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Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni
Sobre este blog

Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

Junt@s contra los torturadores

Claudia Medina Tamariz, víctima de tortura, México DF, 18 de febrero de 2014 2014 © Amnesty International

Salil Shetty

secretario general de Amnesty International —
  • Con motivo del lanzamiento mundial de la nueva campaña de Amnistía Internacional “Stop Tortura”, el secretario general de Amnesty International, Salil Shetty, describe su entrevista con Claudia Medina, superviviente de tortura en México.
  • En los últimos cinco años, hemos denunciado casos de tortura y malos tratos en 141 países. Han pasado casi tres décadas desde la adopción en Naciones Unidas de la Convención contra la tortura, pero los gobiernos del mundo han mantenido una actitud hipócrita sobre este tema: prohibida en la ley, facilitada en la práctica.

“He venido a pedir su ayuda”, dijo Claudia Medina cuando me reuní con ella en México este año. “Voy a denunciar un delito de tortura.”

Sus palabras me conmovieron, porque sabía por lo que Claudia había pasado. El 7 de agosto de 2012, a las tres de la madrugada, unos soldados de la infantería de Marina irrumpieron en la casa donde vivía con su esposo y tres hijos. Tras atarle las manos y vendarle los ojos, se la llevaron en una camioneta a una base naval de la ciudad de Veracruz. Fue acusada de pertenecer a una poderosa y violenta banda criminal, aunque ella lo negó totalmente.

Claudia nos contó posteriormente que los torturadores le habían aplicado descargas eléctricas y envuelto en plástico para que no le aparecieran contusiones al propinarle golpes y patadas. La agredieron sexualmente. Después la ataron a una silla y la dejaron a la intemperie, bajo el abrasador sol de primeras horas de la tarde.

Al día siguiente, la presionaron para que firmara una declaración que ni siquiera había leído. La presentaron ante los medios de comunicación como una delincuente peligrosa. Sin embargo, ese mismo mes retiraron todos los cargos contra ella, excepto uno, y la dejaron en libertad bajo fianza.

Para algunos policías y militares mexicanos, la tortura es el método preferido para investigar un delito. Torturan a la gente para hacerla firmar declaraciones falsas que utilizan después como prueba para iniciar procesamientos. Estas declaraciones pueden luego utilizarse también para indicar que México está combatiendo con éxito la delincuencia.

Claudia pudo denunciar ante un juez que la habían torturado y conseguir que ordenara abrir una investigación. Sin embargo, los responsables de ello –la Procuraduría General de la República– aún no lo han hecho. Un aspecto decisivo es que están impidiendo también a Claudia someterse a un examen médico auspiciado por la ONU. Si se le hubiera realizado tal examen inmediatamente después de formular su denuncia de tortura, habría tenido pruebas más sólidas del trato sufrido.

Al cabo de casi dos años, está cansada de esperar. “Tenía miedo y no pensaba denunciarlo”, me dijo. “Pero no estoy dispuesta a aceptarlo.” Sabe que hay miles de personas que han sufrido el mismo trato. Y quiere impedir que les ocurra a otras.

Ese es el motivo de que Claudia haya decidido contar públicamente su caso en el marco de la nueva campaña global de Amnistía Internacional “Stop Tortura”.

Sé a lo que se enfrenta al tratar de cuestionar el poder de las fuerzas armadas y la policía mexicanas. Pero también sé que no está sola: cuenta con Amnistía Internacional.

Así que he dicho que sí, que Amnistía, con sus más de tres millones de simpatizantes, puede ayudar y ayudará a Claudia y a otras personas supervivientes también de tortura. Es para eso para lo que existimos. Juntos presionaremos a los gobiernos para que les hagan justicia y e impidan que vuelva a ocurrir algo así.

Conocer a Claudia ha sido muy importante para mí. Me da mucha fuerza ver que una mujer que ha sido torturada tiene aún tanto ánimo, tanto valor y tanto convencimiento.

Hace que me sienta seguro, porque sé que si Claudia puede hacerlo, nosotros y nosotras también.

Amnistía Internacional hace campaña por el caso de Claudia. Tú también puedes actuar.

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Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

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