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Diego Cañamero dejará el liderazgo del SAT en octubre

Diego Cañamero

Lucrecia Hevia

Terminar como empezó, como jornalero. Esa es la intención de Diego Cañamero (Málaga, 1957). Por eso, tras confirmar a eldiario.es/andalucia que dejará de ser el portavoz nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores el próximo 4 de octubre, cargo que ocupa desde 2007, asegura que quedará “vinculado al sindicato porque es inevitable” pero seguirá siendo lo que ha sido siempre: jornalero del campo. Porque “la vida política y sindical no puede ser una cuestión de privilegio al final de mi carrera. Hay que tener un poco de coherencia en lo que uno predica”.

“He cubierto una etapa” explica Cañamero. “Ha llegado el momento de dejar la secretaría del SAT. Hay que darle paso a otra gente que trae mucha energía, gente muy valiosa, con mucha fuerza, tanto hombres como mujeres”. Y entre esos hombres y mujeres, el próximo octubre se elegirán nuevas caras para representar al sindicato.

Diego Cañamero, cuya historia es parte indivisible del movimiento obrero del campo en España y en Andalucía, fue fundador del SOC (Sindicato de Obreros del Campo) en 1976 y su secretario desde 1984 a 2007 cuando nace el SAT como suma de varios movimiento. Desde entonces ha sido el portavoz con un parón durante su trabajo como alcalde de El Coronil.

No duda en relatar los logros de una vida sindical: “Las huelgas de hambre del año 80 con las que conseguimos tantas cosas para los parados de Andalucía, las cooperativas de Marinaleda, el reparto de tierras en las marismas del Guadalquivir... son cosas bonitas”. “Sin nosotros no habría existido el PER, el subsidio, el reparto de tierras, las cooperativas”. Aunque tampoco se quedan atrás los sinsabores: “la cárcel, las multas, los juicios, la represión, no haber tenido una vida familiar...”.

“El campo no ha mejorado mucho”

Lo que sí lanza Diego Cañamero son retos a los que vengan. “La vida del campo no ha mejorado mucho. No ha habido democratización de las relaciones laborales. No hay contratos. En el campo los contratos son verbales y no hay vinculación a la empresa. En algunos aspectos, es incluso peor que antes, porque cuando hay tanto paro como en Andalucía y tanta gente disponible, se producen muchos más abusos, y los inspectores escasean en el campo”.

Eso sí, cree que deja un sindicato “en buenas condiciones” a pesar de “haber sido dañados por multas y represión”. Un sindicato “sencillo”, “humilde”, “muy vinculado a la honestidad de los trabajdores”. “Hemos hecho nuestra aportación a lo que hemos podido como con las Marchas de la Dignidad, por ejemplo”.

Sabe que “el sindicato ha sido un referente. Aunque no nos hayan dado el sitio que nos corresponde siempre”. Asegura que eso es porque “no nos casamos con nadie. Al poder político no le gustamos mucho”. Es una lucha que él califica de “David contra Goliat”.

Ahora da un paso atrás para “terminar como empecé”, pegado a la tierra con un jornal.

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