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Luces, cámaras, acción

Juan Manuel Gil

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Se aproxima la gala de los Óscar y el rojo de su alfombra colorea las secciones de cultura de cualquier periódico. Los lectores hacen sus quinielas, los críticos de cabecera se someten a un tercer grado con los espectadores, los protagonistas sonríen a la cámara y todos hablan y hablan. El bullicio se extiende como un cremoso manto de niebla. Porque, al parecer, todos tienen algo que decir.

Joaquin Phoenix, que en esta ocasión está nominado por su trabajo en The Master, y que el año pasado gritó a los cuatro vientos que esto de los Óscar era una soberana estupidez, ha querido desdramatizar su propia grandilocuencia y lo ha hecho en un comunicado: “Veo este premio como un reconocimiento al trabajo de todos ellos y soy muy consciente de que es un estímulo para continuar con mi pasión de toda la vida de ser un actor. No voy a desperdiciar esta gran consideración”. No me digan que no les suena: “Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”.

El también nominado al Óscar a mejor actor por su interpretación en El lado bueno de las cosas, Bradley Cooper, ya nos ha advertido de que es una mente despierta. Así que, al que todo el mundo conocía como el guaperas de Resacón en Las Vegas, habrá que seguirle la pista en su tránsito al lado bueno del cine. Esto nos dice: “Tengo una serie de novelas que estoy adaptando con un amigo, pero no sé si terminaré haciendo algo con ellas. No creo que me abran una puerta para dirigir por lograr una candidatura a los Óscar. No he encontrado el proyecto adecuado, pero hay gente que cree en mí”. Yo digo que sí le abren las puertas. ¿Apostamos?

Al otro lado del Atlántico, en el Hay Festival de Cartagena (Colombia), Alex de la Iglesia también tuvo su momentazo. Abrió la octava edición del festival con una serie de pensamientos sobre el cine clásico y el comercial. Según la Agencia EFE, cerró su intervención con un titular irresistible, eléctrico, subyugante: “Hollywood es como la prostitución”. Y seguidamente justificó su afirmación con un “te atrae, pero te parece muy malo”. Lo que viene siendo un me pirraría trabajar en Hollywood.

Y así todo el tiempo, aquí y allí, en un formato u otro. Por lo menos hasta que saltemos la tapia de los Óscar. Después vendrán otras cosas, otros nombres, otras historias. Y entonces el bullicio lo volverá a cubrir todo.

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