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La acampada solitaria de Manuel, el yayoflauta que lucha por los derechos sociales

Manuel Fernández, el yayoflauta de Granada.

Miguel Gómez

Un jubilado con su pipa en la boca, expulsando volutas de humo, y un chaleco reflectante ataja al paso de los numerosos transeúntes que pasan por la Plaza de Caleta de Granada al mediodía de este miércoles. “Perdona, llevo mucha prisa, tengo una reunión de trabajo… pero, ¿esto para qué es?”. “Para pedir que se blinden las pensiones en la Constitución”. “Ah, para eso sí tengo tiempo. Porque no es por ustedes, es por todos nosotros, que al final vamos a llegar todos ahí”.

Un par de pancartas piden apoyo para la Mesa Estatal por las pensiones y otra por la unidad de los movimientos sociales en un frente político. Detrás de ellas, una tienda de campaña donde Manuel Fernández, el 'yayoflauta' que pide las firmas, guarda un modesto saco de dormir. “Pienso estar aquí mientras el cuerpo aguante”, afirma. El tope, en realidad, es el próximo día 24 de octubre, cuando la Mesa Estatal llevará las firmas ante la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, para que las presente al Congreso de los Diputados.

Hace un año, Manuel, comenzó una huelga de medicamentos contra el copago farmacéutico, que los yayoflautas bautizaron como “repago, porque bastante hemos pagado ya cotizando en toda nuestra vida laboral”. Es también uno de los fundadores de los Yayoflautas Andalucía y 'el yayoflauta' de Granada, al que muchos conocen por haber acudido, también en solitario, a la sede provincial de la Seguridad Social contra la reforma de las pensiones.

Esta semana se dedica a parar a los paseantes que van y vienen hacia el hospital o los juzgados de la Caleta. “Uy, yo claro que me paro. ¿Cómo me va a parecer bien que recorten las pensiones, si en casa somos seis y comemos todos de la paga de mi padre desde hace un año? Se nos han acabado todas las ayudas y no hay trabajo. Lo que falta ya es que toquen las pensiones”.

La acampada solitaria de Manuel, que llegó a estar prevista como conjunta para la Plaza de San Telmo, ha quedado en un objetivo más modesto, aunque la apoyan numerosos colectivos de Granada, como la Marea Naranja, la Marea Verde e Izquierda Abierta, la corriente crítica de Izquierda Unida fundada por Gaspar Llamazares. Eso sí, el yayoflauta tiene claro que “me da igual IU, PSOE o PP. Si viene uno con el carnet del PP y me dice que acampa conmigo porque está de acuerdo con lo que pedimos, yo le doy un abrazo”.

Manuel presume de curriculum reivindicativo más allá de las protestas recientes. “Yo ya me manifesté en la Transición y durante el Franquismo. Bastantes palos nos llevábamos entonces, no tengo miedo a llevarme más. Lo que no puede ser es quedarnos parados cuando se está tirando todo lo que nos costó años luchar. Creíamos que nuestros hijos y nuestros nietos iban a vivir mejor y resulta que van a vivir peor. No lo podemos permitir. A mí esto no me mata, del revés, me da la vida”.

Manuel vive con una pensión mínima junto a su mujer y su hija, que es estudiante y no encuentra trabajo. Alguna pelea le ha costado mantener, todavía hoy, su huelga de medicamentos: los suyos para la tensión le costarían 25 céntimos de euros, pero se niega a “repagar”. Cuando tiene una bajada, va a Urgencias a que le den el medicamento. “Ahora el hospital lo tengo cerca”, bromea.

Lo que no quiere son comparaciones con los jóvenes acampados en Sol. “Yo no pienso estar sin comer, que estoy mayor. Me traeré bocadillos o me acercaré a un bar. Y esto tiene un final, cuando veamos que ya no hace más falta. Lo que estaría bien es tener gente para el relevo, pero vamos, yo sólo me basto, estoy fuerte”. Y le da otra calada a la pipa.

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