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“4x4”, claustrofóbico dilema moral para agitar la conciencia universal

"4x4", claustrofóbico dilema moral para agitar la conciencia universal
Madrid —

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Madrid, 29 jul (EFE).- Claustrofóbica y cargada de crítica social, la nueva cinta del argentino Mariano Cohn, “4x4”, interpela directamente al espectador para ponerlo en una complicada tesitura ante una historia que plantea la moralidad de tomarse la justicia por la mano. Una película que, “por primera vez en el cine argentino”, dice su director, “retrata la inseguridad, un tema tabú”.

Generar debate y remover al espectador es una máxima en el cine de Mariano Cohn, quien, junto a su compañero de batallas Gastón Duprat, ofrece un proyecto en el que se pone sobre la mesa un tema que parece levantar ampollas en Argentina: la inseguridad.

Estrenada en 2019 en Argentina, con gran respuesta en taquilla, así como en diferentes festivales alrededor del mundo -entre ellos, Sitges-, la película aterriza este viernes en España a través de Orange TV para encerrar al espectador en un coche junto a Peter Lanzani, protagonista de la cinta, y plantearle preguntas incómodas y con gran enjundia moral.

Esta vez Cohn dirige en solitario, mientras Duprat ejerce el papel de guionista y productor -algo que ya ocurrió, de manera inversa, en “Mi obra maestra”-. La excepcional dupla, que maravilló al mundo con la codirección de “El ciudadano ilustre” en 2016, logra atrapar al espectador a todos los niveles, tanto a través de la sensación de encierro físico en un coche como a través del frenético (y, desde luego, sorprendente) ritmo de la película.

Resulta complicado que una película que desarrolla el 80% de su trama dentro de un coche sea capaz de convertirse en un producto que no aburre sino todo lo contrario, que adquiere el carácter de thriller y en el que cada minuto es una sorpresa para el espectador.

En ese sentido, tienen mucho que ver los factores técnicos, el guion y, cómo no, la interpretación de Peter Lanzani, que sostiene tres cuartas partes de la cinta con su expresión facial, una sarta de palabras malsonantes y gruñidos de todo tipo y un coreografiado movimiento dentro del reducido espacio que supone un 4x4, de ahí el título.

Ya lo decía el Daniel Mantovani de Óscar Martínez en “El ciudadano ilustre”: “El artista debe interpelar, debe sacudir”, ese es “el espíritu que debe tener todo hecho artístico”. Así lo escribieron en su guion de 2016 y así lo ejecutan en este último proyecto en el que, como dice Cohn en una entrevista con Efe, se busca la reacción del espectador universal.

“Siempre tratamos de que las películas tengan alguna lectura y un tema de fondo que tenga que ver con lo argentino pero que, a la vez, ese dilema moral que toca la película se pueda experimentar, sea el espectador argentino, español o de cualquier otro sitio del mundo”, explica Cohn.

La inseguridad es un “tabú ideológico” en Argentina, asegura el director y es por eso precisamente, por el hecho de que el cine es capaz de poner temas sobre la mesa que otros no se atreven ni a valorar, por lo que Cohn y Duprat sintieron la necesidad de ver ese guion en la gran pantalla.

“La inseguridad es un tema sin solución que el cine no se animó a retratar. Por primera vez en el cine argentino buscábamos eso, poner un tema áspero y muy sensible sobre la mesa que hasta entonces no se había tocado”, completa el director, que aspira a “plantear este dilema y sacar el tapón ideológico”.

La cinta tiene, sin duda, muchas lecturas y cuenta, además de Peter Lanzani en el papel de Ciro -un ladrón que queda atrapado en un 4x4 cuando entra en él a robar el sistema de GPS-, con diferentes personajes que plantean aún más dilemas morales.

Dady Brieva, como el propietario del coche, planteará la cuestión de si es acertado o no que uno se tome la justicia por su mano, mientras que Luis Brandoni -un habitual en las películas de Cohn y Duprat, ofrecerá una visión diferente de la que habitualmente se muestra en el cine sobre la policía.

Con una estética realmente bella y un trabajo técnico a tener en cuenta, la película es “muy 'Old school'”, dice Cohn: “Es una película que no es tímida. Está hecha a la antigua. Los planos, la música, el tema, contando algo que te movilice, es muy 'Old School'”.

“Es un ”tour de force“ en una camioneta”, añade Lanzani -también en una conversación con Efe, “Sin repetir un solo plano, en un estudio, hecho a la antigua, con una música bien fuerte. Es el cine en su máxima expresión”.

Hablar de 'Old School' viene, entre otras cosas, marcado por el hecho de que la película se rodara de manera cronológica, logrando así que el protagonista (y el actor detrás de él) vivieran la misma línea emocional y física para evitar “los saltos emocionales”, dice Lanzani.

Es, efectivamente, sumando todos estos detalles donde el espectador acepta que se le planteen infinidad de preguntas, como en un interrogatorio policial, y se deja llevar por una historia que dura 90 minutos en pantalla, pero que genera un debate post-visionado que hace que la cinta se convierta en aquello que Cohn quiere: un agitador de conciencias.

Por Patricia Muñoz Sánchez.

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