la cuota de 160 euros al mes.

Cuando se le pregunta si volvería a elegir la vía de los preparadores, O. arquea las cejas. Percibe, casi como una obligación, presentarse algún día a la oposición después de haber pasado tanto tiempo pagando. Todo lo demás, la supuesta efectividad de las clases, el inusual sistema de cobros establecido por inspectores y el alto cargo del Banco de España para su segunda actividad, le genera muchas dudas.

Según la normativa de Hacienda, la preparación de oposiciones está exenta de IVA y, por tanto, no existe la obligación de expedir factura. Es así desde 2013 cuando la Dirección General de Tributos, tras años de controversia, resolvió en una consulta vinculante que las clases de preparación de oposiciones son materias incluidas en los planes de estudio del sistema educativo español y, en consecuencia, están exentas de ese impuesto. Estos ingresos, en todo caso, deben computarse como rendimientos de una actividad económica y tributar así en el IRPF, según expertos fiscalistas consultados por elDiario.es. Además, deben reflejarse en el Libro de Registro de Ingresos. 

“Les pagas en sus casas o en un bar”

Entre los testimonios recabados por elDiario.es destaca también el de A. (llamémosle así por Aspirante, hombre o mujer). Sigue en las clases y confirma por teléfono que lleva un año preparando las pruebas con los mismos funcionarios del Banco de España que O. y que, de momento, ha desembolsado unos 9.000 euros. “Les pagas en sus casas o en un bar”, ratifica. Y en su caso “alguna vez por Bizum”, apostilla. Mediante esa plataforma de micropagos abonó algunas de las clases de Sistema Financiero a Patricia Navarro-Rubio Poole pero a través de un número de teléfono distinto al que la inspectora del Banco de España utiliza para comunicarse continuamente con sus alumnos. Entiende que es parte de la opacidad que rodea todo lo relacionado con el sistema de cobros. “Ellos saben cómo va todo esto”, dice en referencia a su trabajo como funcionarios del órgano supervisor. 

Cuando se le pregunta si recibió documentos o recibos que acrediten los pagos en metálico, A. responde con rotundidad: “Ninguno”. También lleva desembolsados 9.000 euros en clases impartidas por empleados del Banco de España sin haber visto nunca un resguardo de los pagos. Explica que las entregas de dinero suelen realizarse trimestralmente, con algunas excepciones. Cuando se trata de abonar las clases de tres meses, los pagos pueden alcanzar los mil euros por alumno de una tacada, la cantidad máxima fijada por Hacienda este verano para realizar pagos en efectivo en cumplimiento de su normativa antifraude.

“Puede darse la situación de que si has estado doblando la asignatura con el profesor y recibes ocho clases en lugar de cuatro, entonces puede ser que al trimestre le tengas que pagar esa cantidad [alrededor de 1.000 euros]”, asegura. En el caso de las clases de Estadística y Matemáticas que imparte Juan Casillas es habitual que el montante sea de 960 euros (dos asignaturas a 160 euros cada una, por tres meses).

¿Y cómo se llega a esta especie de academia, que no se anuncia en ningún lado, ni tiene nombre, para preparar oposiciones? “Es 'vox populi' entre la gente que se prepara y en la que trabaja en el Banco de España. Tú simplemente preguntas y te dicen quiénes son. Aparte de los tres que has mencionado hay muchos más”, responde a elDiario.es. Otros opositores consultados por este periódico explican que llegaron a través de personas que prepararon en años anteriores o incluso a través de profesores distintos: “Se nota que son personas que saben y conocen el sector”. 

Entre las decenas de alumnos consultados por esta redacción —hasta que los profesores pidieron el pasado lunes en los grupos por los que se comunican que no se atendiese a elDiario.es— son varios los que han confirmado el sistema de pagos en efectivo y sin documentos que los acrediten. De hecho, algunos recuerdan que antes de la pandemia, cuando las clases se hacían de forma presencial en locales del centro de Madrid, se acumulaban a finales de mes hileras de alumnos con el dinero en la mano para abonar las clases. Entre ellos también es un secreto a voces que hay más preparadores dentro del cuerpo de inspectores del Banco de España, un extremo que este periódico no ha podido confirmar.

“Algunos te rechazan las transferencias”, admite un tercer opositor sobre su método de pago. Este mismo alumno/a especifica que Patricia Navarro-Rubio, que habitualmente cita a sus grupos en un coworking para recoger el dinero en metálico, permite pagos a través de Bizum o por transferencia. Un cuarto alumno centra la respuesta: “Pagas como te pide el preparador”.

Quienes han accedido a contestar a elDiario.es, pese a la advertencia de los profesores en los grupos de WhatsApp y correos electrónicos para que no respondieran, admiten el sistema de pagos en persona y en metálico sin facturas ni recibís, si bien algunos dijeron estar convencidos de que los preparadores se los darían si los pidieran. Hasta ahora, según la investigación en marcha que este periódico ha llevado a cabo durante los últimos meses, eso nunca ha sucedido.

Si conoces más casos como este o tienes más información sobre este asunto, escríbenos a pistas@eldiario.es

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