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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Qué es la energía mental y cómo aumentarla

Sentirse liviano

Darío Pescador

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La energía es una palabra de moda. “Los niños te absorben la energía”. “En el trabajo hay muy mala energía”. “Salir al campo te recarga de energía”. Es evidente que, cuando la gente dice estas cosas, no está pensando en vatios por hora. Pero, ¿y si no fueran desencaminados? ¿Se puede medir la energía mental?

Es relativamente fácil medir con precisión cuánta energía consumimos al levantar un peso o caminar cierta distancia. Las calorías que mide tu bicicleta estática son una medida de energía. El cerebro también consume calorías, en concreto un 20% de toda la energía del cuerpo. Sin embargo, no parece haber mucha diferencia entre las calorías que consume el cerebro cuando está solucionando ecuaciones matemáticas o cuando está relajado escuchando música. 

Cuando una persona dice que no tiene energía no es que le falten calorías en su dieta (lo contrario es lo normal), sino que no tiene ganas, ánimo o la voluntad de realizar una tarea mental. Una posible explicación de la energía mental tiene que ver con el estado de ánimo, algo que parece muy subjetivo pero que se puede medir con tests como la escala POMS, que detacta el grado de ansiedad, hostilidad, vigor, fatiga, depresión, y confusión. También se pueden visualizar las áreas del cerebro que se activan en mayor o menor medida usando escáneres de resonancia magnética o electroencefalogramas.

Sin embargo, las teorías más modernas indican que nuestro cerebro tiene, además, unos recursos limitados a la hora de prestar atención, procesar y recordar cosas. La memoria de trabajo o memoria a corto plazo, que usamos para almacenar la información mientras pensamos, parece ser este recurso limitante. La prueba es que en realidad no somos multitarea, ya que si prestamos atención a algo, dejamos de prestar atención al resto. 

Los investigadores también han llegado a la conclusión de que decidimos de antemano la energía mental que vamos a dedicar a una tarea. Si luego la tarea consume más recursos (atención, tiempo de proceso, concentración) que los que habíamos previsto, sufrimos fatiga mental.  

Hay otra explicación más fisiológica, que tiene que ver con el agotamiento de los neurotransmisores, como la dopamina o la serotonina, que se producen a causa de deficiencias en la alimentación, el estrés o alteraciones en nuestras bacterias intestinales. Otros factores nos pueden robar la energía mental, principalmente la falta de sueño, además de ciertas enfermedades y medicamentos como las benzodiazepinas o los antihistamínicos.

Cómo recargarnos de energía mental

¿Qué podemos hacer entonces para recargar nuestras baterías de energía mental? Estos son los remedios que han sido objeto de estudio hasta ahora:

  • Sueño: desde un punto de vista intuitivo, es evidente que dormir mal agota nuestras reservas de energía mental. Los experimentos han demostrado que la calidad del sueño permite predecir la cantidad de energía mental disponible, y que cuanto mejor durmamos, más energía mental tendremos. 
  • Motivación: en varios experimentos se ha podido ver que tanto la motivación extrínseca (por ejemplo, ofrecer dinero) como la intrínseca (la satisfacción personal) ayudan a vencer la fatiga mental y proporcionan la energía necesaria para terminar una tarea mental.  
  • Recompensas: se ha visto que cuando hay una recompensa por completar una tarea (premio, satisfacción, reconocimiento), la energía mental se recarga y está disponible para la siguiente tarea. Sin embargo, si no hay recompensa, no queda energía disponible para seguir.  
  • Drogas: la droga más utilizada para aumentar la energía mental es la cafeína, aunque tiene sus limitaciones, ya que en exceso puede producir confusión y alterar el sueño. Otros estimulantes, como la efedrina, el modafinilo y los medicamentos usados para tratar el TDAH, como Ritalin o Aderall, se emplean también sin receta para aumentar las capacidades cognitivas y la energía mental.  
  • Comida: además del café, hay determinados alimentos que tienen efectos sobre la energía mental. Por ejemplo, un desayuno equilibrado la aumenta, pero el azúcar en exceso produce picos de insulina que después terminan en hipoglucemia reactiva, con irritabilidad, confusión y falta de energía mental. Los alimentos con triptófano, el aminoácido esencial necesario para producir serotonina, tienen un modesto efecto positivo.  
  • Ejercicios de fuerza: los ejercicios de resistencia aumentan la capacidad física, pero en un estudio con embarazadas se vio que, cuando hacían pesas, además tenían más energía mental. Pero cuidado: los ejercicios prolongados, como correr largas distancias, pueden agotar la energía mental. 
  • Hacer una pausa: se ha comprobado que la energía mental se agota después de largas sesiones de trabajo mental, y que hacer pausas de unos minutos cada hora o dos horas permite al cerebro recargarse. Si además se hace algún ejercicio durante la pausa, como caminar, subir escaleras o ejercicios calisténicos sencillos, el efecto de recarga es mucho mayor.

La energía mental no se puede medir en calorías, pero desde luego notamos cuándo nos falta. Saber la posible causa nos puede ahorrar culparnos por nuestra pereza y ayudarnos a ponerle remedio.

 * Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

¿En qué se basa todo esto?

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