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Sobre este blog

En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.

Medio siglo poniendo la guinda a coches de todo el mundo

Laboratorio de prueba de los portaequipajes para vehículos Cruzber / Foto: Cruzber

Carmen Reina

Antonio Cruz Luna (Rute, 1935) creció entre herramientas, ruedas y todo tipo de piezas de recambio en el taller de vehículos que su padre regentaba en esta localidad cordobesa, una pequeña empresa familiar donde comenzó a trabajar a los catorce años. Ese fue el inicio del aprendizaje que llevó a este emprendedor a fundar en los años 60 del pasado siglo su propia firma- Construcciones Metálicas Antonio Cruz Luna- que se especializaría con el tiempo en producir portaequipajes para vehículos y sería la base de la actual compañía Cruzber, una empresa que en su expansión internacional ha colocado sus productos en toda Europa y en países tan lejanos como Australia y Nueva Zelanda.

La iniciativa empresarial, que corona los coches de medio mundo con la guinda de sus portaequipajes, comenzó en 1960 cuando Cruz creó sus primeros productos: las tradicionales bacas para cargar maletas y bultos en el techo del coche, que entonces fabricaban con tubos de acero pintado. Coches como el Seat 600, el Renault Dauphine o el Renault 4/4 fueron los primeros en llevar estos accesorios que han evolucionado hasta el día de hoy en toda una gama de productos portaequipajes con decenas de modelos fabricados con materiales ligeros y última tecnología.

Con el paso del tiempo, “Cruzber tocó techo con su producción a nivel nacional”, cuenta a eldiario.es/andalucia Mark Manski, responsable del área de Exportaciones de la firma cordobesa. Y fue a partir de los primeros años de este siglo cuando la compañía se planteó ampliar su mercado y comenzar el proceso de internacionalización de la firma y sus productos que le ha llevado a la posición que hoy mantiene.

“Hasta 2005 Cruzber seguía siendo una empresa familiar y llevaba sus productos fuera de España de manera esporádica, a través de pedidos muy concretos. También asistía a ferias internacionales pero no tenía una estrategia de internacionalización”, explica Manski. Es en 2006 cuando Cruzber “decide iniciar un proyecto enfocado a la creación de un departamento de exportación propio y volcar parte importante de la empresa hacia la internacionalización de la misma”.

Y así, con ayuda del programa de la Agencia Andaluza para la Promoción Exterior (Extenda), la firma de Rute inició la comercialización de sus portaequipajes, “primero a los mercados más cercanos a España” como Francia, Italia, Portugal, para llegar en la actualidad a una veintena de países de toda Europa. Entre ellos se incluye Alemania, un país de tradicional producción de vehículos de calidad donde “colarse en su mercado es un valor añadido para dirigirte después a otros mercados”, apuntan desde Cruzber.

Internacionalización contra la crisis

Esa expansión se traduce en números: Cruzber multiplicó por 8 su facturación y llegó a 1,6 millones de euros en sus primeros pasos de internacionalización, cifra que superará los 2 millones en este año 2014. Y eso es algo que, además, le ha servido a la empresa para “amortiguar la grave crisis económica que, sin duda, a uno de los sectores que más ha afectado es al del automóvil y su industria auxiliar”, ampliando al exterior su mercado nacional que sufrió un parón con la crisis.

La expansión de la que fuera primero una pequeña empresa familiar de Rute prosigue en estos tiempos con su inmersión en un mercado tan lejano como el de Nueva Zelanda, Australia o Chile, donde van “por muy buen camino”. Porque, cuenta Manski, el secreto en la internacionalización que Cruzber ha buscado es el de “hacer un producto adaptado a cada mercado”. Y ahí, es fundamental, además de la calidad de los portaequipajes en sí, adaptar todo el producto y su comercialización al idioma del país que lo importa, desde el nombre del producto hasta, por ejemplo, las instrucciones que lo acompañan o que su web se pueda leer en seis idiomas.

“Todo eso hace sentir que el producto es como si fuera de su país”, explica el responsable de Exportaciones de Cruzber. Pero, advierte, no basta con eso. “Hay que adaptar también la filosofía de la empresa, desde la gerencia hasta todos los departamentos, porque si necesitamos crecer, nos tenemos que mentalizar todos. Hay que tener mentalidad de una empresa internacional”.

Y un valor añadido más que ha llevado a Cruzber a ver sus portaequipajes en coches de medio mundo: la rapidez en el servicio. “Hay que tener contacto con los clientes que, aunque estén a miles de kilómetros, te sientan cercano y le des una rápida respuesta en el servicio”. Una atención personalizada que, desde la Subbética cordobesa, ha llegado al otro lado del planeta.

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En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.

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