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La Fundación Madariaga inaugura una exposición apelando a “España, una, grande y libre”

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María Iglesias

El pasado jueves 28, en la Fundación Valentín de Madariaga, varios centenares de fotógrafos - 300 según el comisario y 150 según el director de la entidad- asistían a la inauguración de la exposición “South street photographers”, con imágenes de 25 artistas andaluces. Presidía el acto la vicepresidenta del patronato, Ángela Madariaga, flanqueada por la directora general de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Isabel Ojeda, y el comisario de la muestra Eduardo D’Acosta. Fue Madariaga quien tomó primero la palabra y, tras dar la bienvenida, anunció: 

“Voy a hablar alto y claro. Y a quien no le guste ahí tiene la puerta. Yo no diría que esta es una exposición de 25 fotógrafos andaluces, sino españoles. Porque España es una unidad indivisible”. Entre tres y cinco personas se giraron para salir. Aún a tiempo de oír palabras finales enfáticas: “España, una, grande y libre”, un conocido enunciado franquista.

La declaración de Angela Madariaga ha sido confirmada a eldiario.es/andalucia por tres de los fotógrafos asistentes, Alejandro Antona y José Antonio Flores -dos de los que salieron- y Jesús León, la directora general Isabel Ojeda -“Sí se lo oí decir”-, el comisario Eduardo D’Acosta -“Acabó como Franco”. La coordinadora de Cultura de la Fundación, Ana Medina, por su parte, asegura no haberlo oído, al estar en el patio “aunque oí a dos o tres salir indignados y pensé: ya verás, se va a liar, pero luego en redes sociales todo han sido comentarios positivos de la exposición, lo que me alegra porque se ha entendido que es su opinión y no de la Fundación que no tiene opinión política”. 

El director de la Fundación Madariaga, Luis García de Tejada, en cambio, consideró este domingo, innecesario aclarar lo ocurrido a eldiario.es/andalucia “pues el hecho de que la vicepresidenta hablara en nuestro nombre así como las banderas que tenemos hace días en los balcones ya indican la opinión de la fundación”. Preguntado si la entidad suscribe la proclama franquista de “España, una, grande y libre” manifestó: “Yo eso no lo oí porque me acerqué a ver a los dos o tres que se salieron. Pero si lo hubiera dicho... Ella dijo que está por la unidad de España y ahí tiene a la fundación detrás. Se puede poner con mayúsculas que la Fundación apoya la unidad de España. Tiene todo el derecho como entidad privada”.

La Fundación Madariaga cuyos fines son “actividades de carácter educacional, empresarial, medioambiental, cultural, social y formativo” cuenta con un patronato integrado por descendientes del ingeniero Valentín Madariaga, patrocinios privados y colaboradores particulares y públicos como la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, el Instituto de Cultura y Artes de Sevilla (ICAS), las Universidad de Sevilla y la Pablo de Olavide. Pero, además, como consta en su web: “El día 2 de Mayo de 2006, se firmó el Convenio de cesión de uso del antiguo Pabellón de EE.UU. a la Fundación Valentín de Madariaga-MP. Dicha cesión fue acordada por la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Sevilla con fecha 9 de marzo de 2006”.

“Yo soy el primer dolido”, manifestó ayer a eldiario.es/andalucia el comisario y profesor de la Escuela de Arte de Sevilla, Eduardo D’Acosta “sobre todo porque tratara el sitio como suyo cuando es concesión del Ayuntamiento. Fue”, añadió, “el momento tierra trágame de mi vida. Porque dijo a gente que vino amablemente que se fuera si no compartía sus ideas. Y en tono agresivo”.

La Directora general de Cultura, Isabel Ojeda, aseguró haberse quedado “perpleja, como el comisario. Pero ambos decidimos obviar lo político en los discursos y hablar de lo artístico”. ¿Se planteó irse en algún momento? 

“Cuando dijo que el que no estuviera de acuerdo podía coger la puerta pensé que no lo decía por los presentes sino por los catalanes. Y sí, al final, oí lo de Una, grande y libre, pero me pareció que ni ella sabía lo que decía. No le di más importancia porque era un alegato fuera de lugar, ridículo”. Ojeda describe el instante: “Fue muy violento. Nadie se movía, ni decía nada. Me quedé cortada. No quería faltarles al respeto, discrepando públicamente, en su casa”.

Preguntada acerca de si la cesión municipal del edificio debería limitar la expresión de apología del franquismo en sus actos, Ojeda contestó: “Yo allí consideré que eran palabras aisladas. Ellos hacen muy buen trabajo con el arte contemporáneo y al terminar dije al director, Luis García de Tejada, que la intervención estuvo fuera de lugar y me pareció tan en desacuerdo como yo. Pero si ahora la Fundación cierra filas y esa es su filosofía... eso tendría que verlo la parte de ”memoria histórica“ del Ayuntamiento que no pertenece a Cultura sino a Educación”. 

 Desconcierto y prudencia son los dos sentimientos que, de forma repetida, citan quienes declarándose molestos por palabras y tono no se marcharon. El fotógrafo Jesús León, autor de obra expuesta, triste por críticas en redes a su permanencia en la exposición cuenta: “tras la bienvenida se le fue la cabeza y fue a más viniéndose arriba. ”Estamos en suelo español“, dijo pisando con fuerza y aunque ese final de ”Una, grande y libre“ nos molestó a muchos y nos mordimos la lengua nos quedamos por cariño a los compañeros y el comisario y para que no se montara el pollo”. León, responsable con Charo Corrales de la escuela de fotografía A pie de calle señala: “Tuvo suerte de irse gratis, pero preferimos tomarlo con humor y comentar a la salida que el tema de las banderitas aflora la peor cara de la gente, una ola que crece y puede llegar a peligrosa. ¿Por qué ser tan caínitas y no respetar ideas diferentes?”

Eduardo D’Acosta, por su parte “no quería que ese comentario de quien no ha trabajado en la exposición diera al traste con meses de trabajo de tantos. Allí habría 300 asistentes y normalmente vienen 30. Estaban por el arte, la fotografía no esas ideas políticas, cosa franquista, de no estar en el mundo. Me quedé por respeto a los presentes y la institución pero no comparto esas palabras, de las que nadie me advirtió y quiero que no se confunda con ellas la exposición”. 

D’Acosta, además, vinculó esa proclama con todo un clima. “A los dos días, en la práctica de fotografía que yo imparto para la Fundación, salí con alumnos a la Plaza Nueva y vimos a esos trogloditas con las banderas”, aludió a la concentración el sábado donde, como en la madrileña Cibeles, hubo saludos brazo en alto

La Directora general de Cultura, Isabel Ojeda, sobre un posible vínculo con una escalada de tensión relacionada con el referéndum en Cataluña declaró:  “A mí me parece que todas las partes están siendo manipuladas. Cuando veo los niños con urnas en Cataluña, veo manipulación brutal e igual esta cantidad de banderas en nuestra ciudad. ¿Otra vez vamos a lo mismo?”, se pregunta Ojeda, “¿Enfrentando dos bandos? Yo como trabajo en un ámbito técnico y cultural donde se presupone espíritu crítico, no estoy acostumbrada a estas simplificaciones de buenos y malos”.

Sobre si la apología del franquismo debería tener tipificación equivalente a la apología del terrorismo que ha llevado al banquillo a tuiteros y titiriteros, Ojeda responde: “la verdad no me lo he planteado, porque no pertenece a mi  ámbito”.

Para Luis García de Tejada, director de la Fundación Valentín de Madariaga “alentar la polémica es absurdo y el que esté buscando las cosquilla se va a aburrir”. Según su balance “de las 150 personas sólo recibimos inputs positivos, salvo dos o tres que se salieron al oír a Angela Madariaga pero se quedaron a las cervezas”.

“Yo no me tomé ni una”, niega el fotógrafo freelance José Antonio Flores “y esperé fuera, indignado, para despedirme de los compañeros con el profesor universitario Alejandro Antona”. Éste, por su parte, señala que “aunque sabía que la Fundación es conservadora, no esperaba esa falta de respeto de echar a invitados que no pensaran como ellos. Yo había ido a apoyar a fotógrafos y al comisario, grandes profesionales. Y lo hice al final, pero en el discurso, me salí por supuesto”.

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