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¿Optará el PP por el “comodín” del ministro de Trabajo?

Fátima Báñez sigue sonando en las quinielas para la candidatura del PP-A.

Olga Granado

Si uno es ministro de Trabajo (ahora Empleo) y Seguridad Social parece tener muchas opciones de acabar como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía. Casualidades o no, si finalmente el PP opta por la actual ministra del ramo, Fátima Bañez, para intentar la conquista electoral de Andalucía, se convertiría en la quinta responsable del departamento con este cometido. Quizá sea porque es la comunidad autónoma que más sufre el problema del desempleo, o tal vez porque a quien pase por ese casi siempre ingrato ministerio se le considera con la suficiente madera como la para lidiar con el cometido. Y también, todo hay que decirlo, porque son muchas las veces que le ha tocado a un político de Andalucía llevar esta cartera.

En un contexto en el que cada día que pasa el “ramillete” -palabra que usan habitualmente los populares para referirse al tema- de aspirantes parece más extenso, y más difícil por tanto un consenso, muchos lo ven como una salida lógica, “o incontestable”, como decía este lunes un miembro del PP-A a sabiendas de que se hará lo que diga Mariano Rajoy, que la tiene entre sus favoritos.

El caso es que después del frenazo en seco impuesto la pasada semana a los suyos en Andalucía a la hora de designar al principal opositor de la líder del PSOE-A, Susana Díaz, para las próximas elecciones autonómicas, el nombre de Fátima Bañez se ha revitalizado -de manera más o menos intencionada- en ese banquillo. De todas maneras, fuentes del PP-A -que había conseguido un relativo consenso en torno a su secretario general, José Luis Sanz, e incluso había puesto fecha para el congreso a finales de este año- insisten en que nada ha cambiado y que la dirección regional será escuchada a la hora de elegir al candidato, aunque ya se resignan a que quizá no sea ni en enero cuando toque.

Sería en cualquier caso la cuarta vez en que el PP y el PSOE optaran por ministros del ramo. Lo fue Manuel Chaves entre 1986 y 1990, con Felipe González, año en el que dio el salto a la Junta de Andalucía como presidente. Tuvo que cargar precisamente por ello que reiteradamente la oposición cargara contra él como el “ministro del paro” por la elevada tasa de desempleo que dejaron esos años.

El sucesor que él designó cuando dejó la presidencia de Andalucía, José Antonio Griñán, también estuvo al frente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en concreto entre 1993 y 1996, también con Felipe González, y con él se enfrentó en las últimas elecciones autonómicas otro ministro del ramo, Javier Arenas (lo fue desde 1996 a 1999), con José María Aznar.

E incluso otro ministro de Trabajo y Seguridad Social con el PP, Manuel Pimentel (1999-2000) lideró la candidatura del llamado Foro Andaluz en 2004, cuando ya estaba peleado con los suyos y había iniciado este breve proyecto por cuenta propia. Eran los comicios en los que el PP-A había apostado por Teóflia Martínez para la candidatura y el PSOE-A repetía con Manuel Chaves.

Siempre hay ministros andaluces y en muchas legislaturas desde la nueva democracia ha tocado que sean de esta tierra los encargados de esta cartera. Y por lógica, los ministros de una comunidad autónoma suelen ser de los primeros que suenan en estos procesos, pero lo cierto es que las intenciones del PP-A iban por otro lado, pese a que por ahora haya encajado con disciplina el mandato de la dirección del partido en Madrid. Por eso, la vicesecretaria de Organización del PP-A, Ana Corredera, decía este lunes, evitando mencionar a la ministra, que todas las personas que están sonando “en las quinielas” tienen un “magnífico perfil” para ser cabeza de cartel. “Para mí todos son unos magníficos compañeros y cualquiera de ellos son mejor que Susana Díaz”, recalcado ante la insistencia de la prensa para que definiera el perfil del candidato ideal para el PP-A.

Pero desde la ejecutiva regional hay quienes ven muy arriesgada la apuesta por una ministra a la que le ha tocado capear con algunas de las críticas más duras vertidas sobre el Gobierno de la Nación, especialmente por la polémica reforma laboral, de la que los resultados no están siendo los esperados porque el paro no ha dejado de crecer en España y las condiciones laborales han empeorado notablemente.

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