Cómo emplear correctamente los guantes cuando vamos a la farmacia o al supermercado

La Organización Colegial de Enfermería advierte a la población del riesgo de contaminación por coronavirus si los guantes desechables no se emplean correctamente.

Eva San Martín

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Nos los ponemos para hacer la compra o bajar a la farmacia. Y muchos mensajeros o conductores de mercancía los llevan durante el reparto, y con ellos puestos distribuyen los paquetes, pero también cogen dinero. Además de usar mascarillas (no siempre bien, como te contábamos hace unos días), con los guantes buscamos protegernos del coronavirus y evitar que nuestra piel entre en contacto con este patógeno que está dejando miles de muertos en España.

Pero la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) advierte que puede que estemos logrando justo lo contrario. Según su portavoz, Lorenzo Armenteros, “en lugar de protegernos, el mal uso generalizado que se está haciendo de los guantes durante esta crisis está ayudando más bien a diseminar y expandir aún más el virus”. Lo mismo asegura la viróloga Lindsay Broadbent en un artículo en The Guardian: “los guantes funcionan solo si los reemplazas y los lavas con la misma meticulosidad con que te lavas y desinfectas las manos. De lo contrario, son como una segunda piel”.

Y también en este sentido, la Organización Colegial de Enfermería advierte a la población del riesgo de contaminación por coronavirus si los guantes desechables no se emplean correctamente. Dentro de la campaña de difusión de materiales dirigidos a la población, esta vez el Consejo General de Enfermería y toda su Organización Colegial han difundido un vídeo en el que paso a paso, un total de diez, se explica cómo deben utilizarse los guantes.

Para la SEMG no está tan claro que los guantes protejan siempre a quien los lleva. Sabemos que el virus se expande a través de gotas respiratorias que una persona contagiada expulsa cuando tose, estornuda o habla; y que este patógeno infecta a otra persona al entrar en contacto con sus ojos, nariz o boca. Así, si tocas superficies sucias o contaminadas por el virus con los guantes y después te tocas la cara, de nada sirve llevarlos.

En este sentido, los guantes solo funcionan como una protección para quien los lleva, siempre que se cambien cada vez que toques una nueva superficie o los laves de forma tan metódica como hay que hacer con las manos: durante unos 20 segundos, y frotando bien. También los guantes de látex o de nitrilo que usan los médicos o el personal de laboratorio hay que reemplazarlos de forma regular, incluso cuando estos puedan desinfectarse con jabón o una solución alcohólica.

El mal uso de los guantes puede extender la pandemia

Armenteros tiene claro que no deberíamos usar guantes para salir a la calle, ir al supermercado o, digamos, acudir a la farmacia. El motivo: solo pueden proteger a quien los lleva y, por lo general, ayudan a expandir el coronavirus. Ocurre cuando vamos al súper durante la cuarentena con los guantes de látex puestos y hacemos la compra con relativa normalidad, como haríamos antes de la explosión de la pandemia.

Es decir, toqueteamos varios paquetes de cereales antes de escoger el que queremos; y después hacemos lo mismo, pongamos en caso, con los yogures, los botes de garbanzos y los paquetes de papel higiénico. La cuestión es que, si alguno de estos paquetes o envases estuviera contaminado por coronavirus, al tocarlo quedarán restos de este patógeno en los guantes.

Así, el virus se extenderá por todas las superficies que toquemos después. “El uso de guantes de esta manera es insolidario porque protege a quien los lleva, pero no a los demás, lo que hace es diseminar la pandemia”, señala Armenteros. “Otro ejemplo típico de mal uso de los guantes”, dice este médico, “que estamos viendo durante esta pandemia es el que hacen algunos repartidores o distribuidores de mercancías: conducen, dejan los paquetes e incluso recogen dinero con los mismos guantes”.

Por este motivo, asegura el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, “están convirtiendo un supuesto elemento de protección individual en un componente infeccioso de mayor gravedad para los demás de lo que pudieran ser sus propias manos”, ya que el guante actúa como vector de expansión del virus y a la vez da una falsa sensación de seguridad al repartidor, que evita de este modo tener que lavarse las manos con frecuencia como sí haría si las llevara descubiertas. Las manos limpias son la mejor barrera contra el virus.

Guantes de un solo uso

De hecho, estas manoplas de látex o de nitrilo se conocen en el ámbito sanitario como “guantes de un solo uso”. Médicos, dentistas y enfermeros los usan para explorar a un paciente, pero inmediatamente después los tiran. Nunca los reutilizan. “Si nos los dejáramos puestos, el siguiente paciente se llevaría todo lo que hemos tocado del paciente anterior”, explica Armenteros, para que se entienda por qué en presencia de patógenos los guantes protectores deben ser de un único uso; y hay que cambiarlos después de cada acción que se realice con ellos.

De ahí que, señala, el mejor modo de evitar que nuestras manos se conviertan en un vehículo de contagio del coronavirus sea lavarlas. Si en lugar de llevar guantes, el repartidor se limpiase las manos después de cada entrega, “estaríamos erradicando mucho más la transmisión del virus”, afirma el portavoz de SEMG.

Lo mismo vale para cuando hacemos la compra: hay que evitar tocar con guantes (tampoco con las manos) envases o paquetes que no vayamos a llevarnos. De hecho, en muchos comercios nos obligan a ponernos guantes de plástico desechables que luego van a la cesa de desperdicios; una sabia decisión. De nuevo la mejor estrategia es lavarnos bien las manos después para eliminar por completo cualquier sustancia patógena que haya podido quedar en la piel.

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