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José Luis Guerín hace del cine poesía con 'La academia de las musas'

El Festival de Sevilla aspira a mostrar "ese otro cine español"

Amalia Bulnes

El aplauso a José Luis Guerín (Barcelona, 1960) ayer en Sevilla fue entusiasta, unánime, y no sólo sonoro, sino también visual. Una sala de proyecciones atestada de críticos entusiastas, admiradores, compañeros de profesión, estudiantes y otras subespecies de la cinefilia que se da cita estos días en Sevilla, puede causar en ocasiones un estruendo mayor que el clamor de unas palmas. Sucedió ayer en la presentación en España de 'La academia de las musas', la esperadísima película de Guerín que ya sedujo a la crítica en el pasado Festival de Locarno y que, como contraposición a su anterior trabajo de ficción, 'En la ciudad de Sylvia' (2007), película sin diálogos, es un homenaje a la retórica, la literatura, la poesía y, en definitiva, la belleza de las palabras.

Podríamos decir que 'La academia de las musas' es una respuesta furiosamente verbal a sus trabajos anteriores, dominados por el peso del silencio; un viaje a sus antípodas a bordo de un filme donde las conversaciones entre los personajes se suceden unas a otras casi sin pausa. Un verdadero torbellino de diálogos, tan bellos, tan plásticos, tan poéticos, con tantísima enjundia, que uno siente en algún punto de la película que simplemente debe dejarse arrastrar por la potencia del ciclón.

'La academia de las musas' es una película de ficción rodada con actores no profesionales en la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona. Los intérpretes accidentales son el profesor italiano Raffaele Pinto, devoto de la poesía de Dante; su esposa, Rosa Delor, y un grupo de alumnas con las que establece un círculo de relaciones que pendulan constantemente entre la claridad intelectual y la fragilidad emocional. Encuentros, desencuentros, la literatura, la vida, la muerte y el amor van apareciendo en este relato de tono documental, donde los actores se interpretan a ellos mismos, la mirada se sitúa en el cine de lo real pero que Guerín defiende como una película cien por cien de ficción.

“Me parece incluso abyecto que se pudiera confundir con un documental. He rechazado participar en festivales muy valiosos y que hubieran sido muy buenos para la película porque eran festivales de cine documental; más que reproducir una realidad lo que he hecho es crear una realidad nueva, todas las hipótesis de las que parto son de ficción aunque las emociones, cómo no, sean reales”, asegura Guerín.

Esta película que se gestó a posteriori, en la sala de montaje, fue, en realidad un work in progress, método de trabajo que caracteriza la obra de José Luis Guerin, para quien “lo excitante del cine es que no sé a dónde me va a llevar. Soy el primer espectador sorprendido con la película que estoy haciendo. Si sale bien, llegará a ser una película; si no, se quedará en una hermosa experiencia”, asegura el autor de la multipremiada 'En construcción'.

Es difícil condensar en una crónica periodística la brillante locuacidad con la que el director de cine catalán analizó cada pormenor de 'La academia de las musas' en particular; y del cine como extensión del pensamiento humano, en general. Un aluvión de genialidad que, mágicamente, se encierra en una de sus películas más sencillas, gestada en el ámbito doméstico, sin equipo ni apenas medios. “Nada, utilicé lo mínimo”, asegura Guerín, que se apropia en La academia de las musas de una gran verdad cinematográfica: fue quizás Cocteau -a veces las citas se hacen mayores, se van de casa y es imposible saber quién las parió- quien dijo que el cine sería libre cuando se pudiera hacer con la misma sencillez que un poema. Pues bien, en 'La academia de las musas', Guerín es eso: un poeta.

De las musas a la crisis

Pero la realidad es obstinada y se empeña en abofetearnos cada vez que nos embelesamos con las musas. Así pues, la segunda gran sorpresa de la jornada la trajo el portugués Miguel Gomes (Lisboa, 1972) , que ha estrenado en el Festival de Cine de Sevilla una obra tan monumental como prosaica, una reivindicación política que nada tiene que ver con la poética de Guerín: su trilogía 'Las mil y una noches', una narración coral de seis horas de duración en la que expone, en tres filmes, historias de cómo Portugal ha soportado la crisis y las políticas de austeridad.

Las mil y una noches representará a Portugal en la próxima edición de los Oscars, y surgió en la mente del portugués cuando su hija, de cinco años, le preguntó si no le había podido comprar lo que le había pedido por culpa de la crisis. “Cómo un niño de cinco años conocía esa palabra, que yo no sabía lo que significaba cuando tenía esa edad. Entonces quise contar en una película este tema, que ha afectado a toda la gente, una película en la que pudiésemos hablar de la crisis, pero contando historias, como se les cuentan a los niños”.

Gomes firma con 'Las mil y una noches' una de las producciones cinematográficas europeas más ambiciosas de este año, compuesta de tres películas: 'El inquieto', 'El desolado' y 'El embelesado', en las que, ayudado por varios equipos de periodistas, el cineasta narra diferentes historias relacionadas con la crisis, que enlaza con cuentos de La mil y una noches.

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