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Albert Rivera: “No nos dejan gobernar”

Albert Rivera, el sábado por la mañana, en Málaga | N.C.

Néstor Cenizo

Málaga —

Albert Rivera se sumó esta mañana a eso que ahora se llama idea fuerza. “No nos dejan gobernar”, dijo el candidato de Ciudadanos en referencia a la posición política de Podemos y PP. De ahí a la palabra “pinza” hay un paso que recorrió sin dificultad: “Frente aquellos que hacen la pinza, los que dicen que o ellos o nadie, hemos optado por ser útiles, no queremos ser importantes porque ser útiles es la mejor manera de ser importantes”. Rivera hizo estas declaraciones en un acto con militantes en Málaga, donde dijo aspirar a “un gobierno que no robe y que cuadre las cuentas”.

El candidato de Ciudadanos fijó posiciones ante la nueva fase de negociaciones. “Sólo hay una cosa peor que la repetición de elecciones, que es un desastre de gobierno”. Según Rivera, su partido “no le ha puesto el veto a nadie”, pero sólo participará de un ejecutivo que defienda “políticas sensatas”. La definición de la sensatez es la madre del cordero: para Rivera es “no hacer barbaridades”, “gastar mejor en lo que necesitamos”, no subir los impuestos, “no permitir que se rompa España” o no “disparar el déficit público seis puntos para que nos intervenga Europa, que es la consecuencia de la política económica de Podemos”. Sin embargo, Rivera también lanzó un guiño a cada esquina (ahora a Podemos, luego a PP): primero abrió la puerta a una hipotética negociación con la Comisión Europea del plazo de reducción del déficit público, y acto seguido insistió en que la solución no es “incrementar el gasto para que nos intervengan”. “No es fácil sentarse con otras fuerzas políticas, pero la pregunta es: ¿nos queda otra?”, se preguntó.

Estocadas para todos

Para repartir estocadas también fue simétrico: primero para Podemos (“intenta que no haya un gobierno reformista pero sensato”; “cuando las encuestas y las crisis internas no les van bien sí quieren sentarse a hablar”) y luego para el PP, a quien acusó de generar desconfianza por el desvío del déficit público conocido esta semana, y al que lanzó el ataque más duro: “No participo de la idea de tener que escoger entre un gobierno que robe y otro que no cuadre las cuentas: quiero un gobierno que no robe y que cuadre las cuentas”. Rivera volvió a pedir a Rajoy que le envíe sus equipos negociadores: “Que nos digan qué puntos quieren incorporar al acuerdo que ya tenemos. No vale decir no a todo”. “Lo que no se vale [sic] es desaparecer del mapa, lo que no se vale es tirar la toalla, lo que no se vale es la inacción de quien se pretende presidente de España”, añadió.

El líder de Ciudadanos elogió a su partido antes de fijar posiciones para las negociaciones: “Hemos sido”, dijo, “pioneros en el ámbito de la regeneración democrática”; “hemos conseguido parar los recortes en sanidad y en educación”, “hemos bajado los impuestos por primera vez en 33 años” (refiriéndose a Andalucía) y, con nueve escaños en el Parlamento andaluz, “hemos conseguido controlar a un gobierno que nunca había sido controlado”.

Rivera aseguró que su partido está siendo “decisivo” en una supuesta transformación de Andalucía. “Lo estamos consiguiendo nosotros”. Aquí hubo aplausos y Rivera dijo que para eso había una “fórmula”, en referencia al modelo adoptado en Andalucía: estar en la oposición, exigir “70 reformas para una investidura”, llegar a acuerdos de gobierno y “trabajar ley por ley”. “Toda España sabe que los únicos que sin gritar consiguen eso somos nosotros”, concluyó.

El candidato de Ciudadanos cerró el primer encuentro de los militantes de Ciudadanos en Andalucía. Ciudadanos tiene ahora 166 concejales en esta comunidad autónoma (algunos han sido expulsados después de ignorar el código ético del partido), nueve diputados autonómicos y más de 6.000 afiliados.

Al menos en esto la nueva política se parece a lo anterior: se glosaron los supuestos logros, se recordó con orgullo el camino recorrido, hubo besos, abrazos y casi todos quisieron hacerse una foto con los políticos que aparecen en televisión. Tampoco faltaron los eslóganes que identifican al partido (“somos gente normal haciendo cosas extraordinarias”, “somos el cambio sensato”; “somos el motor de esta nueva etapa”). Después de la euforia, las apelaciones a los militantes y el reconocimiento propio, Rivera cerró con una llamada a los demás partidos: “Lo que necesitamos es un poquito más de humildad, un poquito más de diálogo”.

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