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Keynes vs. Hayek

Azahara Alonso/DK

Érase una vez una pareja de contrarios. Érase un continental y un anglosajón, Viena vs. Cambridge; pero sobre todo, la inclemente lucha teórica de la economía. Esas dicotomías estuvieron encarnadas en pleno siglo XX por dos economistas de renombre: Keynes y Hayek. Un par de personajes que a raíz de la crisis bursátil de 1929 desarrollaron teorías opuestas, aunque ambas encaminadas hacia la reactivación económica, la recuperación del orden y el crecimiento en los países occidentales.

Las posiciones eran claras: Keynes abogaba por reactivar la economía basándose en la inversión del Estado en gasto público, y Hayek, por el contrario, como uno de los mayores críticos de la economía socialista, ninguneaba y prácticamente ridiculizaba esa propuesta. Todo esto, a nosotros, económicamente ineptos ciudadanos de a pie, paradójica y forzosamente nos suena. Los nombres son intercambiables, tenemos el mismo perro con distinto collar. A lo largo del pasado siglo las dos teorías se fueron aplicando con relativo éxito en ambos casos. Sin embargo aquí estamos otra vez, parece que su utilidad tenía ciertos límites y la vuelta al pozo era inevitable. Nicholas Wapshott, aprovechando la coyuntura, publicó en 2011 Keynes Hayek: The Clash That Defined Modern Economics, que ha llegado este mismo febrero a las librerías españolas bajo un título mucho más efectista: Keynes vs. Hayek (ed. Deusto). Wapshott, a lo largo de 400 páginas, presenta de nuevo las teorías de los dos economistas y muestra una hipótesis de lo que ellos pensarían de la actual crisis financiera. La discusión, afirma, sería hoy tan acalorada o más que tras la crisis de 1929.

La cuestión es que el libro, al igual que las aportaciones de sus protagonistas, plantea pero no resuelve, se queda en el mero combate verbal tan repudiado habitualmente por hombres prácticos como ellos, como los nuestros. Puestos a plantearnos cosas, tal vez haya que preguntarse: y la economía, ¿para qué sirve?

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