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Puertito de Adeje
Puertito de Armeñime: un proyecto turístico de lujo pone en jaque a ecologistas para salvar la última playa sin masificar de Tenerife

Proyecto de urbanización del Puertito de Armeñime Cuna del Alma. En esta recreación se ve que las casas del pueblo, junto a la playa, quedan engullidas por el complejo hotelero

Dácil Jiménez

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Fue el pasado 5 de mayo. En el Puertito de Armeñime, un pequeño paraje del sur de Tenerife que se ha librado (hasta ahora) del turismo masivo, se colocó la primera piedra de un proyecto que transformará para siempre su playita de arena rubia, hogar en el que crían ejemplares de tortuga boba y que está enclavada junto a las dos últimas playas vírgenes del sur de la isla, la de Diego Hernández y la Caleta de Adeje. Cuna del Alma es el nombre de este mega proyecto urbanístico y hotelero que pretende ocupar 437.000 metros cuadrados de suelo con la construcción de 420 residencias de lujo, un hotel, piscinas, restaurante y otras edificaciones que se levantarán muy cerca del Espacio Natural Protegido de la Caleta de Adeje, declarado Sitio de Interés Científico por su relevancia paisajística y la flora y la fauna que allí habitan.

Detrás del proyecto hay dos familias inversoras de Bélgica, Vandermarliere y Van Biervliet. Ambas tienen “una fuerte cartera de proyectos inmobiliarios, tanto en Bélgica como a nivel internacional”, destacó el grupo el día en que se escenificó el inicio de las obras.

Al acto acudieron el alcalde de Adeje (municipio en el que se ubicará el complejo), José Miguel Rodríguez Fraga, la vicepresidenta del Cabildo de Tenerife, Berta Pérez, los inversores, Sofie Vandermarliere del holding de gestión de inversiones GT & Co y David Van Biervliet, en representación de Fivanco; el promotor inmobiliario co- CEO Filip Hoste, el director técnico co-CEO Andrés Muñoz de Dios, y Remo Masala, director creativo.

Según explica el grupo que impulsa el proyecto, en una primera parte de la urbanización, que ya ha arrancado, se levantarán 108 residencias, con 36 Casas Casitas (de uno a cuatro dormitorios) desde 85 hasta 129 metros cuadrados, 32 Apartamentos de Playa (de uno a tres dormitorios) de 80 a 163 metros cuadrados, 20 Valley Villas (de uno a cuatro dormitorios) de 139 a 349 metros cuadrados, 18 Grand Villas (de tres a cuatro dormitorios) desde 432 a 650 metros cuadrados, así como una granja de 20.000 metros cuadrados, un beach club, un restaurante, un spa y un club infantil.

El promotor inmobiliario Filip Hoste comentó que todas las viviendas contarán con terrazas privadas con piscina y vistas al mar. “Edificaremos las unidades con la más alta calidad de construcción y equipamiento. Todos los huéspedes disfrutarán del mejor servicio, gestionado por un operador de lujo que será anunciado próximamente”. Además de las casas para turistas, el grupo ha adquirido también terrenos para construir un hotel de lujo bajo la marca The Tais Hotels and Villas.

Suena bien, pero, ¿qué ocurre con la zona protegida (en tierra y en el mar), qué pasa con el pueblo y sus habitantes? Algo llama la atención. Como se ve en las recreaciones que difundieron los promotores del proyecto, no hay zonas de aparcamiento ni ningún espacio de uso público junto a la costa. Ya ha ocurrido en otras playas de la isla: un gran hotel echa arena en un barranco, hace una bonita playa con restaurante y hamacas, pero dificulta el acceso a la misma para favorecer que sean solo los clientes quienes la disfruten casi en exclusiva.

Protestas y demanda de información sobre el proyecto

Actualmente en el Puertito de Armeñime hay menos de una veintena de casas, pero su playa es muy popular entre la población tinerfeña, no solo por la presencia de tortugas, sino porque se encuentra en una bahía arenosa, al abrigo de salientes de lava amarilla que hacen que el mar y los vientos estén la mayor parte del año calmados. Aguas cristalinas y ningún complejo hotelero a la vista hacen del lugar una rara avis en el sur de Tenerife, escaso ya en lugares apartados no masificados y llenos de locales, hoteles, restaurantes y beach clubs.

Por eso el anuncio de este macropoyecto turístico ha puesto en jaque a ecologistas, parte de la ciudadanía y políticos. Los colectivos Salvar La Tejita, ATAN, la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello y el Foro Contra la Incineración han convocado una Asamblea Ciudadana este sábado, 14 de mayo, en la playa del Puertito de Adeje, a las 17:30 horas (hora local), “como muestra de la negativa de la población tinerfeña a que se lleve a cabo esta obra con la que pretenden continuar depredando hasta el último centímetro de suelo en el sur”.

La Fundación Telesforo Bravo ha publicado en redes sociales su rechazo frontal al proyecto: “Nos negamos a ser cómplices de un modelo turístico donde los canarios nos convertimos en los extras de una película, donde además ponemos los exteriores, el decorado, el agua, la energía, los baños y nos encargamos de los residuos... y la taquilla se la llevan crudita los de fuera. No vamos a permanecer callados frente al destrozo sistemático y continuo de nuestra única riqueza: el patrimonio natural. ¿Cuna del Alma? No, un nuevo clavo en el ataúd en que quieren convertir esta Isla”.

La Agrupación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) también ha hecho un llamamiento a la protesta. Asegura que llevan tiempo “documentándose” sobre este proyecto y se ven en “el deber de informar” el sábado a la ciudadanía sobre lo que realmente va a pasar en esa zona si no se para “este mega hotel”.

Un nuevo “pelotazo urbanístico” en Tenerife

La portavoz de Sí Podemos Canarias en el Cabildo de Tenerife, María José Belda, ha expresado públicamente el rechazo de su grupo político “al disparatado proyecto turístico con el que nuevamente pretenden cargarse otra zona costera de nuestra Isla, el Puertito de Adeje, ubicado en un enclave cercano al Espacio Natural Protegido de la Caleta de Adeje, considerado Sitio de Interés Científico”.

Para este partido “ya está bien de que quieran seguir adelante con pelotazos urbanísticos para enriquecer los bolsillos privados de compañías inversoras extranjeras que se benefician de recalificaciones de suelo, a costa de destruir uno de los últimos reductos naturales de los que todavía disfrutamos en el sur de la Isla”.

Por eso, el partido presentará una pregunta en la próxima Comisión Plenaria de Presidencia del Cabildo, con el fin de “conocer cuál es el posicionamiento político del grupo de Gobierno con respecto a este nuevo proyecto con el que reafirman su compromiso por seguir adelante con políticas insostenibles y de depredación del territorio”.

Sí Podemos no forma parte del Gobierno en el Cabildo tinerfeño, pero sustentó el pacto de investidura del socialista Pedro Martín y Ciudadanos. Sin embargo, este apoyo ha peligrado en varias ocasiones esta legislatura debido precisamente al apoyo del Cabildo a proyectos urbanísticos como la construcción de un nuevo puerto en el sur de la isla (Fonsalía, aparcado definitivamente) o la construcción de un tren al sur de la isla (también aparcado por ahora).

El proyecto turístico en Armeñime, critica Sí Podemos, “muestra las costuras del PSOE, quien queda en evidencia al intentar mostrarse públicamente como un Gobierno que vela por cuidar del territorio y luego posa en la foto con quienes se encargan de acometer atentados ambientales que eliminan los paisajes que nos convierten en una tierra única”. Además, le acusa de utilizar el llamado greenwhasing, que consiste en vender a la ciudadanía un proyecto urbanístico como ecológico y sostenible.

Aspectos que “no cuadran”

Uno de los primeros en alzar la voz de alarma frente a este proyecto ha sido Adrián Flores, ambientólogo especializado en biodiversidad terrestre y conservación en las Islas. “Hay varias cosas que no nos cuadran, desde el punto de vista ambiental y social”, relata a este periódico. En primer lugar, “parte del complejo se edificará dentro del Sitio de Interés Científico de La Caleta, un Espacio Protegido en el que sus propias normas de conservación establecen que este tipo de proyectos no se pueden hacer”. Además, “no hemos logrado localizar la autorización de Costas para cambiar el ecosistema de la playa”, ya que “pretenden meter arena y modificar su entorno”.

Flores recuerda que el agua, incluso la de la playa, “forma parte de la Zona de Especial Conservación Teno-Rasca”, un área protegida que abarca casi toda la costa oeste de Tenerife. “Pretenden hacer incluso un amarre, para lo que necesitarían también autorización”, documento que tampoco ha conseguido. Al ubicarse en un barranco, explica, haría falta, además, otro permiso, el del Consejo Insular de Aguas. De ninguno de estos organismos ha logrado dar con las autorizaciones ni permisos pertinentes.

Y además, denuncia, ya se está removiendo arena y se han matado ejemplares de fauna protegida, como tabaibas y cardones. Para eliminar cualquiera de estas especies hace falta una autorización expresa del Cabildo insular.

Un pueblo costero engullido por un complejo turístico

El pueblo del Puertito de Armeñime, pese a la belleza natural del entorno, parece descuidado. Solo hay unas pocas casas y algún terreno, fincas yermas, donde dejar el coche. Un pequeño bar sirve camarones y cervezas frías, entre otras cosas, sin lujos. Unos kayaks descansan junto al agua a la espera de ser alquilados. Todo lo lleva gente de allí. En verano, cuando aprieta el calor, es prácticamente imposible encontrar un lugar en el que aparcar y los bordes del barranco se llenan de caravanas y casetas, algunas hechas con trozos de madera y basuras. La Policía Local aparece de vez en cuando en esos días de bullicio para poner multas. Alguien se asoma a la playa desde la curva y avisa de que están bajando por la carretera. Los conductores corren a retirar sus vehículos. En el agua, si hay suerte, aparecerá alguna tortuga nadando junto a las barcas amarradas mientras se pone el sol tras La Gomera. Es una escena típica de cualquier día en ese lugar alejado del núcleo hotelero de Adeje.

¿Qué será de esas casas, del pueblo, cuando se construyan esas 400 villas y el hotel, el restaurante, las piscinas y el beach club? Adrián Flores explica que en 2019 ocurrió algo “llamativo”. El Ayuntamiento de Adeje aprobó un plan parcial de Ordenación Urbanística que afectaba solo a la zona de La Caleta y El Puertito. “Lo más destacable es que se cambió el uso del suelo de residencial a comercial”, comenta. “Eso abre la puerta a que al final esos terrenos los termine comprando el promotor y se terminen haciendo cafeterías, tiendas, centros comerciales... No estamos en contra del pueblo, al contrario, lo que queremos es salvar el pueblo, pero con lo que se pretende hacer parece que al final los vecinos se acabarán yendo”, narra. “Han dicho que no se tocará el pueblo pero la propia promotora está diciendo en su web que oferta una playa privada de 10.000 metros: eso choca con la idea de no tocar el pueblo”, explica.

Otros mega proyectos frenados en Tenerife

Este no es el primer proyecto turístico o de construcción (ni será el último) que hace saltar las alarmas de quienes consideran que la isla debe basar su desarrollo en otro modelo que no sea el turístico de masas. El más reciente de los que se han conseguido parar fue el de la construcción de un macropuerto en el sur de la isla, también dentro de la Zona de Especial Conservación Teno - Rasca y que chocaba de frente con la declaración de esas aguas como el único santuario de ballenas de la Unión Europea y tercero del mundo: el puerto de Fonsalía. La falta de apoyo en el Cabildo insular, con el rechazo de plano de Sí Podemos Canarias y el pacto de investidura en peligro, consiguió que la idea fuera descartada, al menos en esta legislatura, pese a contar incluso con el respaldo del Gobierno de Canarias.

Antes se consiguió frenar, también por el momento, la construcción de un hotel de lujo en la costa de Granadilla, concretamente, en la última gran playa virgen de la isla: La Tejita. Desde junio de 2020 hay una orden del Ministerio para la Transición Ecológica para la paralización de las obras, ya que estas invadían el dominio público marítimo-terrestre y su zona de servidumbre de protección.

Ahora se abre un nuevo frente para las agrupaciones ecologistas de la isla, que ven con preocupación cómo un nuevo proyecto turístico multimillonario pone sus ojos en un paisaje natural de la isla, y no para admirarlo, sino para venderlo y explotarlo.

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