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Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni
Sobre este blog

Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

Desapariciones forzadas, una búsqueda sin fin

Madres de los desaparecidos del estado de Chihuahua participan en la primera Marcha de la Dignidad Nacional en la Ciudad de México, mayo de 2012, en el Día de la Madre (en México) © Amnistía Internacional (Foto: Ricardo Ramírez Arriola)

Isabel García del Río

responsable del trabajo de Amnistía Internacional sobre México —

Todos los años, en decenas de países de todo el mundo, miles de hombres, mujeres, niños y niñas son detenidos sin razón alguna por las autoridades del Estado, y nunca se los vuelve a ver. Son personas “desaparecidas”. Los motivos son variados: acallar la disidencia, eliminar cualquier oposición política, o perseguir a grupos étnicos, religiosos y políticos. Sólo en 2012 Amnistía Internacional documentó casos de este tipo en 31 países. Países como México, la Federación Rusa o Siria sigue utilizándola como método de hostigamiento y represalia para infundir terror e inseguridad en la población. En el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, Amnistía Internacional denuncia que impunidad sigue siendo el denominador común de esta práctica que atormenta a los familiares de las víctimas.

Aumento de las desapariciones en Siria

Desde el comienzo del levantamiento que condujo al conflicto armado de Siria hace dos años se ha producido un espectacular aumento del uso por parte de las autoridades de las desapariciones forzadas para silenciar a los partidarios de la oposición y amedrentar a sus familiares y amigos. Se ha detenido a millares de personas, muchas de las cuales han sido recluidas en régimen de incomunicación en lugares desconocidos, donde, según la información disponible, la tortura y otros malos tratos son práctica generalizada. A estos casos hay que sumar los de las alrededor de 17.000 personas, en su mayoría islamistas, desaparecidas en el país a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980.

El abogado sirio de derechos humanos Khalil Ma’touq y su amigo y ayudante Mohammad Thatha salieron hacia la oficina de aquél el 2 de octubre de 2012, pero jamás llegaron. Se cree que fueron detenidos en un control de seguridad del gobierno sirio en algún punto del camino.

En febrero de 2013, en respuesta a la petición de información de un grupo de abogados, un fiscal de Damasco negó que Khalil Ma’touq estuviera detenido. Sin embargo, unas personas que fueron puestas en libertad en ese momento tras haber estado recluidas en la sección 285 de los servicios de Seguridad del Estado, en Kafr Souza, Damasco, dijeron que lo habían visto detenido allí.

Personas allegadas a ambos hombres han recibido a lo largo del tiempo información extraoficial que indica que Khalil Ma’touq está muy mal de salud: padece una enfermedad pulmonar avanzada y tienen graves problemas respiratorios, por lo que toma medicación periódica y tiene que estar bajo supervisión médica constante.

Khalil Ma’touq lleva años prestando asistencia jurídica a muchas víctimas de abusos contra los derechos humanos en Siria. Ha defendido a centenares de presos políticos, periodistas y presos de conciencia, incluso ante el Tribunal Supremo de Seguridad del Estado, que no cumplía las normas internacionales y fue abolido en 2011.

Investigaciones deficientes en México

En México se tuvo noticia de más de 26.000 casos de personas en paradero desconocido o desaparecidas entre 2006 y 2012, principalmente en el contexto de la violencia entre los carteles de la droga y las fuerzas de seguridad desplegadas para combatir la delincuencia organizada. Las fuerzas de seguridad son responsables de algunos de ellos, pero en casi todos los casos las investigaciones realizadas son tan deficientes que raras veces se encuentra a las víctimas y prácticamente nunca se hace rendir cuentas a nadie.

Armando del Bosque, de 33 años, fue detenido por miembros de la Marina mexicana en Nuevo Laredo, estado de Tamaulipas, el 3 de agosto, y no se lo ha vuelto a ver desde entonces.

La Marina niega tenerlo detenido, pero unos testigos presenciales afirman que lo vieron en su automóvil en una localidad situada a unos minutos de Nuevo Laredo, cuando los miembros de la Marina lo obligaron a detenerse, lo sacaron a rastras del automóvil, lo esposaron y se lo llevaron en un vehículo militar.

Lo condujeron a un recinto provisional de la Marina, a las afueras de la localidad. El padre de Armando acudió allí al cabo de unos minutos y un capitán le comunicó que lo habían detenido y lo estaban interrogando. Le prometió tenerle al tanto de la situación de su hijo.

Una hora después, el militar habló otra vez con el padre de Armando, pero negó que éste hubiera sido detenido y no quiso darle más información.

Basándose en las declaraciones de cuatro testigos presenciales, la familia de Armando presentó una denuncia ante la Procuraduría General de la República y la Comisión Nacional de Derechos Humanos. No hay constancia de que se hayan llevado a cabo una operación efectiva de búsqueda de Armando del Bosque ni una investigación sobre su aparente desaparición forzada.

África Subsahariana, una práctica común

Más de la tercera parte de los países donde Amnistía Internacional documentó desapariciones forzadas en 2012 eran delÁfrica subsahariana, a saber: Angola, Chad, Costa de Marfil, Eritrea, Gambia, Guinea Ecuatorial, Malí, Mauritania, Nigeria, República Democrática del Congo y Sudán del Sur.

Los veteranos de guerra angoleños Silva Alves Kamulingue e Isaías Sebastião Cassule fueron secuestrados en la calle en Luanda, capital de Angola, el 27 y el 29 de mayo de 2012, respectivamente, y no se los ha vuelto a ver ni se ha sabido nada de ellos desde entonces. Sus familias han intentado localizarlos en vano, y las autoridades angoleñas han negado reiteradamente conocer su paradero.

Silva se dirigía a una manifestación que había ayudado a organizar para exigir el pago de pensiones y sueldos que les debían cuando, alrededor de las tres de la tarde, telefoneó a un periodista y le dijo que lo venían siguiendo un grupo de “hombre fornidos”, vestidos de civil y de aspecto similar a los que habían participado en la represión violenta de las manifestaciones en Luanda en los meses anteriores. Dijo que temía por su vida y que se dirigía corriendo a un hotel próximo. Según el periodista, entonces se cortó la comunicación y no pudo restablecer el contacto con Silva, de quien no se ha sabido nada desde entonces.

Isaías desapareció dos días más tarde, el 29 de mayo de 2012, alrededor de las seis y cuarto de la tarde. Cuatro hombres lo secuestraron en el distrito de Cazenga de Luanda, donde había ido a ver a un hombre que afirmaba tener un vídeo del secuestro de Silva. Un amigo suyo que estaba con él ese momento contó que, cuando llevaban 15 minutos con el hombre, llegó un automóvil del que se apearon unos hombres de complexión fuerte que se dirigieron hacia ellos. Él amigo sintió entonces miedo y echó a correr, dejando allí a Isaías, de quien no se ha sabido nada desde entonces.

Desapariciones en la región del Cáucaso Norte

También en la Federación Rusa se utiliza la práctica de la desaparición forzosa. Especialmente en la zona del Cáucaso Norte, donde los militares y las fuerzas del orden no respetan los derechos humanos: detenciones arbitrarias, torturas, ejecuciones y desapariciones están a la orden del día.Sólo en la Repúblca de Ingusetia, más de 200 personas han desaparecido desde 2002 y pueden sumar miles en todo el Cáucaso Norte. Casi todos los casos conocidos de desapariciones forzosas comparten las mismas características. La persona desaparecida es secuestrada por un grupo de hombres armados, vestidos con ropa de camuflaje, a veces con pasamontañas, pero sin ningún tipo de placa identificativa. Conducen los mismos vehículos que las fuerzas del orden, pero sin distintivos; no muestran ninguna orden o documento que autorice sus acciones y no dan explicaciones sobre las mismas. Algunas víctimas son sacadas de sus casas, a otras las paran mientras conducen. Los testigos son intimidados si intentan intervenir o grabar el secuestro con sus móviles. Las investigaciones sobre estos casos nunca consiguen identificar a los culpables ni el destino de los secuestrados. Los familiares y abogados que trabajan por esclarecer los hechos son amenazados.

Es el caso de Ibragim Gazdiev, desaparecido desde agosto de 2007 cuando su coche fue interceptado y él obligado a subir a otro vehículo.O el de Zelimkhan Murdalov, desaparecido desde 2001, después de que fuera arrestado y torturado. A pesar de que un oficial de policía fue condenado por torturar a Zelimkhan, nadie ha encontrado al culpable de su desaparición. Según la policía, fue puesto en libertad. Pero nunca más se ha sabido de él.

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