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Los trabajadores de Palmas Altas de Abengoa entreabren sus puertas a los sindicatos

Empleados de Abengoa a las puertas del centro sevillano de Palmas Altas / Alejandro Ávila

Alejandro Ávila

Con recelo y prisas. Así han respondido muchos de los trabajadores de Abengoa a la concentración convocada este jueves a las puertas del centro sevillano de Palmas Altas por los sindicatos. Centenares de empleados han ido abandonado paulatinamente su puesto de trabajo a partir de las cinco y media de la tarde. Recogían los panfletos de Comisiones Obreras al bajar la rampa de salida, miraban con desconfianza las cámaras de televisión y dejaban atrás al centenar largo de sindicalistas allí convocados. Apenas una decena de ellos se han unido a la concentración.

La escena ha sido una muestra de la dificultad con la que cuentan los sindicatos para abrirse paso entre una plantilla con miles de trabajadores, que apenas ha recurrido a ellos hasta que la crisis por endeudamiento de la entidad ha abierto las puertas a los despidos masivos. “El ambiente es bastante desagradable. Tenemos hipotecas y familias, pero nuestros jefes apenas nos informan para transmitirnos algo de calma”, comentaba una de las pocas trabajadoras que se ha atrevido a hablar pública pero anónimamente con este medio.

Antonio Márquez, delegado sindical de CCOO en Abeinsa, filial de Abengoa con 800 trabajadores, desde este jueves, ha subrayado que su sindicato ya ha solicitado un tablón de anuncios y un local de reunión. “Es muy importante, porque sin tablón ni local no tenemos visibilidad. El siguiente paso es conseguir afiliación”, ha recalcado. En UGT, por su parte, han anunciado este jueves como “momento histórico” las elecciones sindicales que se celebrarán en marzo en Abeinsa.

A pesar del malestar que reina entre los trabajadores consultados, la tarea sindical se aventura complicada por el temor a represalias y el perfil de sus empleados. “Lo que se oye por aquí es que como se vean cámaras la gente no sale”, anticipaba una empleada antes de la concentración, quien ha añadido tras su celebración que “mi impresión es que han hecho el paripé ahí fuera y que ya lo tienen todo hablado con la dirección. La plantilla en general no quiere tener nada que ver con esta gente y hoy lo han demostrado”. Otro trabajador se quejaba, por su parte, de que los sindicatos no hayan venido “por aquí nunca jamás hasta ahora”.

Márquez recuerda que han solicitado en varias ocasiones una reunión con la dirección, pero que su petición ha caído en saco roto. “Sindicarse ha sido algo mal visto históricamente por la dirección. Hubo un intento hace mucho tiempo, pero se despidió no solo a los organizadores, sino a los amigos y a aquellos que podían saber algo. Lo cierto es que los trabajadores necesitamos asesoramiento, porque aquí hacemos muchos proyectos en el extranjero y (según el destino) tienes unas condiciones maravillosas o te tienes que buscar la vida”, recalca el delegado sindical. La llamada rebelión de las fiambreras es ya famosa por haber supuesto el despido de un grupo de trabajadores que, en contra de lo 'sugerido' por la empresa, decidió traerse la comida de casa, en vez de almorzar en el comedor corporativo.

“Hasta ahora no hemos tenido nunca un interlocutor para hablar con la empresa de cosas tan sencillas como la reducción de jornada por maternidad, las bonificaciones del comedor o la ampliación del horario de verano. No sabes muy bien a quién dirigirte”, afirma una de las pocas trabajadoras que se ha concentrado a las puertas de su centro de trabajo este jueves.

Comisiones Obreras ha manifestado su oposición a que “la contraprestación a la banca, a cambio de cubrir la necesidad de liquidez en Abengoa, conlleve reestructuración de plantilla acompañada de despidos y modificación de las condiciones laborales”. Abengoa anunció un preconcurso de acreedores el 27 de noviembre de 2015 ante una deuda que oscila entre los 6.300 y los 27.000 millones de euros. El Ibex 35 ejecutó ese mismo día la expulsión temporal de su 'socio' sevillano.

Apoyo de Izquierda Unida y Podemos

La concentración ha contado con el apoyo de Elena Cortes, exconsejera de Fomento y Vivienda de Izquierda Unida, y Sergio Pascual, diputado sevillano de Podemos y extrabajador de Abengoa. Pascual ha criticado que los trabajadores “no se hayan podido reunir en en interior del edificio, como ocurre con normalidad en muchas empresas españolas. Las negociaciones que se están llevando a cabo se desarrollan con total opacidad y sin permitir que las familias sepan cuál va a ser su destino en los próximos días”. 

Por su parte, Cortés ha destacado que “parece increíble y prácticamente un delito el que en el siglo XXI haya una empresa con un número tan importante de trabajadores y trabajadoras en la que los sindicatos sean clandestinos, es decir, que en Abengoa no haya entrado la democracia sindical”.

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