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El matrimonio alemán que ha expoliado más de 1.400 ánforas, lámparas y espadas romanas de valor incalculable en Mallorca

Esther Ballesteros

Mallorca —
30 de noviembre de 2024 23:13 h

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Hace apenas unas semanas, los agentes de la Guardia Civil se toparon con sorpresa con un insólito hallazgo en el interior de una maleta que una jubilada alemana acababa de pasar por el control del aeropuerto de Palma. Al revisar el equipaje, los efectivos comprobaron estupefactos que dentro había una cantidad ingente de monedas de origen romano a punto de ser extraídas de forma ilícita del país. El descubrimiento condujo de inmediato al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), dependiente del Instituto Armado, hasta la vivienda que la mujer posee en la capital balear: más de 1.400 lámparas, ánforas, joyas, vasijas, figuras y espadas expoliadas afloraron a los ojos de los investigadores, para quienes las piezas cuentan con un valor incalculable.

Los agentes del Servicio Fiscal y de Fronteras se incautaron de inmediato de las monedas que la mujer pretendía llevarse a su país y, acto seguido, el Seprona, competente en la investigación de delitos contra el patrimonio, dio inicio a sus pesquisas. Desde esta unidad advierten, sin embargo, de que no es el único caso de estas características registrado en los últimos meses en Mallorca, principalmente en yacimientos de antiguos asentamientos, azada y detector de metales en mano. “Es algo bastante preocupante, sobre todo para los arqueólogos, que ven pulverizados varios años de su labor investigadora”, señala, en declaraciones a elDiario.es, el sargento del Seprona Pedro Mora.

No solo eso. La Convención sobre la Protección del Patimonio Cultural Subacuático de 2001 de la Unesco prohíbe el pillaje y la explotación de este tipo de materiales e insta a la ciudadanía a proteger los objetos y restos que se encuentran bajo el mar con el objetivo de preservarlos en beneficio de generaciones futuras. El Institut Balear d'Estudis en Arqueologia Marítima (IBEAM) cuenta, de hecho con una herramienta, SOS Patrimoni, mediante la que la población puede informar de cualquier tipo de descubrimiento que se haya producido bajo el agua. En concreto, Balears cuenta con más de de 1.500 yacimientos arqueológicos en Mallorca, Menorca y Eivissa. En beneficio de las generaciones venideras, numerosos especialistas subacuáticos se dedican a explorar los fondos marinos en busca de restos que permitan desentrañar el pasado de las islas, que durante siglos fueron centro de las principales rutas comerciales que atravesaban el Mediterráneo, especialmente a partir de la época romana.

“Aunque sean monedas, son patrimonio histórico”

En el caso de la jubilada alemana, tras el hallazgo de los objetos, finalmente se le dio autorización para volver a Alemania, pero los agentes se pusieron en contacto con su hija, con la que reside en la isla. La mujer reconoció que las monedas romanas eran de su padre y que su madre quería viajar hasta el país germano para tasarlas, alegando el desconocimiento de la legislación vigente en cuanto a la protección de este tipo de elementos. “Aunque sean monedas, continúan perteneciendo al patrimonio histórico español”, asevera Mora, quien señala que lo que les interesaba conocer era la procedencia de las mismas y, sobre todo, si habían sido expoliadas. En su declaración ante la Guardia Civil, la hija dijo que su padre era aficionado a ir a los yacimientos tanto terrestres como subacuáticos para recoger todo tipo de objetos, y que ella lo acompañaba.

La hija de la mujer alemana reconoce que las monedas romanas son de su padre y que su madre quería viajar hasta el país germano para tasarlas. También dijo que su padre era aficionado a ir a los yacimientos tanto terrestres como subacuáticos para recoger todo tipo de objetos, y que ella lo acompañaba

Ante la confesión de la mujer, los agentes le pidieron acceder de forma voluntaria en su domicilio. Una vez dentro, los efectivos encontraron una multitud de monedas, ánforas, ungüentarios, lámparas, vasijas, joyas, figuras y espadas cuyo valor, a falta de un informe definitivo, el Instituto Armado estima incalculable. Para investigar su origen y custodiar la infinidad de objetos hallados, los agentes contactaron con el área de Patrimonio del Consell de Mallorca, cuyos arqueólogos se encuentran en estos momentos volcados en averiguar la procedencia de este patrimonio. Dependiendo de las características precisas de cada elemento, los especialistas podrán esclarecer si pertenece a yacimientos de Mallorca e incluso de otros puntos de España.

“El hombre llegó a amalgamar objetos de diferentes épocas y lugares, y el interés radica en saber exactamente de qué lugares los pudo expoliar”, incide el sargento. En el caso de las espadas, por ejemplo, explica que se encuentran “muy bien conservadas” y una de las hipótesis que manejan es que pudieron haber sido extraídas de alguna tumba. “Aún no lo sabemos con certeza, ojalá podamos llegar hasta el final”, recalca.

Presunto delito contra el patrimonio

La jubilada guardaba, además, varias libretas en las que aparecían anotados cada uno de los objetos de los que su marido se había apoderado. Su hija, por su parte, está siendo investigada por un presunto delito contra el patrimonio tras haber reconocido que en varias ocasiones acompañó a su padre a bucear y cogió algunos clavos antiguos que encontraron bajo el agua. La mujer ha colaborado en las investigaciones al prestar declaración de forma voluntaria, al igual que permitió a los guardias civiles acceder a la su vivienda sin necesidad autorización judicial.

La madre “supuestamente solo cogió las monedas y alegó ignorancia”, señala Mora, por lo que pudo finalmente viajar a Alemania una vez le fueron intervenidas las monedas. Con todo, recuerda que el desconocimiento “no exime del cumplimiento de la ley”, por lo que apela a esperar al desarrollo de las investigaciones cuando estas se judicialicen.

Un caso similar a este tuvo lugar en Formentera en 2019, cuando una flota de pescadores arrastreros fue interceptada con una abundante cantidad de ánforas que habían aprehendido con sus equipos. “En lugar de entregarlas al Consell Insular, que era lo pertinente, se las quedaban y sospechamos que algunos incluso habían llegado a ofertarlas y venderlas en Internet, algo que está totalmente prohibido”, aclara el sargento. En total les fueron incautadas unas 100 ánforas romanas y fenicias.

Saqueo en el mayor yacimiento islámico de Balears

El pasado mes de octubre, los arqueólogos que investigan el yacimiento arqueológico de Almallutx, situado en plena Serra de Tramuntana y considerado el último refugio musulmán en Mallorca tras la conquista cristiana de la isla, denunciaron el saqueo de huesos y esqueletos prácticamente completos de varias tumbas, así como otros objetos expoliados mediante detectores de metales. Con una extensión de más de 160.000 metros cuadrados, el asentamiento se encuentra reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y, en la actualidad, es el yacimiento islámico mejor conservado de Balears.

En el archipiélago, la normativa que regula la protección del patrimonio arqueológico es la Ley 12/1998, de 21 de diciembre, del Patrimonio Histórico, que contempla importantes sanciones contra la destrucción, la conservación negligente y la expoliación de este tipo de elementos. El pasado mes de agosto, el Consell de Mallorca aprobó además destinar 600.000 euros a los ayuntamientos de la isla para la adquisición pública de espacios arqueológicos con el fin de poner en valor el patrimonio arqueológico de la isla. A lo largo de este año, la institución insular ha destinado además 270.000 euros a 27 yacimientos de Mallorca para llevar a cabo intervenciones de mejora, mantenimiento y recuperación.

Diez años del Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima 

Cabe recordar, además, que en 2014 se puso en marcha el Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (IBEAM), radicado en Formentera, que se vuelca en la investigación, protección y difusión del patrimonio arqueológico subacuático de Balears al amparo de la Convención aprobada en 2001 por la Unesco, que, a nivel internacional, regula jurídicamente el Patrimonio Cultural Subacuático. Aunque con anterioridad existían leyes aisladas que velaban por él, se carecía de un sistema jurídico internacional que lo regulara como parte integrante del patrimonio cultural de la humanidad y concienciase a la población de la necesidad de protegerlo ante las amenazas a las que se encuentra sometido, como los expolios y la explotación comercial.

En una entrevista concedida a eDiario.es, Javier Rodríguez Pandozi, arqueólogo subacuático y uno de los fundadores del IBEAM, señala que fue entre los años 60 y principios de los 2000 cuando se produjo un “expolio terrible y brutal” bajo el agua. Tal como explica, aunque en España la actividad científica en arqueología subacuática comenzó a desarrollarse principalmente entre finales de los años 70 y principios de los 90, generando con ello un notable impacto mediático en la prensa, no fue hasta principios de los 2000 cuando se empezó a trabajar con mayor determinación en la concienciación ciudadana para proteger el patrimonio cultural subacuático.

En este sentido, el jefe de investigación del IBEAM, Enrique Aragón, subraya, en declaraciones a este medio, que los expolios se producen “desde prácticamente la invención del buceo” y, además, se dan a varias escalas, “como cualquier actividad delictiva”. Por un lado, menciona el que él denomina “consumo propio”, es decir, aquellos buzos que “se encuentran por casualidad restos arqueológicos y deciden que en su jardín quedan mejor que en el museo y deciden apropiárselo, lo cual sigue siendo, por legislación, un delito”. Por otro lado, prosigue, se encuentran aquellos que “intentan lucrarse con la venta puntual de materiales arqueológicos porque saben que hay un mercado” y, en tercer lugar, alude a un sector de la población que llega a profesionalizarse en el expolio y vive de ello, marco en el cual, presumiblemente, se situaría el matrimonio alemán que acumulaba más de 1.400 piezas históricas en su vivienda.

“Estas tres situaciones, ya sea el pescador o el submarinista deportivo que se encuentran algo o la persona que está involucrada en el tráfico directo de antigüedades suponen un gran problema”, subraya Aragón, quien apela a la necesidad de una mayor concienciación ciudadana de que esta es una actividad que “nos perjudica a todos”.

Aragón lamenta que continúa siendo una problemática habitual en Balears, aunque agradece que en la actualidad se lleva a cabo una mayor publicidad de las malas prácticas con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la necesidad de conservar estos elementos. En el caso del IBEAM, se trata del primer centro de arqueología subacuática existente en Balears que vela por la recuperación y protección de este patrimonio patrimonio histórico. “Al día siguiente de abrirlo, un vecino de la isla depositó en él un conjunto arqueológico que había extraído de un yacimiento. Esto ya te está diciendo que si a la población le dices que hay una apuesta por proteger este patrimonio, la gente responde”, sentencia, por su parte, Rodríguez Pandozi.

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