La historia de la cooperativa Coforest se explica como una lección aprendida del pasado y hunde sus raíces en la década de los años 50 del pasado siglo, cuando se realizaron importantes repoblaciones de pinares en las sierras de Jaén, Córdoba y Sevilla. Se optó para ello por el pino piñonero por su buena adaptación al clima mediterráneo y, una década después, los pinares empezaron a dar su fruto: las piñas.
En aquel entonces y durante varias décadas después, camiones repletos de piñas con piñones de toda Andalucía salían hacia Cataluña o Castilla León, donde existían industrias transformadoras y se comercializaba el fruto de los pinares andaluces. Hoy, más de medio siglo después y con aquella lección bien aprendida, es la cooperativa cordobesa Coforest la que se dedica a la recogida de piñas de pinares de toda Andalucía para comercializar luego desde aquí sus productos.
La idea de poder mantener en su tierra los beneficios de lo que producían los pinares es lo que movió en un principio a los primeros 44 socios de Coforest a crear su cooperativa, que en el año 2000 trabajaron su primera campaña de producción. Y aunque los comienzos no fueron fáciles con los pocos recursos iniciales, la unión de estos cooperativistas y su empeño por trabajar con un producto natural que estuvo al alcance de sus manos desde su niñez, consolidaron la firma.
Actualmente suman ya 183 socios, la mayoría de la provincia de Córdoba, pero también de Huelva, Málaga e incluso Extremadura, cuenta a eldiario.es/andalucia su gerente, Javier Martínez. Unos socios que se distribuyen las distintas etapas de la labor comunitaria que significa el trabajo en Coforest, basado en “una apuesta por el desarrollo local, por el propio territorio”, apunta Martínez.
Su tarea comienza con la recolección de las piñas de los pinares andaluces y sigue con el traslado hasta la planta que Coforest tiene en Villaviciosa de Córdoba. Allí, el sol y el viento realizan, en palabras de su gerente, “una labor de transformación natural” al secar las piñas, algo imprescindible para que, después, los procesos de trabajo en la cooperativa acaben en los distintos productos que se comercializan, tanto a nivel nacional como fuera de nuestras fronteras.
Por un lado, los piñones con cáscara que venden a empresas de transformación para su uso alimenticio y también los piñones que se comercializan como semilla de futuros pinos. Y por otro lado, la cáscara de las piñas convertida en cobertura para jardinería pero, sobre todo, en biomasa para ser combustible de calderas y estufas domésticas.
El emprendimiento de los socios de Coforest les ha llevado también a conseguir que las piñas de los montes públicos de Andalucía acaben también en su cooperativa. Y así, su gerente califica como “un hito” para la firma, que la Agencia de Medio Ambiente de Andalucía entrara a participar de Coforest para aportar el producto de los pinares de propiedad pública.
De ese modo, la cooperativa se ha consolidado al obtener sus beneficios de incrementar el valor de un producto natural que siempre había estado en los montes como son la piña y los piñones; un recurso forestal que, además, cuenta con la certificación ecológica tanto de los pinares de donde se obtiene la materia prima como de la propia empresa.
Un producto que, además, no se ve afectado por la crisis. “La crisis no nos está afectando porque el piñón no es un producto de primera necesidad sino más bien pertenece a cierto mercado del lujo. Y al lujo no le afecta la crisis. Nuestra producción se está manteniendo”, explica el gerente de Coforest.
Así las cosas, desde esta cooperativa afincada en tierras cordobesas el futuro se vislumbra manteniendo al menos la misma carga de trabajo actual pero también con nuevas ideas para ampliar el mercado de su negocio. La internacionalización de su trabajo con la exportación a Italia y otros países de los piñones es la próxima apuesta de esta unión de emprendedores que hizo de su entorno su medio de vida.
Sobre este blog
En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.
