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Huelga en la base de Morón en un escenario prebélico

Los alcaldes del entorno de la base de Morón piden al Gobierno que medie para intentar paralizar el ERE

Jorge Garret

En la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla) se vive estas semanas una paradoja: mientras la actividad del recinto alcanza un cénit prebélico, la empresa encargada de la gestión de las instalaciones ha presentado un plan para despedir a 70 de los 450 empleados de la plantilla esgrimiendo causas de “producción”. Los trabajadores de Vinnell-Brown & Root Spain (VBR) están desde esta mañana concentrados en las puertas del centro en la primera de las cuatro jornadas de huelga consecutivas aprobadas en respuesta al Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por la empresa estadounidense, aun conscientes de que las leyes laborales del Gobierno les dejan poco margen de maniobra. Mientras, los alcaldes de las localidades próximas a la base ya han lanzado el aviso a los gobiernos español y estadounidense: “Si la base no da trabajo y es un peligro, ¿para qué la queremos aquí?”, cuestionan.

VBR se hizo con el contrato del Gobierno de EEUU para gestionar el mantenimiento de la base de Morón en 2010. Entonces, manifestó su intención de despedir a 286 trabajadores del centro. En la negociación con el comité de empresa, la cifra se redujo a 150 y poco después quedó rebajada a 119 personas al descubrirse que 31 de los trabajadores incluidos en el ERE ya habían causado baja en la empresa.

Rubén Ballesteros, delegado de Comisiones Obreras en el comité de VBR, sostiene que la empresa tiene “una hoja de ruta muy clara para reducir al mínimo la plantilla y sustituir a los trabajadores españoles por norteamericanos”. Recuerda que a principios de este año, la Administración estadounidense proyectó la posibilidad de que en la renovación del contrato de mantenimiento, en octubre de 2014, se eliminasen otros 144 puestos de trabajo del servicio. VBR se ajusta por eso a razones de producción para presentar este ERE, aunque el comité defiende que las pistas de Morón retratan una realidad muy distinta.

Según Ballesteros, en el primer semestre del año la plantilla española de la base ha realizado más de 3.600 horas extraordinarias, con un incremento global de la carga habitual de trabajo de hasta el 32 por ciento.

Repunte de actividad

En el recinto sevillano hay una fuerza estadounidense flotante de 500 militares, 75 civiles y 15 aeronaves, para funciones, principalmente, de reabastecimiento en vuelo. En abril, el Gobierno español autorizó el despliegue temporal de otros 500 marines y ocho aeronaves, las llamadas fuerzas de reacción rápida, para realizar operaciones en el norte de África y reforzar sus posiciones en el sur de España. El acuerdo tiene un año de vigencia y está amparado en el convenio bilateral de cooperación para Defensa entre EEUU y España.

El cierre temporal de la pista de la base de Rota (Cádiz) por obras durante el verano también ha provocado un repunte de la actividad en Morón. “Aquí no se para. Cubrimos los mismos servicios o más que en condiciones normales mientras no dejan de reducir la plantilla. Nos tememos que su objetivo es sustituir los contratos de trabajadores españoles por empleados estadounidenses contratados en origen, con las leyes laborales que tienen allí, o incluso con militares jubilados que vienen aquí con contrato. Tenemos varios casos ya de contrataciones en estas condiciones”, apunta el delegado de CCOO.

Hay alrededor de 450 trabajadores españoles en la base de Morón. “Esto es como una pequeña ciudad con un aeropuerto, o más bien una gasolinera”. Se encargan de todos los servicios auxiliares de aviación: carga y descarga, limpieza, recogida de pasajes, mantenimiento de instalaciones, servicios de bomberos, mecánica, servicios médicos y una amplia lista adicional. Según el comité, los empleados tienen una edad media de 40 años y una antigüedad media de alrededor de 18 que han adquirido al ir subrogándose sus contratos entre las diferentes empresas que se han sucedido en las adjudicaciones del Gobierno de Estados Unidos. Son profesionales “muy cualificados y muy especializados”, sostiene Ballesteros, cuya recolocación en el mercado laboral es difícil. VBR ofrece a los apercibidos de despido una indemnización de veinte días de salario por año trabajado con un límite de doce mensualidades, el mínimo establecido en la ley.

Los trabajadores han recibido el apoyo de los alcaldes de la comarca, de municipios como Morón, Alcalá, Utrera, Arahal, El Coronil, Los Molares y El Viso. Sus alcaldes advierten al Gobierno de que si los municipios sólo reciben los perjuicios de mantener este tipo de instalaciones, habrá que replantearse su futuro. “Las bases sin ningún tipo de beneficio en el territorio se convierten sólo en plataformas de apoyo a un Gobierno estadounidense que decide no contratar a trabajadores españoles y que no beneficia en nada. Si algo bueno han tenido estas instalaciones ha sido algo de actividad económica y el mantenimiento de unos puestos de trabajo; si eso se pierde, se pierde el sentido de mantener bases americanas en suelo español”, argumenta el alcalde de Morón, Juan Manuel Rodríguez (PSOE).

En la próxima localidad de Rota, la creación de empleo y riqueza ha sido el principal argumento esgrimido por los gobiernos de España y Estados Unidos para posicionar a la población a favor del despliegue progresivo en la base naval de destructores integrados en el llamado “escudo” antimisiles de la OTAN. La huelga de los trabajadores de Morón para defender sus empleos se prolongará hasta el viernes y el comité ya se plantea convertirla en indefinida.

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